La huella metropolitana de las restricciones en los pisos turísticos en Barcelona
Los pisos turísticos se han multiplicado en los últimos años en las ciudades cercanas a la capital
BarcelonaCuando hace dos semanas el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, anunció que la ciudad eliminaría todos sus pisos turísticos en los próximos cinco años, muchas miradas se dirigieron a Nueva York. La ciudad norteamericana es pionera en la lucha contra este tipo de alojamientos desde que el pasado mes de septiembre aprobó una medida que popularmente se ha denominado Veto en Airbnb y que, entre otras cosas, obliga al anfitrión a compartir el piso con los visitantes mientras están ahí. Los nueve meses que han pasado desde entonces han permitido empezar a observar ya algunas consecuencias derivadas de esta restricción, que ahora desde Barcelona y su entorno se analizan con lupa.
Uno de los aspectos derivados de la restricción ha sido la creación de un mercado negro de pisos turísticos contra el que Nueva York debe dedicar muchos esfuerzos. Pero la consecuencia de la medida que más atención suscita en la capital catalana y los municipios de su entorno es, sobre todo, cómo desde septiembre se han multiplicado los pisos turísticos en ciudades cercanas como Nueva Jersey, especialmente en las zonas mejor conectadas con la gran ciudad.
El impacto del Peuat
De ahí que la pregunta legítima de que se haya hecho mucha gente es si en el caso de Barcelona puede estar a punto de pasar lo mismo en los municipios de su alrededor. Es decir, si el anuncio de Collboni de suprimir todos los pisos turísticos puede acabar trasladando este tipo de negocio a ciudades como Hospitalet de Llobregat, Sant Adrià de Besòs o Badalona, por ejemplo. La respuesta, sin embargo, es que esto ya ha pasado: Barcelona ya restringió la llegada de nuevos pisos turísticos con la aprobación en 2017 del Plan Especial Urbanístico para Alojamientos Turísticos (Peuat) que, si bien a diferencia de ahora, no cerraba pisos turísticos, sí que debía evitar su apertura.
Basta con mirar los datos que publica el departamento de Empresa para ver el impacto que, desde entonces y hasta 2023, ha tenido la medida. Tal y como puede ver en el gráfico, en Hospitalet de Llobregat el número de viviendas turísticas legales ha pasado de 210 a 508 (un 142% más); en Sant Adrià de Besòs, de 26 a 280 (un 997% de incremento); en Badalona, de 57 a 227 (un 298,5% más) y en Sant Cugat del Vallès, de 19 a 95 (un 400% de incremento).
Ahora bien, ¿significa esto que la voluntad de Barcelona de eliminar todos los pisos turísticos multiplicará este crecimiento en otras ciudades? No hace falta que sea así. De entrada, todas estas ciudades están afectadas por el decreto de la Generalitat sobre los pisos turísticos, por el que no pueden conceder nuevas licencias de pisos hasta que no adapten su planeamiento urbanístico a la nueva norma. Además, en los últimos años todas ellas han tomado medidas para contar con sus propias regulaciones.
En el caso de Hospitalet, por ejemplo, fuentes municipales recuerdan que en el 2019 ya se aprobó una primera modificación del PGM para que sólo se concedieran licencias para pisos turísticos, albergues, hostales y pensiones en edificios enteros. También en Badalona se reivindican las medidas tomadas, y fuentes del gobierno municipal recuerdan que desde hace diez años tienen una limitación "suficientemente exigente" que, entre otras cosas, impide dar licencias en todo el frente litoral.
Tanto L'Hospitalet como Badalona, además, remarcan que pese al crecimiento de los últimos años en sus ciudades no hay ningún problema con los pisos turísticos como sí ocurre en Barcelona. Tampoco Sant Cugat tiene. La concejala de Promoción de la Ciudad, Esther Madrona, opina que la eliminación de los pisos turísticos en Barcelona "no tendrá un gran efecto en el día a día de Sant Cugat", y explica que gran parte de la ocupación turística de la ciudad recae en los días entre semana porque la ciudad recibe "más empresarios que turistas de fin de semana o festivo".
En cambio, Sant Adrià de Besòs sí admite una problemática grande con los pisos turísticos, ya que según las cifras del Ayuntamiento hay 320 dentro de un parque de vivienda de 13.000 pisos. "Es una cifra muy alta", subraya el teniente de alcaldía de Territorio, José Antonio Gras, quien en conversación con el ARA explica que el objetivo del consistorio es hacer como Barcelona y poder eliminar todos los pisos turísticos de la ciudad en en los próximos años.
¿Es necesaria una regulación metropolitana?
Pero no sólo los pisos turísticos se han multiplicado en torno a Barcelona desde la aprobación del Peuat. También los hoteles. En Sant Adrià, por ejemplo, ha pasado de poco más de 60 habitaciones a más de 800 con la apertura de dos grandes hoteles en la zona del Fòrum, mientras que en Hospitalet en los últimos años se ha duplicado la oferta y ahora hay 30 hoteles, en buena parte gracias a la actividad derivada de la Fira.
Esto lleva también a preguntarse si no haría falta una normativa unitaria a escala metropolitana a la hora de regular también el turismo, ya que el traslado del alojamiento turístico a ciudades cercanas a Barcelona no reduce la presión sobre el espacio público de la ciudad y puede terminar, por ejemplo, tensando el transporte.
Desde Sant Adrià, Gras cree que sería positivo que los municipios de la región metropolitana tuvieran informes o un modelo de ordenanza compartido. También que se centralizara desde el AMB un "equipo potente de inspectores" para poder luchar contra la oferta ilegal, ya que muchos municipios no pueden disponer de ella.
Desde Barcelona, el teniente de alcalde de Economía, Jordi Valls, subraya que la capital catalana es "muy respetuosa con la autonomía local que tiene cada municipio", pero admite que, al igual que incluye las estructuras de movilidad o la gestión del agua, la planificación metropolitana en un futuro también deberá incluir la gestión del turismo.