Diez kilómetros más de colas para entrar en Barcelona
Tránsito dice que los puntos “críticos” son la B-23, la C-58 y las rondas
BarcelonaEl director del Servicio Catalán de Tránsito (SCT), Ramon Lamiel, ha avisado de que las retenciones que se detectan a las 8 de la mañana para entrar en Barcelona son diez kilómetros superiores a las colas de 2020 y 2019. “Hay un incremento”, ha admitido Lamiel, que ha añadido que los puntos “críticos” son la B-23, la C-58 y las rondas. Algunos días concentran más retenciones, como por ejemplo los lunes. También ha apuntado que esto “va acompañado” del hecho de que el transporte público todavía no ha recuperado un 30% de los usuarios que tenía antes de la pandemia. En cambio, los datos de circulación de vehículos son iguales o similares a los de 2019.
Lamiel ha reconocido que “ayudaría mucho” a reducir las retenciones de Barcelona que las autoridades competentes hicieran una campaña para devolver la confianza al transporte público, cosa que se vincula a la transmisión del covid. A pesar de esto, el director del SCT ha apuntado que las infraestructuras también tienen algunos puntos “débiles”, que son más estructurales, en que hacen falta “otras políticas”, como por ejemplo que “se desbloquee” el carril bus-VAO en la B-23. Según Lamiel, Tránsito puede “poner medidas” para las colas de los fines de semana, pero no las de los días laborables.
De hecho, el área Metropolitana de Barcelona (AMB) alertó hace dos semanas de que las medidas para reducir la contaminación del tránsito rodado han provocado que haya más congestión en la red viaria. De hecho, el tiempo que se dedica a los desplazamientos ha aumentado un 30%. Es decir, para un trayecto que antes se hacía en 30 minutos, ahora se necesitan 39. La causa de este incremento no se debe a un crecimiento de los vehículos en la carretera –porque las cifras se asemejan a las de 2019–, sino al hecho de que se han eliminado carriles de coches para favorecer la bicicleta, el bus o el peatón.
La congestión también ha supuesto que no se hayan reducido los índices de contaminación deseables que marca la Organización Mundial de la Salud (OMS). El objetivo es llegar a la llamada neutralidad climática, es decir, cero emisiones en 2050, pero en 2030 ya tendrían que disminuir las emisiones contaminantes un 55% respecto a 2019.