Medio ambiente

Barcelona derriba el Aquarama de la orca Ulisses y de los espectáculos de delfines

El Zoo inauguró esta instalación hace 54 años y la mantiene sin ningún uso desde que dejó de hacer espectáculos de cetáceos en 2015

BarcelonaEl Zoo de Barcelona cierra este martes de manera definitiva la historia del Aquarama, la instalación que acogió durante décadas las exhibiciones de los delfines y, para los más nostálgicos, el último testimonio del paso de la orca Ulisses por el parque y las instalaciones que tan pequeñas se le quedaron. El espacio, inaugurado en 1968, está cerrado y sin ningún uso desde que en 2015 la ciudad dejó de hacer espectáculos de cetáceos. Este martes ha empezado su demolición, “mucho más que un derribo”, según la alcaldesa Ada Colau, que ha recordado que en 2015 ya decidieron no ampliar el delfinario: “Los animales no son un juguete”. Colau ha presentado el derribo como un salto importante entre el Zoo del siglo XIX y el del XXI. Y el simbolismo del gesto ha quedado más que patente con la presencia de la alcaldesa y hasta tres tenientes de alcaldía para presenciar los primeros adelantos de la cizalla.

Los trabajos de demolición se prevé que se alarguen durante cuatro meses, con un coste de 365.000 euros, y que liberen este rincón del Zoo para que pueda acoger la nueva reserva de animales: una instalación destinada a alojar a todos aquellos habitantes del parque que momentáneamente tengan su casa del Zoo en obras. Será una especie de casa de acogida.

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El cambio, según la dirección del parque, es un paso más hacia el nuevo modelo de Zoo, que se quiere más centrado en las especies autóctonas y en la conservación de animales en peligro de extinción. Los delfines, que ya marcharon del Zoo de Barcelona en el verano del 2020, no quedan incluidos en ninguno de estos dos apartados. La previsión es que la nueva reserva que se tiene que levantar en el lugar que ocupaba el Aquarama se pueda inaugurar en verano del 2024. Tendrá un presupuesto de unos 800.000 euros para construir cinco patios visibles para los visitantes y tres dormitorios. Todo adaptable a las necesidades de diferentes especies.

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El Aquarama y el pabellón de los delfines se inauguraron coincidiendo con las Fiestas de la Mercè, cuando Antoni Jonch i Cuspinera dirigía el Zoo. Las instalaciones estaban inspiradas en las que ya funcionaban en zoos como el Seaquarium de Miami. El de Barcelona fue uno de los primeros parques europeos en tener un espacio de este tipo. El gran reto, como recuerdan desde el Zoo, fue la complejidad de tener que almacenar y mantener en buenas condiciones una cantidad ingente de agua salada.

1994: el adiós a Ulisses

Desde su puesta en marcha, la Aquarama y el delfinario acogieron un total de 31 delfines. La inquilina más especial fue la orca Ulisses, que llegó en 1983 y se estuvo hasta el 1994, cuando fue trasladada al Sea World de San Diego, en Estados Unidos. Aquel día, como ha recordado el director del Zoo, Sito Alarcón, había una cola inmensa de gente que quería ver el último show de Ulisses y Tv3 lo emitió en directo, algo que ahora sería impensable.

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La historia de la instalación se acabó en 2015 cuando Barcelona abolió los espectáculo de delfines y decidió, al año siguiente, renunciar al proyecto previsto para ampliar el delfinario. Este verano se ha empezado a escribir el epílogo con la cizalla que ya ha empezado a arrancar los trozos de hormigón del edificio. La previsión es derribar también el delfinario pero todavía no hay calendario para hacerlo porque hacen falta trabajos previos y hay una parte que todavía usan los trabajadores.

Además de Colau, los tenientes de alcaldía Laia Bonet, Jaume Collboni y Janet Sanz han asistido hoy al inicio de la demolición del Aquarama, que se hace con cizalla y no con la clásica máquina neumática para reducir el ruido y las vibraciones y que los trabajos afecten lo menos al bienestar de animales y visitantes.

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Momento en el cual ha empezado la demolición del Aquarama, en el Zoo de Barcelona.

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El debate sobre el futuro

Collboni ha reconocido que en los últimos años ha habido un debate importante sobre el Zoo y ha remarcado que la demolición del Aquarama simboliza la voluntad de mantener el parque y de no sacarlo del centro de la ciudad. “Es un día muy feliz”, ha asegurado el primer teniente de alcaldía, que ha defendido que se ha buscado un buen destino para los delfines que vivían en el parque.

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"Oír determinados debates sobre el cierre del Zoo duele", ha reconocido Laia Bonet, que es la presidenta de la Fundación del Zoo, y ha celebrado que la ciudad haya apostado por construir un nuevo modelo de parque zoológico y que, pese a la pandemia, se hayan invertido ya 15 millones de euros. “La familia del Zoo ha crecido con muchas familias, que han continuado fieles al espacio”, ha elogiado. “Hoy acabamos con un símbolo del Zoo que había quedado obsoleto y que no queremos continuar usando”, ha concluido Bonet.