Las duchas del Gimnasio Sant Pau peligran por el retraso de pagos del Ayuntamiento

BarcelonaUn nuevo tropiezo pone en peligro la supervivencia del Gimnasio Social Sant Pau tal y como lo conoce el barrio del Raval. Si el Ayuntamiento de Barcelona no transfiere parte de la ayuda de 200.000 euros concedidos para ofrecer el servicio de duchas, el gimnasio avisa de que deberá cerrarlo.

La cooperativa que lo gestiona también ha denunciado que de los 370.000 euros totales concedidos en ayudas para 2023, obtenidas después de presentarse a 32 convocatorias, sólo ha recibido 14.500. Esto hará imposible, a corto plazo, que el gimnasio mantenga abierto el servicio de duchas, que atiende a unas 200 personas en situación de vulnerabilidad. "Tenemos hasta final de mes", ha dicho la presidenta de la entidad, Lara Cáceres, este jueves.

En una rueda de prensa ante el local provisional, en la calle de las Floristas de la Rambla, Cáceres, los trabajadores de la cooperativa, asociaciones vecinales y Rose Mary, una persona sin hogar usuaria del servicio de duchas, han expuesto qué implicaría el cierre del servicio.

Aparte de cancelar la oferta de higiene básica a las 200 personas que lo utilizan —"sin el que no sabré qué hacer", dijo Rose Mary—, el gimnasio deberá hacer un ERTO que afectará a parte de la plantilla y dejará el distrito de Ciutat Vella sin el único servicio de duchas municipal y un núcleo social. "El Gimnasio Social Sant Pau no sólo es un gimnasio, reduce las desigualdades en uno de los barrios con más desigualdades de una de las ciudades con más desigualdades de Europa", ha dicho Marc, técnico del servicio de gimnasio.

La cooperativa también ofrece un servicio de cambio de ropa y reparto de comidas, que aseguran que también debería suspenderse si la situación no cambia antes de fin de mes. Freddy Geovanny Romero, uno de los beneficiados de esta iniciativa, dijo en septiembre al ARA que el San Pablo "es una bendición". "Amortigua el golpe de vivir en la calle", decía Romero, quien asegura que dignifica a los sin hogar.

El servicio de gimnasio gratuito para algunos de los asistentes, por ahora, no se vería afectado por los impagos, pero Cáceres asegura que el futuro de este servicio peligra si no llega el dinero comprometido. Actualmente, las actividades que se despliegan desde enero de acuerdo con la cantidad presupuestada se sufragan con el sueldo de parte de los trabajadores, algunos de los cuales llevan un tiempo sin cobrar por culpa de la situación, explica la entidad.

Cáceres también asegura que deben dinero a proveedores y que la Fundación Arrels ha tenido que dejarlo para poder declarar el IRPF para "estar al corriente de pago y poder pedir subvenciones". "Las entidades privadas están respondiendo a la situación, pero las públicas no", sentencia la presidenta.

Poca paz para el gimnasio

Desde la cooperativa veían con ambición el curso de 2023, después de recuperar la actividad deportiva —inherente a un gimnasio— junto a la plaza de la Gardunya, junto a la Boqueria. No podían prestarla desde la pandemia. Además, conseguían salvar una orden de desalojo en el antiguo edificio del número 46 de la ronda Sant Pau,esquivada in extremispor el pacto al que llegaron el Ayuntamiento de Ada Colau y el empresario Jaume Roures para comprar el edificio.

Ahora sus objetivos se pueden volver a truncar, a la espera de la respuesta al toque de alerta que el Sant Pau ha lanzado al Ayuntamiento. Según informaron en un comunicado, el grupo municipal de ERC exigirá al equipo de gobierno de Jaume Collboni (PSC) el pago de los atrasos y prevé llevar una iniciativa al próximo plenario para que los responsables municipales tengan que dar explicaciones. "La ciudad no puede prescindir del servicio que aporta el gimnasio", dice el comunicado: "El grupo municipal exige al gobierno de Barcelona que ejecute el pago de forma inmediata".