"Lo hemos perdido todo"
Comerciantes y vecinos de les Cases d'Alcanar empiezan a limpiar los destrozos de la tromba de agua mientras esperan la peritación de los daños
AlcanarSale el sol, pero los vecinos de les Cases d'Alcanar no se han despertado de la pesadilla. A primera hora de este jueves todavía se podían ver los estragos de la tromba de agua del día anterior: olivos y árboles arrancados por la calle, barro, paredes tumbadas, cristales rotos, electrodomésticos, muebles, pertenencias personales y coches arremolinados. Sin poder dormir, a las 8 de la mañana todo el mundo se ha apresurado a limpiar casas, almacenes y negocios, que algunos ya dan por perdidos.
Maria Àngeles Rotllant, la gerente de la Carnisseria de l'Àngel situada en la calle Trafalgar, uno de los lugares más afectados por la tromba de agua, dice con voz temblorosa que no sabe si podrá volver a abrir: "La presión del agua rompió los cristales e inundó toda la tienda. Mostrador, neveras, congeladores. Todo está perdido". El hedor de la carne podrida se nota desde la calle. "La aseguradora me ha dicho que no puedo tocar nada hasta que vengan ellos. Me han explicado que tengo que pedir un crédito para pagar todos los desperfectos y que después ya veremos si me lo pagarán. Sientes mucha impotencia, porque es el pilar económico de mi familia", dice.
El paseo marítimo se ha despertado con el ruido de la maquinaria pesante que saca los coches arrastrados y el barro que lo ha inundado todo. En la primera casa, ubicada junto al final del barranco de Sant Jaume, no queda nada. Ahí vivía un hombre de 92 años que fue rescatado cuando el agua le llegaba por encima de la cintura. De buena mañana, su hijo Vicent Aubà está sacando el agua y el barro de la casa. "No sé ni cómo estoy limpiando. Es todo un desastre. Lo único que se ha salvado es la tele, que está colgada a más de un metro y medio de altura", relata.
Del restaurante de al lado, el Racó del Port, tampoco se puede rescatar mucha cosa. "Siempre nos habían dicho que el pueblo no podía inundarse porque estamos protegidos por la sierra del Montsià. Pero ha sido al revés", explica la propietaria, Rosa Maria Sancho. A la espera de la peritación, todavía no saben cuál será la factura de la tromba de agua, pero solo hay que echar un vistazo para ver que el suelo del parquet está bombeado, la cocina inundada, la terraza destruida y muchas de las sillas y las mesas han ido a parar dentro del mar.
"Como una película"
Entre lágrimas, mientras saca el agua de su almacén, Maria Rosa Reverter dice que esto no se había visto nunca. "A mi tía de 80 años la tuvieron que sacar los Bomberos de casa. Estaba incomunicada y su hijo no pudo hacer nada". Con el miedo todavía en el cuerpo, Maria Rosa explica que en cuestión de cinco minutos el agua bajó con mucha fuerza por la calle y llegó a casi un metro de altura.
La peluquería Raffel Pagès del paseo marítimo de les Cases d'Alcanar ha quedado de color marrón. Su propietaria, Maribel Escala, señala todo el agua que queda por sacar: "Pudimos huir, pero el agua lo inundó todo. Parecía una película. Lo peor pasó en casa. A mi madre y a mi hijo los tuvieron que sacar. Viendo cómo ha quedado la casa, a la peluquería no le ha pasado nada", se resigna.
"Las imágenes hablan por sí solas. Todo está destrozado. No sé qué decir ni cómo explicarlo. El agua lo ha arrasado todo", explica Lluís Antonio Villaroya, un vecino que se ha quedado con todas las pertenencias en la calle, bajo una capa de barro.
En medio del panorama desolador, desde el primer momento la solidaridad ha arrastrado a todo el mundo a ayudar a los afectados. No hay nadie con las manos libres, todo el mundo hace algo. Pero mientras están intentando salir de esta catástrofe, los vecinos de les Cases d'Alcanar no pueden dejar de pensar cuándo será la próxima vez que las calles quedarán, otra vez, inundadas por una fuerte tromba de agua.