Barcelona

La masificación de las Fiestas de Gràcia preocupa a los vecinos: "Mueren de éxito"

Los vecinos ultiman la decoración de las 23 calles que lucirán a partir del 15 de agosto

Pau Castellote
y Pau Castellote

Barcelona"Queremos una fiesta por y del barrio, no un Port Aventura". Así se expresa Sergi Font, presidente de la Asociación de Vecinos de Verdi del Mig, partidario de revisar y trabajar por un cambio de modelo de la fiesta mayor de Gracia, mientras ultima la decoración de este año, dedicada a “El flautista de Hamelín”. Pasear por los espacios adornados de Gracia el último fin de semana antes de que empiece la fiesta significa ver a muchos vecinos que van por trabajo. Con la expectativa de cómo será la fiesta de este año, hay certezas que los vecinos del barrio ya van constatando año tras año. “Cada año escuchas más inglés y menos catalán. Yo intento irme del barrio porque es un poco estresante”, explica Ramon Català, vecino de Gracia.

La masificación de las fiestas vuelve a ser, un año más, el debate central estos días festivos. En 2022, el año con más visitantes, llegaron a los tres millones. “Lo hemos creado nosotros”, reconoce Font sobre el turismo masivo local e internacional que visita el barrio estos días, y añade: “Hay que revertirlo porque se nos ha escapado de las manos. La Fiesta de Gracia muere de éxito”.

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Discrepa, en cambio, Carlos Rosales Gallegos, de la comisión de fiestas de la plaza Rovira y Trias: "Si viene tanta gente, algo estaremos haciendo bien". Gallegos lleva más de diez años decorando la plaza, y ve la afluencia de gente como un reconocimiento del trabajo. Sin embargo, considera que la suya es una posición privilegiada: “Personalmente, no tengo ningún problema, pero nosotros estamos en una plaza; no estamos tan apretados como en una calle”.

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El relevo generacional

Otra de las dificultades a las que se enfrenta la fiesta mayor de Gracia es la de conseguir relevo generacional de los festeros. Aquellas calles que se aseguran grupos de jóvenes en las filas para preparar la decoración ven su futuro próximo garantizado, pero no ocurre en todos los casos. Con los años, algunos decorados se ven amenazados. “Sin relevo generacional esto se muere”, vaticina Font.

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No hay que instalarse en el pesimismo más radical. En 2019, antes de la pandemia, se alcanzaron cifras récord en este siglo, con 24 calles y plazas, los mismos que en el año 2001, hasta ahora el que registró más participación. Este año se roza la marca, con 23 espacios adornados. Casos como el de la plaza Rovira y Trias, donde Gallegos ve el futuro asegurado “no por la cantidad de socios, sino por la edad (ha entrado una generación de treintañeros)”, o el de la calle de la Perla invitan al optimismo.

El caso de la comisión de fiestas de la Perla es distinto. El año pasado un grupo de jóvenes tomaron el relevo a “las perlas” después de que el actual presidente avisara a compañeros del Casal Popular Tres Lliris de que la Perla dejaría de formar parte de la Fundación por inactividad. La amenaza hizo que se organizaran para evitar la desaparición, apunta Joan Llansà. Ningún miembro de este tan ansiado relevo generacional vive en la calle de la Perla por la gentrificación o la precariedad, según Llansà, y eso molesta a algunas personas: “El otro día discutía con una vecina que me recriminaba que no vivimos en la calle”, explica.

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Actitudes incívicas

Entre los vecinos y vecinas que han visto evolucionar la fiesta durante muchos años también preocupan las actitudes incívicas de algunas de las personas que asisten. "Las fiestas se han deteriorado por la gente que viene: gente que va bebida", opina Sílvia Güell, que recalca que de estos los hay "locales y de turistas".

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Núria Serradell, vecina de la calle Verdi, coincide con esta línea: “El problema es el comportamiento de la gente. Pero no solo en Gracia, sino en todas las fiestas”. Como la mayoría de vecinos, Serradell y Güell disfrutan de las fiestas, pero encuentran algún motivo para sentirlas algo menos suyas. "Yo me voy. La masificación me agobia", explica Serradell.

Para combatir este sentimiento, Font ha decidido que Verdi del Mig quizá cambiará el planteamiento de cara al 2024: “Lo que no puede ser es que por las noches no podamos estar en la calle, y tengamos que estar dentro del local”. Font está decidido a recuperar la fiesta por él y por sus vecinos: “Con cuatro papeles bien puestos ya queda una decoración chula. También nos planteamos dejar los conciertos de noche y hacerlos a la hora del vermú. Hay que bajar la intensidad en todos los sentidos”.

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