La Barcelona que viene: 12 proyectos que deben transformar la ciudad

BarcelonaBarcelona vive en constante transformación. Así lo atestiguan la infinidad de obras que están en marcha en la ciudad, entre ellas las dos que comienzan este lunes: las de la renovación de la ronda de Sant Antoni y las de la conexión de plaza Espanya con Gràcia –o, cosa que es lo mismo, del Baix Llobregat con el Vallès– mediante la L8. Dos obras que forman parte de la docena de grandes proyectos que deben reformular la capital del país. Doce iniciativas que definirán la próxima Barcelona.

El paseo más emblemático de la ciudad será uno de los protagonistas del cambio. En primavera, cuando acaben las obras del primer tramo de la Rambla entre Colón y Santa Madrona, empezarán los trabajos en el resto del paseo. El último cambio en el proyecto para acortar las obras prevé atacar en tres fases el paseo entero hasta Canaletes. Primero se remodelará la esquina Besòs, después la esquina Llobregat y, finalmente, el tramo central. El objetivo del Ayuntamiento es tener los trabajos terminados en el 2027 y que la reforma –que prevé dar más espacio a los peatones– contribuya a que los barceloneses vuelvan a hacerse suya la Rambla.

Una deuda histórica de la ciudad era la reforma de la estación de Sants. Hace unos meses empezaron unas obras que, cuando hayan terminado en aproximadamente seis años, deben servir para actualizar y ampliar la capacidad de esta infraestructura, pero también para realizar un lavado de cara a su entorno. La reforma, que corre a cargo del galardonado estudio de arquitectos de Olot RCR, abrirá accesos a las cuatro esquinas de la estación y dotará al espacio exterior de más verde y una mejor conexión con los barrios de su alrededor.

Uno de los primeros compromisos del gobierno de Jaume Collboni fue cubrir la ronda de Dalt. El Ayuntamiento ya ha aprobado que esta primavera empiecen las obras del tramo entre la avenida Vallcarca y el IES Vall d'Hebron. En total, se cubrirán unos 340 metros que se sumarán a cerca de 200 que ya se habían hecho en el tramo entre el IES Vall d'Hebron y el mercado del barrio. La cobertura de este tramo –que quiere tenerse a punto también en el 2027– debe ayudar a cerrar la herida entre los barrios de montaña y el resto de la ciudad.

Probablemente, la transformación de mayor envergadura que afronta la ciudad es la de la futura estación de La Sagrera. A pesar de los años de retrasos, y aunque ni siquiera existe todavía una fecha de finalización de las obras, los trabajos avanzan y ya se ha llegado prácticamente al 70% de ejecución. Hace un año se acabaron todas las obras relacionadas con los trenes convencionales (los de Cercanías y los Regionales), pero todavía faltan por terminar otros dos pisos: por encima del metro y las ocho vías de trenes convencionales ya enterradas, hay que instalar un gran vestíbulo y, encima de éste, las vías de la alta velocidad, que en estos momentos y provisionalmente todavía circulan por fuera de la estructura.

Otro gran objetivo de la ciudad es abrirse aún más en el mar. Por eso, el Frente Marítimo es otro de los puntos clave de la transformación de la ciudad. Este proyecto tiene dos obras como símbolo. Por un lado, completar el paseo Marítimo con la reforma del tramo entre el Fòrum y el Complejo Deportivo de la Mar Bella. El inicio de estas obras está previsto para el segundo trimestre de este año, y el aparcamiento que existe ahora en desuso dará paso a un paseo arbolado que llegará hasta la playa a través de rampas y gradas. Por otro lado, está el otro gran frente del litoral barcelonés, el Puerto Olímpico, que vive el tramo final de su reforma de la mano de la Copa América. El gobierno quiere transformar ese espacio –con un ocio nocturno problemático en el pasado– en un polo de economía azul. En el horizonte también existe –aunque en fase mucho más embrionaria– la reforma del Port Vell, con la hipotética apertura de una nueva sede del Liceu.

