Collboni muestra sintonía con ERC a la espera de elegir socio

BarcelonaEl primer pleno del año en el Ayuntamiento de Barcelona ha sido también uno de los más cortos en mucho tiempo. A falta de un orden del día con mayor contenido, el principal punto de interés de la sesión ha sido observar si Jaume Collboni daba alguna pista sobre sus preferencias de cara a incorporar algún socio a su gobierno municipal. Y si bien el alcalde se ha guardado bastante con mostrar explícitamente sus cartas, sí que ha habido algunos gestos que han evidenciado la sintonía creciente con ERC.

Y eso que el pleno ha comenzado con la aprobación definitiva de la nueva tasa de terrazas que el PSC salió adelante con los votos de Junts, PP y Vox. Pero a partir de ahí, el entendimiento con los republicanos se ha dejado ver en puntos como un ruego sobre la figura del alcalde de noche o, sobre todo, una propuesta de Esquerra para endurecer la persecución contra los casos de mobbing inmobiliario incrementando las inspecciones sobre todo en las fincas con un único propietario. La propuesta, pactada con el PSC, ha salido adelante también con los votos de los comunes. La misma mayoría había aprobado antes una iniciativa de los comunes para incrementar el asesoramiento a los inquilinos ahora que deberá entrar en vigor la nueva regulación de los precios.

El hecho de que cada movimiento se observaba con lupa se ha puesto de manifiesto en varias intervenciones, como cuando el concejal de Junts Damià Calvet ha vaticinado la entrada de ERC en el gobierno municipal durante el debate de la propuesta contra el mobbing. También cuando la líder de los comunes, Ada Colau, ha presionado para articular un gobierno tripartito al remarcar la mayoría que había hecho posible aprobar las dos propuestas sobre vivienda.

El dilema de Esquerra

De momento, todo sigue igual en el Ayuntamiento. A la espera de un movimiento definitivo de Collboni –que ha aplazado la conferencia que debía dar la próxima semana– para saber si quiere un gobierno tripartito o uno sólo con ERC, los republicanos han debatido esta semana internamente el escenario que tienen delante. El partido no quiere un pacto que incluya a los comunes y se divide entre los partidarios de entrar en el gobierno con Collboni y los que no ven claro el movimiento.

Las asambleas de las agrupaciones locales de estos días han constatado la división de opiniones, con argumentos que podrían simplificarse así: los detractores de entrar en el gobierno no se fían de Collboni y temen que un acuerdo con el PSC en Barcelona mini las opciones de ERC a unas catalanas del 2025 en las que se quiere alertar del riesgo de una sociovergencia. En cambio, los partidarios del pacto lo ven como una oportunidad de asomarse a la ciudad, desgastar a los comunes –con quienes tienen la frontera electoral– y hacer bandera de las políticas de vivienda en un momento en que debería notarse efecto de la regulación del alquiler y se pueden inaugurar nuevos pisos públicos.

Este viernes el presidente de ERC, Oriol Junqueras, reivindicaba a través de las redes el pacto contra el mobbing en el Ayuntamiento. “Desde el grupo municipal trabajamos para que este tipo de cuestiones se solucionen. Todos estamos obligados a ponerle el cuello”, ha defendido.

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