Cajas botín: el salto de los videojuegos a las apuestas

Carina Bellver
y Carina Bellver

BarcelonaLa cuarta tipología de juego con dinero más consumida durante el confinamiento, según el ministerio de Salud, fueron las llamadas cajas botín, también conocidas como loot boxes, recompensas que los jugadores reciben a través de micropagos para conseguir nuevos personajes, tesoros o habilidades de manera aleatoria, sin saber qué ni cuándo les tocará. Este elemento de sorpresa es el que asimila las cajas botín a las apuestas con dinero y hace que sean potencialmente adictivas. “Vemos una relación directa entre estas recompensas y la posibilidad de que sean un precipitador de conductas ludopáticas”, advierte Josep Lluís Matalí, coordinador de la unidad de conductas adictivas de Sant Joan de Déu.

La literatura científica recoge una docena de estudios que certifican que las loot boxes comparten con los juegos de azar características estructurales y psicológicas. Es más, el último de estos estudios, publicado en Reino Unido, establece una correlación entre las cajas botín y los problemas de adicción a las apuestas.

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En Catalunya, las unidades de adicciones conductuales comparten la opinión de que las loot boxes son, directamente, un juego de apuesta encubierto. Como pasa con las tragaperras, el premio aparece después de un número desconocido de jugadas que va variando, sin una regularidad que el jugador pueda descifrar.

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El potencial adictivo descrito en las cajas botín hace que sean un peligro, especialmente para los menores. Según la dirección general de Ordenación del Juego, más de la mitad de los principales juegos disponibles en teléfonos móviles y un 35% de los juegos más importantes de ordenador ofrecen loot boxes. Además, la presencia de estos micropagos es constante en videojuegos calificados para menores de 18 años. Como ejemplo, de 54 juegos de descarga para móviles que ha analizado el organismo, 51 están calificados para mayores de 12 años y 31 para menores de 7 años. Y según un estudio publicado en junio por la Universidad Internacional de la Rioja, casi un 30% de los menores españoles han comprado cajas botín en los últimos 12 meses y, de estos, el 91% lo han hecho con el visto bueno de la familia. En 2020, estos micropagos generaron 15.265 millones de dólares en ingresos y en 2025 se prevé que la cifra logre los 20.300 millones, según Statista.

Ante esta realidad, el ministerio de Consumo estudia prohibir solo a los menores el acceso a las loot boxes, mientras el gobierno catalán aboga por una prohibición sin distinciones de edad, como hacen Bélgica o los Países Bajos.