En marcha desde hace tiempo también están las obras de la Via Laietana, que no prevén estar terminadas hasta dentro de un año y medio. Una tardanza que se explica porque la obra no sólo amplía aceras, sino que también se actúa en el subsuelo. La reforma de esta avenida irá acompañada de la recuperación del edificio de Correos –que ahora será un polo de innovación digital– y el de los antiguos juzgados de primera instancia, que cara al 2026 acogerá oficinas municipales. Se trata de dos obras para revitalizar la parte baja de esa calle.

No está claro que la conexión del tranvía hasta Francesc Macià acabe haciéndose este mandato –Collboni evita ponerle calendario–, pero lo que es seguro es que durante este año el tranvía llegará finalmente hasta Verdaguer. Esto permitirá abrir un tramo de la Diagonal que lleva años empantanado y acelerar la reforma de la zona central de la plaza de las Glòries.

Tampoco tiene calendario elampliación del Hospital Clínic, pero en los próximos años ésta debe ser una de las grandes transformaciones de la ciudad. Después de dar muchas vueltas sobre la ubicación de esta ampliación y unas negociaciones que se han alargado dos décadas, hace un año la Generalitat, el Ayuntamiento, la Diputación de Barcelona, la UB y el propio Clínic llegaron a un acuerdo para situar el Campus Clínic –el nuevo complejo hospitalario que integrará las actividades de investigación, docencia e innovación– en el solar universitario junto a la Diagonal. Además de dar aire a un hospital que se ha quedado pequeño, la ampliación debe permitir liberar un espacio que el Clínic ocupa ahora mismo en el Eixample y que el distrito espera con ganas para poder realizar equipamientos.

En el horizonte de la ciudad existe una conmemoración, la del centenario de la Exposición Universal de 1929, que servirá también para afrontar otra de las reformas pendientes de hace tiempo: Montjuïc. Las obras de remodelación de la Fira empezarán en el 2026, pero el proyecto va más allá. Además de consolidar la ampliación del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) y conectar mejor la zona con los barrios del Poble-sec y la Font de la Guatlla, el Ayuntamiento querría construir en el espacio liberado viviendas públicas y equipamientos como un nuevo centro de atención primaria, un centro para personas mayores y una pista polideportiva.

Otras obras esperadas durante mucho tiempo son las que comienzan hoy por prolongar la línea L8 de Ferrocarriles de la Generalidad de Cataluña (FGC) y unir las estaciones de Plaza España y Gràcia en menos de 10 minutos. Unas obras de ciudad pero con espíritu metropolitano, ya que también conectarán el llamado Metro del Vallès con el Baix Llobregat. Los trabajos deben durar más de cinco años, aunque la puesta en marcha del servicio todavía podría tardar unos meses más.

Hace dos semanas Barcelona reestrenó el Invernadero del Parque de la Ciutadella, en el que fue la primera pieza del macroproyecto que debe transformar esta zona en un polo de investigación referente al sur de Europa. Además de la recuperación, tres otros equipamientos emblemáticos del parque como el Castillo de los Tres Dragones, el Museo Martorell y el Umbracle completarán lo que se ha denominado la Ciudadela del Conocimiento. Todo ello forma parte de la construcción del macrocomplejo científico del antiguo Mercado del Pescado –que incluirá tres edificios y que ya está en obras–, el Polo de Biociencia del CSIC –que se hará donde ahora se encuentra el Parque Móvil del Estado y que acogerá el Instituto de Investigaciones Biomédicas y el Instituto de Biología Molecular– y la Biblioteca Provincial, un proyecto histórico de la ciudad que ahora por fin parece haberse desatascado. Ahora bien, todavía no tiene fecha para que empiecen las obras.

También empezarán hoy las obras de la ronda de Sant Antoni, una de las calles que más polvareda han levantado en el debate municipal en los últimos años. Por último, el gobierno de Collboni ha mantenido el proyecto impulsado el mandato pasado por el equipo de Ada Colau y la avenida –fronteriza entre los barrios del Raval y de Sant Antoni– será 100% pacificada entre Floridablanca y Villarroel, mientras que entre esta última calle y Urgell sí que podrán circular los autobuses. Mediante la pacificación de esta calle, junto con las obras de la Via Laietana y la Rambla, Barcelona completa un cambio absoluto en las principales arterias de Ciutat Vella, ganando espacios peatonales en un distrito especialmente congestionado.