Cinco desastres en tres años: "Llueve sobre mojado en Terres de l'Ebre"

El último temporal llega con los destrozos de 2018 pendientes de arreglar y la alerta de los desastres que comportará la crisis climática

Julia Albesa
y Julia Albesa

AlcanarEn menos de tres años las Terres de l'Ebre han sufrido las trombas de agua de 2018 (cayeron 312 l/m2 en el Parc Natural dels Ports, 266 en Alcanar y 170 Ulldecona en dos días), el temporal Gloria, el incendio de la Ribera d'Ebre (que quemó 5.045 hectáreas), el temporal Filomena y ahora esta tromba de agua que ha dejado 233 l/m2 en pocas horas en Les Cases d'Alcanar. El clima está cambiando. El territorio lucha contra los fenómenos meteorológicos extremos. Pero antes de levantar la cabeza del primero, llegan los incendios de sexta generación, temporales y fuertes vientos de levante. Y cada vez más a menudo. El istmo del Trabucador es la señal de la lucha de David contra Goliat. Por mucho que se arregle y se intente unir la barra de arena, los parches se volverán a descoser cuando pase un pequeño temporal.

El paisaje cambia deprisa y corriendo. "En 1972 el informe Meadows ya hablaba de cambio climático y límites de crecimiento. En 2021 es evidente. Estamos en una posición en que podemos confirmar en que los temporales meteorológicos serán más extremos y frecuentes", afirma el geógrafo, analista climático y director territorial de Interior en Terres de l'Ebre Miquel Alonso. "Llegamos tarde. No sabemos qué pasará dentro de veinte años, pero los políticos hacen como que no escuchan cuando los científicos hace décadas que advierten del cambio climático", añade el geólogo Àlvar Arasa.

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Los dos expertos apuntan que para explicar por qué se inundan pueblos como Les Cases d'Alcanar, la Ràpita y Ulldecona se tiene que ver dónde están construidas las casas y los edificios. Arasa recuerda que Alcanar y Les Cases están sobre una cuenca hidrográfica de 8,8 km2 y cuando miércoles cayeron 233 l/m2, aportaron 2 hectómetros cúbicos a la cuenca hidrográfica, lo que generó un caudal punta de 200 metros cúbicos por segundo, durante una hora y media, en el barranco de Sant Jaume, que desemboca al principio del municipio costero.

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"Los ayuntamientos no tienen clara la distribución urbanística del territorio, no saben qué zonas son inundables y cuáles no", lamenta Arasa. "Tirar las casas que se han construido junto a barrancos o cauces sería la mejor opción, pero es inviable. Hace falta que aprendamos a convivir con los riesgos y de los errores del pasado", añade Alonso. El alcalde de Alcanar, Joan Roig, coincide con el geógrafo: "Es inviable tirar casas, a corto plazo. Los antiguos planes urbanísticos no tenían en cuenta la naturaleza. Eran planos de desorden urbanístico y el ejemplo es la urbanización de Alcanar playa". El geólogo apunta que una de las soluciones para evitar inundaciones implicaría construir sistemas de drenaje eficientes que absorbieran la intensidad de las tormentas.

"El clima cambia más deprisa que nuestro tiempo de adaptación. En Terres de l'Ebre somos muy vulnerables ante la meteorología por cómo se ha construido y su exposición del riesgo", sostiene el geógrafo Miquel Alonso. Mirando atrás y pensando en los incendios de sexta generación, las trombas de agua y los temporales, asegura que la fachada litoral del Mediterráneo será la que más sufrirá las consecuencias de la crisis climática y que todo esto hará falta que pase para que haya un cambio de hábitos económicos y de consumo a escala mundial.

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Las trombas de agua y temporales de los últimos tres años han causado daños millonarios solo en Alcanar. Hace tres meses se cobró el anticipo de las ayudas por las trombas de agua de 2018. Roig dice que a finales de este año empezarán a arreglar los destrozos del temporal de hace tres años. "Hemos exigido al president de la Generalitat, Pere Aragonès, que las ayudas se tienen que gestionar de otro modo. El Estado paga el 50% y nuestro pueblo no puede asumir el resto. Son ayudas envenenadas. Además, nos dan diecinueve meses para arreglar los destrozos y pagar el 50%. Es inviable".

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Hace tres años la lluvia causó daños en el 85% de la red viaria e infraestructuras, valorados en 8,72 millones. "Llueve sobre mojado. No se ha podido arreglar nada de 2018, ahora los daños se multiplican por cinco", dice Rojo, y advierte: "La factura de esta tromba de agua será aterradora". El alcalde hace tres días que no duerme: "Cada vez que hay un aviso de agua o se activa el Inuncat los vecinos temblamos". Mientras tanto, cada día de septiembre que pasa se acercan más las lluvias de la gota fría, cada vez más torrenciales. Muchos ebrencos tienen siempre un ojo pendiente de la previsión del tiempo. Alonso alerta: "Llegará un día en que no le llamaremos fenómenos meteorológicos extremos y extraordinarios porque serán frecuentes. Quizás no tardaremos mucho en asumirlo".

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