Los Bomberos ya no bajan por barras para apagar incendios
Un grave accidente en Falset en los años 90 precipitó su eliminación
BarcelonaHabía una época en la que los Bomberos iban a apagar incendios en carruajes empujados por caballos. En los parques, donde ahora hay camiones, mangueras y todoterrenos, antes había bebederos, comederos y heces por el suelo. El 21 de abril de 1878 los bomberos de la compañía Engine Company 21 estaban de guardia en el parque de Chicago. La distribución del edificio no era muy diferente a la actual: abajo estaban los caballos, en la primera planta las habitaciones y en lo alto un almacén de balas de paja para los animales. En ese momento, estaban cargando balas desde la planta baja hacia el almacén con una madera que sujetaba el mecanismo. En lo más alto del edificio estaba el bombero George Reid. De repente, sonó la alarma. Reid debía bajar dos plantas por una escalera de caracol, y tomó una decisión que acabaría revolucionando su oficio: saltó y bajó deslizándose por el palo de madera. El capitán, David Kenyon, sorprendido por los minutos que había ganado su bombero, decidió hacer un agujero dentro del parque y ponerle una barra para bajar siempre así.
De Chicago se expandió por todos los Estados Unidos, y de América viajó hasta Europa. Cataluña no fue una excepción y la gran mayoría de parques se construyeron con esta barra. Una decisión totalmente improvisada fue el origen de una de las insignias más conocidas de los bomberos, sobre todo para los niños que visitan las instalaciones con las escuelas y por lo primero que preguntan es por esta "atracción", según explica más de un bombero. La realidad, sin embargo, es que la barra para bajar pisos es un invento que ha quedado anclado en otra época y ahora prácticamente no se utiliza. De hecho, desde hace varios años en Cataluña está prohibido para prevenir riesgos en el ámbito laboral. Ahora mismo, sólo quedan barras en una decena de los 70 parques de los Bombers de la Generalitat.
Este cambio de paradigma se produjo tras un grave accidente a principios de los años 90 en Falset, en el Priorat. Según explican testigos de los hechos, en esa época los Agentes Rurales guardaban sus vehículos en los parques de Bombers. En Falset, la mayor parte de la plantilla de bomberos eran todavía voluntarios y eso quería decir que por la noche ya no quedaba casi nadie en el edificio. Los últimos en llegar eran los Agentes Rurales, que aparcaban su coche pasadas las 20 horas. Normalmente, nunca subían al piso de arriba, donde estaban las habitaciones de los bomberos, pero ese día uno de los dos agentes rurales tuvo que ir al lavabo, que estaba en la primera planta. La puerta del baño estaba justo al lado de la puerta que conducía al agujero de la barra, de más de cuatro metros de profundidad. El hombre se equivocó de puerta, cayó abajo por el agujero y sufrió una grave lesión medular. Ese fue el punto de inflexión. El jefe de la región de emergencias de Tarragona decidió eliminar todas las barras y poner lavabos en las plantas bajas.
Así empezó un goteo de bajas. Algunas barras fueron eliminadas y otras simplemente tapiadas y todavía están ahí. Como en el parque de Tivissa, donde pusieron un tabique. Según fuentes de los Bomberos, en Girona ya no queda ninguna, al igual que en Tarragona, Lleida y las Terres de l'Ebre. Sólo quedan algunas en las regiones metropolitanas y en la central. Cuando se construye un nuevo parque, por ejemplo, ya no se instala ninguna. Todo esto sumado a que desde hace menos de una década está prohibido utilizarlas para prevención de riesgos laborales. Fuentes del cuerpo admiten que era una medida muy "estadounidense" e incluso algo "peliculera". Dependiendo de la distribución del parque podría llegar a ser práctico (si tenía las habitaciones justo encima de las cocheras, por ejemplo), pero después de que las eliminaran realizaron pruebas calculando cuánto tiempo perdían y tampoco había mucha diferencia.
Hablamos de segundos de diferencia, sobre todo ahora que la mayoría de escaleras de los parques son amplias. Hay que tener en cuenta que por la barra sólo podían bajar uno por uno, y por las escaleras pueden hacerlo todos de golpe. Pusieron el cronómetro en marcha y la diferencia, según testigos de algunos parques, no subía de los diez segundos. Parques como Mataró, Badalona, Caldes, Viladecavalls o Sabadell todavía tienen la barra y son testigos de esta parte de la historia, ya superada, de los Bomberos.