AL SOCIO NO SE LO PUEDE ENGAÑAR

¿El barcelonismo está preparado?

¿Aceptaría aparcar los resultados unos años a cambio de construir un equipo atractivo a medio plazo?

Albert Llimós
y Albert Llimós

¿El barcelonismo está preparado para aparcar los resultados durante un par de años a cambio de construir un equipo atractivo a medio plazo? Dicho de otra forma: echar a unas cuantas vacas sagradas y apostar decididamente por jugadores jóvenes o por hacer crecer a futbolistas del plantel, seguramente todavía no lo bastante maduros. En definitiva, abandonar el resultadismo o el cortoplacismo habitual en el fútbol para mirar un poco más allá, a un horizonte de dos o tres años vista. ¿Los aficionados del Barça —socios incluidos— estarían dispuestos a cambiar a jugadores contrastados —por lo que hemos visto hasta ahora, pueden dominar en la Liga, pero no en Europa— por futbolistas de futuro? Una apuesta, evidentemente, que no te garantiza el éxito: estos dos o tres años de transición hasta consolidar al modelo pueden no salir bien y hacer entrar al equipo en una peligrosa y larga travesía del desierto. O al revés: ¿quién te dice que no saldrá bien desde el principio y se podrán levantar títulos desde el primer año?

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Y el segundo debate. ¿Alguien en la junta es capaz de plantearse este camino? En un club voraz como el Barça, con el mal regusto de este curso a pesar de ganar la Liga y ya veremos si la Copa, ¿alguien está capacitado para tomar decisiones en este sentido? Gobernando a golpe de encuestas seguro que no. Y más sabiendo que el tsunami que puede haber si la apuesta no es acertada te puede barrer. Realmente, no es fácil emprender este camino. Ni cuando ganas —no te atreves a cambiar el statu quo del que también formas parte— ni cuando pierdes —te sientes débil y vulnerable, con miedo. Pero Bartomeu, que sabe que tiene una fecha de caducidad improrrogable y no puede optar a la reelección, debería poder asumir este reto. Él sí que podría iniciar un proyecto valiente pensando a medio plazo. ¿Ahora bien, cree en ello? Y no hablo de proclamas y pancartas de cara a la galería, hablo de decisiones que pueden ser impopulares.

Un debate que debe ir ligado no sólo a nombres de jugadores, sino también al del entrenador. Son cuestiones que van irremediablemente ligadas: debe valorarse si este cambio debe hacerlo un entrenador como Valverde —hasta ahora, pragmático— o alguien que no tenga miedo de la sacudida. Para seguir con la línea de los últimos años, poniendo más énfasis en el qué que en el cómo y defendiendo la máxima de que el fin justifica los medios, seguramente seguir con Valverde es una buena opción. Y lo dice uno que se ha aburrido mucho viendo al Barça. Ahora bien, si la apuesta debe ser la otra, ser valientes y recuperar la esencia, debe buscarse otra figura que la lidere desde el banquillo. Espero que este debate no se posponga unos cuantos veranos más, hasta que Xavi esté preparado. Cuanto antes empiece, mejor, ya que la sacudida podrá hacerse bajo el paraguas de Messi.