La preocupación por la vivienda en Barcelona bate récords
El acceso a un hogar es ya el principal problema personal de los barceloneses y el segundo gran problema de la ciudad
BarcelonaEl problema de la vivienda sigue desbocado en Barcelona. Al menos, así lo sienten sus ciudadanos. La encuesta de servicios municipales del Ayuntamiento de Barcelona hecha pública este viernes muestra cómo en poco tiempo la preocupación por la vivienda se ha disparado entre los problemas más graves de la ciudad. Un 20,8% de los encuestados lo considera el principal quebradero de cabeza de la capital catalana, 8,5 puntos más que hace sólo un año. Un crecimiento exponencial que lleva la preocupación por la vivienda al valor más alto que se ha registrado nunca en esta encuesta, que se hace desde 1989.
Sin embargo, la vivienda no llega todavía a ser el primer problema de la ciudad para los barceloneses –lo que sí ocurre ya en el barómetro municipal, con una muestra inferior–. En el caso de la encuesta de servicios municipales, los ciudadanos que han respondido al cuestionario siguen considerando mayoritariamente que la principal dificultad de la capital catalana tiene que ver con la seguridad. Un 26,5% la sitúan al frente de la lista de problemas, un punto menos que hace un año. Sin embargo, por distritos destaca Ciutat Vella, donde un 45,6% consideran la inseguridad el primer problema de la zona.
Ahora bien, cuando se pregunta a los encuestados por el problema personal más grave –no el del conjunto de la ciudad– es la vivienda la que toma la delantera. Un 16,1% responden que éste es su principal quebradero de cabeza, frente a un 13% que optan por la inseguridad. Hace un año, en la anterior ola de la encuesta de servicios municipales, estaba al revés. La inseguridad lideraba la lista con un 14% por delante de la vivienda, que era segunda con un 10,7% de las respuestas.
Ante estos datos, la primera teniente de alcaldía, Laia Bonet, ha reivindicado el trabajo realizado por el gobierno de Jaume Collboni para garantizar "el derecho de los barceloneses a quedarse en la ciudad". En este sentido, ha subrayado medidas como la declaración de toda la ciudad como zona tensionada para poner un tope a los precios del alquiler, el anuncio de la supresión de todos los pisos turísticos que existen en Barcelona y los esfuerzos por llegar a una producción propia de 1.000 viviendas protegidas cada año.
Continúa el retroceso del catalán
La encuesta también consolida otra de las dinámicas que lleva ya tiempo mostrando la capital catalana: el retroceso del catalán como lengua habitual. Si hace un año sólo el 36% de los encuestados decían hablar en catalán habitualmente, esta vez la cifra todavía retrocede un punto más y cae hasta el 35%. Es la cifra más baja desde que se empezó a hacer la pregunta en 1989. Entonces el 49% de los barceloneses escogían el catalán como su lengua habitual. También desciende un punto el uso del castellano (55%), mientras que los barceloneses que utilizan habitualmente otras lenguas son ya el 10%, dos puntos más que el año pasado.
En cuanto a la percepción sobre la evolución de Barcelona, el pesimismo sigue mandando entre los encuestados. Un 47% considera que la ciudad está peor que hace un año, mientras que un 30% cree que ha mejorado. Sin embargo, el consistorio ha querido hacer una lectura positiva de los datos, y ha subrayado que quienes creen que Barcelona va mejor han crecido en dos puntos respecto al año anterior mientras que los críticos se mantienen estables. Desde el Ayuntamiento subrayan, además, que al inicio del mandato quienes la veían peor eran un 54%.
Sin embargo, la encuesta de servicios municipales muestra también una pequeña mejora en la opinión sobre la gestión municipal, que con una nota de 6,4 y dos décimas más que hace un año, logra la valoración más alta desde 2018. reconociendo". La teniente de alcaldía ha destacado también que los encuestados puntúan con un 7,5 su satisfacción por vivir en Barcelona.
Los resultados de la encuesta –la más amplia que hace el Ayuntamiento– se obtuvieron a través de 6.000 entrevistas presenciales realizadas entre el 10 de febrero y el 7 de mayo a personas que llevaban al menos seis meses residiendo en la ciudad.