Universidades

Del centro de tutelados a la universidad

Ocho jóvenes de la DGAIA entran en las facultades gracias a la reserva de plazas para este colectivo

BarcelonaLas universidades reservaban hasta ahora plazas para estudiantes con discapacidad, deportistas de alto nivel, alumnos de etnia gitana, mayores de 25 años y mayores de 45 años. Norai Taheri no forma parte de ninguno de estos colectivos, pero podrá estudiar educación social en la Universitat de Barcelona (UB) gracias a una nueva reserva de plazas que se ha empezado a aplicar este año: se guardará una plaza en cada grado de las universidades públicas para jóvenes tutelados o extutelados por la Generalitat. En esta primera convocatoria, ocho tutelados o extutelados por la dirección general de Atención a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA) han entrado en la universidad, seis de los cuales lo han hecho sin necesitar la cuota reservada porque tenían suficiente nota. Norai dice que habría podido estudiar en otra universidad. "Pero mi objetivo era hacerlo en Barcelona", asegura, lo cual podrá hacer gracias a las plazas reservadas para jóvenes como ella. "La medida facilita el acceso a la universidad a chicos que por situaciones personales no tenemos las oportunidades suficientes para poder estudiar y trabajar a la vez", explica Norai, que pide "más plazas" porque saber que hay sitios puede "incentivar" a otros extutelados a dar el paso de ir a la universidad.

La idea surgió de un grupo de cuatro profesoras universitarias que se dedican a la investigación sobre temas de infancia y adolescencia. "Detectaron que no había ninguna medida que promueva el acceso a la universidad para los tutelados y buscaron un instrumento que lo facilitara", relata Cristina Gelpí, secretaria general del Consell Interuniversitari de Catalunya. El acuerdo con la DGAIA fue bastante rápido. "Es una medida de discriminación positiva en favor de la equidad", argumenta Gelpí, que dice que se desconoce "el potencial" que puede tener la medida porque no hay ningún registro de los tutelados que quieren ir a la universidad. Ahora mismo, en las universidades catalanas hay 122 estudiantes que son o han sido jóvenes tutelados por la Generalitat.

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Una decena de beneficiados cada año

En la DGAIA creen que la medida beneficiará unos 10 o 12 estudiantes cada año. "La reserva de plazas es una buena oportunidad para ellos, que no tienen referentes ni un contexto estable y que hay riesgo de que abandonen los estudios si la nota de corte les impide entrar", apunta la directora de la DGAIA, Ester Cabanes. Pero no todo el mundo lo ve así. Rosa tiene 22 años y a los 16 llegó a un centro residencial de acción educativa (CRAE). "Siempre me ha gustado estudiar y tenía muy claro que quería ir a la universidad", afirma. Sacó casi un 12 en la selectividad y pudo entrar en el grado de matemáticas de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Y dice que si no hubiera entrado, habría estudiado otra cosa: "Te jodes, como todo el mundo, porque las circunstancias perfectas no las tiene nadie". Rosa está en contra de la reserva de plazas para los tutelados. "La gente que vive en los CRAE tiene muchos problemas, pero también hay gente que está en casa con sus padres y los tiene, y tendrían que tener las mismas oportunidades que nosotros y no es así", argumenta.

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Rosa siente que les reservan una plaza por dos motivos: el primero, porque guardar una plaza en los grados "es más barato" que invertir en "buenos contratos para los educadores y hacer los centros más pequeños", y el segundo, "por pena". "Y no me gusta y no tendría que ser así porque yo soy muy capaz, igual que mis compañeros", añade. Cabanes, sin embargo, recuerda que no todos los jóvenes tutelados "tienen la misma capacidad para lidiar con lo que llevan en la mochila": "Son chicos que han sufrido, y cuando tienes experiencias traumáticas no tienes las mismas facilidades para aprender", argumenta. Por eso, la Generalitat justifica dar un "pequeño empujón, una pequeña ayuda" en el acceso a la universidad a los jóvenes bajo su tutela porque son menores extranjeros que han llegado solos, jóvenes cuyos padres están en prisión o les han desatendido, o bien han sufrido situaciones de abusos y maltratos en casa.