Sociedad/Abusos

Chicas de fiesta en Lloret: “Nos da mucho miedo que nos pinchen a nosotras o a una amiga”

Las jóvenes toman más precauciones que nunca para evitar ser víctimas de pinchazos

Lloret de Mar“Hace una semana que no deja de enviarme tiktoks, instagrams, capturas... y ahora decía: «Mira este, tiene pinta de ser de los que pinchan»”, describe Pol, de 19 años y de Lloret de Mar. Está con su pandilla de amigos de fiesta y lo explica abrazado a la persona de quien habla, Marina, de 16 años. “Me da mucho miedo que me pinchen, ya no voy nunca sola y no puedo dejar de mirar todo lo que sale del tema”, admite la chica con la mirada bajada. “La quiero como a una hermana y, si le hicieran algo, se me rompería el corazón”, recalca el chico, que se ha aliado con el resto para asegurarse de que, a lo largo de la noche, nadie se separe del grupo. “Hace días que hablamos y lo tenemos todos muy claro: tenemos que estar siempre pendientes de no dejar nunca solas a las chicas, ni tampoco a los chicos. Tenemos que estar con los ojos muy abiertos”, añade Pau, que, a pesar de estar visiblemente alegre, de golpe se pone serio cuando habla del tema. 

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Como cada noche en verano, Lloret de Mar es un avispero de jóvenes y no tan jóvenes en busca de diversión y fiesta. Algunos entran y salen de los restaurantes y bares, otros están en la playa, sea en un concierto o en grupos esparcidos por la arena. Junto a unas tumbonas recogidas están Leire, Laia y Clàudia, tres chicas de Lloret de 14 y 15 años. A pesar de su juventud y de que todavía no tienen edad para entrar en las discotecas, también están preocupadas por el nuevo fenómeno. “Nos da mucho miedo que nos pinchen a nosotras o a una amiga. No solo por el hecho de que te pinchen y que te puedan violar o hacer cualquier cosa. Es que, además, puedes coger alguna enfermedad”, exponen. Ellas admiten que, desde que salió la noticia, se han vuelto más desconfiadas: “No dejamos que se nos acerque gente que no conocemos y vamos siempre en grupo o parejas, sobre todo yendo por la calle o al lavabo”. Otras chicas de su edad, como Egea y Ainhoa, de 16 años, explican que ellas no están angustiadas, pero que sus padres lo están mucho: “Antes siempre te decían «ten cuidado», pero una vez. Ahora te lo dicen cinco veces, cada día. Y nos han pedido que no salgamos tanto porque les da miedo”, aseguran. 

Turistas ajenos a la problemática

“Hay mucha preocupación y lo que nos sabe peor es que se vuelve a manchar el nombre de Lloret de Mar”, admite un miembro de seguridad de uno de los locales que hay en el centro. Pero las noticias aparecidas, al menos aparentemente, no parecen afectar a los turistas que este sábado por la noche llenaban las calles: grupos de amigos con vasos y botellas gritando, despedidas de soltero anunciando su paso con disfraces y silbatos, y familias con la piel asada y helado en mano mirando, medio socarrones, medio asombrados, el espectáculo de luces y fiesta. 

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En cambio, a algunos visitantes locales sí que les ha afectado la noticia. “Mi madre lleva toda la semana diciéndomelo y da respeto, la verdad”, reconoce Jenny, que junto con sus amigas Alba y Belén está de escapada de fin de semana en Lloret. Se han arreglado con vestidos y tacones, pero han decidido que volverán al hotel. “Es que ya no es solo que te puedan violar, es que te quieren sumisa e inconsciente para hacerte lo que quieran –exclaman con las manos en la cabeza–. Entre eso de los pinchazos, que hay muchos guiris y que todo el mundo va muy pasado… Se nos han quitado las ganas de salir”, admiten las chicas.

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Más desconfianza y temor

Hasta el viernes, los Mossos d'Esquadra habían recibido 17 denuncias por pinchazos, doce de las cuales en Lloret de Mar. Algunos de los casos se produjeron en la discoteca St Trop's, una de las más míticas y emblemáticas de la población, situada en una calle estrecha y perpendicular. Este sábado por la noche centenares de jóvenes hacían cola detrás de la cinta roja para poder disfrutar de los diferentes ambientes que ofrece el establecimiento, con capacidad para casi 2.000 personas. “Estamos registrando todas las mochilas y bolsos por orden de la policía local”, señala uno de los miembros de seguridad.

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De hecho, Franky, Àngel y Àlex, de Lloret, han notado como los últimos días hay más controles en los locales y más presencia policial en las calles: “A mí me hace sentir más seguro, porque, si hay más registros, las posibilidades de que haya casos de pinchazos son menores”, afirman. A pesar de que de manera diferente que a las jóvenes, a ellos también les afecta la nueva problemática: les angustia pensar que lo pueda sufrir una hermana, una amiga o una prima, y además han percibido como las chicas les temen ahora. “Se ha notado muchísimo, tienen una actitud mucho más desconfiada: con solo que te acerques un poco, enseguida se ponen a la defensiva y te miran por todas partes por sí llevas alguna jeringuilla”, lamentan, a pesar de que entienden perfectamente que se sientan así. “Es normal, es que no les faltan motivos para desconfiar de nosotros. Como hombres lo vivimos como una decepción y como una vergüenza, no entendemos que alguien puede hacer una barbaridad así”, critican moviendo la cabeza mientras se aseguran de que toda la pandilla entra junta al local.