"Conocer el nombre de la madre biológica me ha dado paz"
El Instituto Catalán del Acogimiento y la Adopción ha ayudado a buscar los orígenes biológicos de 262 personas adoptadas
BarcelonaCon la maternidad, a Maia se le despertó una "inquietud" de llenar el vacío biográfico que va desde la concepción hasta el parto. Una vez en este mundo, la historia personal la ha hecho con la familia que hace 46 años fue a buscarla al Hospital Sant Joan de Déu recién nacida y la adoptó oficialmente. Desde siempre, la madre adoptiva, la madre, le explicó —sin prejuicios— que otra mujer le había llevado a la barriga pero que por alguna razón no se quedó con ella.
Para Maya ser una niña adoptada fue un hecho absolutamente "normalizado", hasta el punto de que su familia siempre le había dicho que tenía su expediente para cuando necesitara saber más. No lo necesitó ni durante la infancia ni la adolescencia, pero cuando tuvo su hija en brazos, en el momento de amamantarla, de mimarla, sintió "curiosidad" por encontrar a su madre biológica. "Se me despertaron muchas memorias corporales", recuerda. Poco después, un problema de salud le hizo zambullirse en la búsqueda interior, en el "autoconocimiento y el empoderamiento", y "acompañada por gente maravillosa" –profesionales y su entorno íntimo– es cuando se sintió preparada para iniciar la búsqueda de los orígenes biológicos.
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Es aquí cuando contacta con el Instituto Catalán del Acogimiento y la Adopción (ICAA), que tiene un programa para ayudar a buscar los orígenes de las criaturas adoptadas en el extranjero o en Catalunya, un derecho reconocido por el Código Civil catalán. se refiere a la adopción en el ámbito del Estado, la investigación completa se puede empezar a partir de los 18 años.
En los dos últimos años, el ICAA ha recibido 273 peticiones, 240 de ellas de adoptados nacionales —como Maya—, una docena de adopciones internacionales y otras 11 que corresponden a la petición de información de familiares biológicos. Los procesos son tan heterogéneos como las motivaciones de quienes lo piden, que van desde el historial genético o médico, sobre todo en mujeres que quieren ser madres, hasta la necesidad de tener información o buscar respuestas sobre por qué la madre les dio en adopción, explica Carles Benet Domingo, jefe de la unidad de atención a las familias adoptivas del ICAA. De ahí la importancia de que haya un trabajo de "valoración de la madurez emocional de la persona" y también de un buen trabajo de "orientación y seguimiento" por parte de profesionales que puedan controlar "la montaña rusa de emociones" durante el trámite.
Gestionar las expectativas
En este sentido, uno de los aspectos que más deben trabajarse es la "gestión de las expectativas", porque hay adoptados que creen que recuperarán una madre o una familia biológica, o que podrán tener un encuentro. Por contra, este final sólo es posible entre "un 10 y un 20% de los casos", matiza Núria Cañas, responsable de tramitación jurídica del ICAA. Además, también hay que superar el hecho de sentirse culpable por cometer una "deslealtad" con la familia adoptante, afirma Maya, que esconde su nombre real bajo ese seudónimo para evitar exponer a los padres.
Para Benet, el miedo a decepcionar a la familia es "infundado" porque la mayoría de padres los apoyan. En este punto los adoptados temen que la familia reaccione con "distanciamiento o presente un conflicto", por lo que a menudo el primer contacto con el ICAA se hace "en secreto" o después de la muerte de los padres. Según el técnico, el otro miedo "a menudo inconsciente es volver a ser abandonado por la madre biológica", es decir, que ella rechace la petición.
En el caso de Maia, el proceso fue muy rápido porque en su expediente había mucha información y los detectives del ICAA se pudieron ahorrar muchas de las consultas que se realizan en el censo, en los servicios médicos o policiales para encontrar una identidad. En todo momento los técnicos de referencia le informaron de los pasos que seguirían, de cuáles eran las posibilidades que se abrían y, en cualquier caso, le dejaban siempre la decisión de seguir adelante o detenerse.
La madre, localizada
Hasta que llegó la llamada, tan esperada, que su madre biológica estaba localizada. En este punto, el ICAA envía una carta informando de la situación porque, en realidad, tiene siempre la última palabra. Además, existen grupos de encuentro de personas adoptadas dinamizados por psicólogos y técnicos que acompañan al proceso y comparten inquietudes, novedades y alegrías.
Finalmente, la mujer pidió no ser contactada y el ICAA cerró su expediente. Al principio de los procesos, la persona adoptada se compromete a respetar la voluntad de la madre biológica. Es otro de los momentos más delicados del proceso. la madre biológica] y tener una imagen" que ha podido buscar por internet, le ha dado "paz", y resalta que este resultado ha cubierto sus expectativas. "Lo que me planteé es saber mi historia", reflexiona, y aunque no le haya podido decir cara a cara, dice que siento un "agradecimiento" para esta mujer. hecho sentir querida".
En este punto también se muestra comprensiva por la reacción de la mujer, que después de casi cinco décadas, "ha renunciado a remover cosas del pasado". Esta mujer ha sido informada de que Maya sabe su nombre completo. "No es un ente, ya tiene un nombre y una cara a la que te puedes dirigir, no directamente, pero directamente, pero directamente, pero directamente, no directamente, pero directamente, no directamente, pero directamente.
Benedicto indica que entre los adoptados internacionales el proceso es diferente y explica que, a menudo, como tienen detalles sobre el orfanato y la ciudad de la que provienen, ponen en marcha la investigación, incluso con viajes al país para reencontrarse con el paisaje y personas de la infancia.
A las familias biológicas que quieren saber qué pasó con el hijo que dieron en adopción les queda la posibilidad de contactar con el ICAA para dejar una carta o un teléfono por si, algún día, el adoptado siente la misma necesidad de saber de ellos.