Barcelona

Barcelona reabre el debate sobre la escalinata de la Sagrada Família

El gobierno municipal aspira a tener un acuerdo este mandato y que el templo se haga cargo de los costes

BarcelonaBarcelona ha reabierto este jueves por la tarde oficialmente un debate que nunca ha llegado a cerrar: el futuro de la escalinata del templo de la Sagrada Família. La primera teniente de alcalde y concejala de Urbanismo, Laia Bonet, y la arquitecta jefe, Maria Buhigas, se han reunido en el ayuntamiento con representantes de la asociación de vecinos de la Sagrada Família y de la plataforma de afectados por la construcción del templo, a los que han prometido tener una solución cerrada este mismo mandato.

La clave de vuelta del debate sigue siendo la construcción de una gran escalinata que la junta constructora del templo proyecta ante la fachada de la Glòria y que implicaría escombros en dos manzanas, entre las calles Mallorca y Aragó. Así estaba previsto, de hecho, en el plan general metropolitano (PGM) de 1976, que reservaba un amplio paseo de dos islas para que la Sagrada Família tuviera un acceso diáfano que fuera bien visible desde la avenida Diagonal. Sin embargo, esto no impidió que se construyeran viviendas a las que hay que buscar solución si se lleva adelante el proyecto. Ahora la duda es cuántos pisos se verán afectados y cuáles serán.

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Es aquí donde se encuentra encallada la negociación. En la búsqueda de una solución que satisfaga a los vecinos –que reclaman minimizar el número de viviendas afectadas– y la junta constructora del templo, que recela de todo lo que suponga apartarse de lo que ellos interpretan que era el proyecto original de Antoni Gaudí. De momento este jueves el gobierno de Jaume Collboni no ha puesto ninguna propuesta sobre la mesa y se ha limitado a fijar la triple premisa que, a su juicio, debe cumplir el acuerdo sobre la Sagrada Família: se debe cerrar en este mandato, debe ser fruto del consenso y debe garantizar el derecho a la vivienda de las personas que sean expropiadas.

Por parte de los vecinos, el presidente de la plataforma de afectados por las obras, Salvador Barroso, ha reconocido que salen esperanzados con la posibilidad de cerrar un acuerdo en este mandato. También Gabriel Mercadal, representante de la asociación de vecinos, confió en que esta vez sea el bueno y se llegue a un acuerdo con la junta constructora del templo que minimice el impacto sobre los vecinos. Además, deberá acordarse cómo se financian las expropiaciones y las obras, un gasto que el Ayuntamiento quiere que corra a cargo del templo.

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Las propuestas del equipo de Colau

El encuentro ha llegado después de que los vecinos hicieran públicas hace unos días las propuestas que el gobierno de Ada Colau les hizo llegar en el anterior mandato de la mano del entonces arquitecto jefe, Xavier Matilla. Aquellas propuestas, que se habían mantenido ocultas hasta ahora por un acuerdo de confidencialidad entre el anterior gobierno y los vecinos, minimizaba la afectación sobre las viviendas y trazaban un rompecabezas que permitía equilibrar la zona verde, la vivienda y los equipamientos interviniendo en sólo algunas islas de la zona.

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Aunque hubo varias propuestas, hubo una que los vecinos admiten que les gustaba especialmente. En ésta, se reducía la anchura de la escalinata, que pasaba de los 60 metros a sólo 40, lo que permitía reducir sustancialmente las viviendas afectadas y rebajaba la cifra de realojados a 171. Además, estos vecinos se instalarían en un nuevo edificio que se construiría en un solar que ya es propiedad de la Sagrada Família y que está en la misma calle Mallorca, entre Lepant y Marina. Un inmueble en el que, según los cálculos del anterior gobierno, habría otras 72 viviendas.

Además, la escalera que permitía acceder al portal de la Gloria –y que se quiere que atraviese la calle Mallorca a través de una plataforma elevada para permitir que los coches siguieran circulando por debajo– desembocaba en una plaza en un interior de manzana que sólo llegaba hasta la calle Valencia –y no hasta Aragón como se proyecta–, aunque el tramo entre Aragó y València sí debería habilitarse como zona verde. Sin embargo, el gobierno de Collboni no ha querido hacerse suya este jueves ninguna propuesta anterior –tampoco las del mandato de Xavier Trias– y ha dicho que todo el trabajo previo ayuda, pero que es necesario afrontar este debate con la mirada abierta para facilitar un acuerdo entre las partes.