Educación

El drama de los docentes en Eivissa: “Tuve que dormir cinco meses en el coche”

Los profesores destinados a Les Illes se enfrentan a la falta de viviendas asequibles, pero también a los alquileres que no cubren todo el curso escolar

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Una cama improvisada dentro de un coche, una solución desesperada de una docente que no encuentra alojamiento en Ibiza

Palma“Se alquila sofá en Sant Antoni de Portmany. Del 1 al 3 de septiembre por 50 euros”. Este anuncio, publicado en un chat de Telegram para profesionales que buscan casa en Eivissa, es un ejemplo de los muchos que se pueden encontrar y que denotan el problema de vivienda que sufre la isla y que afecta, entre otros, a los docentes que se desplazan para trabajar en los diferentes centros escolares. Rosa –que pide un nombre ficticio– es maestra y sufrió en persona esta situación. Llegó a Ibiza un 15 de septiembre de 2021 y ya no encontraba ninguna habitación que pudiera pagar. “Durmí durante cinco meses en el coche, con un colchón colocado encima de los asientos reclinados, y me duchaba en un polideportivo”, explica. “Me sentía cansada, sola y culpable por abandonar a mi familia. Además, tenía que quedarme en el instituto por la noche para poder preparar las clases”, continúa. No fue hasta febrero cuando un amigo la alojó de forma clandestina en un piso. No figuraba en el contrato y pagaba 490 euros. Sólo estaba de lunes a jueves, porque cada viernes partía a Mallorca para estar con sus hijos (que en ese momento eran muy pequeños) y su marido. El caso de Rosa ejemplifica el drama de los docentes desplazados a la isla, un problema sobre el que ningún portavoz de la conselleria de Educación ha querido hacer declaraciones pese a las peticiones del ARA Balears.

El curso escolar comienza el primer día hábil de septiembre y termina el último día hábil de junio, un calendario que choca con el turístico y que hace prácticamente imposible encontrar una vivienda en Ibiza. El ARA Balears ha consultado los anuncios disponibles en una plataforma inmobiliaria y el patrón se repite muy a menudo: “Alquiler de temporada. De noviembre a abril”. Esto aboca a los docentes a tener que pasar, como mínimo, por tres hogares distintos, y deben optar por soluciones extremas como la de Rosa. Algunos de ellos se aprovechan. El anuncio de dormir en un sofá, por ejemplo, supone 16,6 euros diarios (50 en total). Ahora bien, el día antes, el mismo usuario había anunciado la oferta por 9 euros al día.

La situación no termina en Eivissa, sino que también es insostenible en Formentera, donde la falta de oferta de vivienda llevó a la conselleria a proponer que los docentes desplazados a la isla se alojen en un albergue en habitaciones con literas. La propuesta, lanzada por el conseller de Educación, Antoni Vera, ha topado frontalmente con los sindicatos, que exigen al ejecutivo una solución global no sólo para asegurar unas condiciones dignas de habitabilidad a los profesionales, sino también por el bien de los proyectos educativos de los centros, que quieren, entre otras cosas, estabilidad en las plantillas.

Sin capacidad de ahorro

Otro caso, también en Eivissa, es el de Margalida Perelló. Educació la llamó para que cubriera una sustitución de un mes, en mayo del 2022. Hay que recordar que, siendo interino, si renuncias a una plaza, hay penalización y quedas fuera de la lista durante dos años. Ella buscó piso, pero a la falta de vivienda se añadía que ningún propietario quería pactar un alquiler tan corto. Es por eso que optó por ir a un hotel de Santa Eulalia del Río. "La primera semana me cobraban 37 euros por día, pero a medida que avanzaba el mes llegué a pagar 50", recuerda. “Cobré 1.700 euros netos por 26 días de trabajo, pero me gasté 1.200 de hotel”, lamenta. También hay que sumar el coste de los billetes (cada fin de semana se iba a Mallorca) y que, al carecer de cocina, “vivía de ensaladas envasadas”, expone.

El trabajo de los profesores no termina cuando suena el timbre. Hay toda una preparación que se realiza en casa. Silvia Piña tuvo que cubrir una baja que se iba prorrogando de semana en semana. Nadie quería alquilarle ninguna habitación. Por eso durante días también durmió en el coche, pagaba 4 euros diarios para ir al gimnasio a ducharse y se alimentaba de bocadillos. Pidió precios en albergues, con literas, pero también eran demasiado caros. Todo ello afectó a su estado de ánimo. "Pasé frío y cada día estaba más triste". Para poder trabajar fuera del instituto, tenía una Power Bank, que empleaba para cargar el móvil en el coche y trabajaba en la biblioteca de Santa Eulària. El problema lo tuvo por participar en las juntas de evaluación. “Tenía que irme a hacerlas al instituto porque en el coche, no, y en la biblioteca no podía hacer ruido”, señala. Perelló explica un testimonio similar. "En ese momento no podía ponerme ni triste, porque tenía trabajo por primera vez y pensaba que me tutorizarían, pero no fue así", recuerda. "Vivir en un hotel lo gestionaba de la mejor manera posible, pero ahora, cuando pienso en ello, me genera tristeza", añade.

Aparte de la falta de vivienda hay que tener en cuenta la especulación de los propietarios. Guillem Mut también es docente en Ibiza: "Me he llegado a encontrar con habitaciones por 600 euros en pisos sin reformar", señala. Este año ha optado por una nueva estrategia: "Me dejarán estar en un piso, porque no tengo y no quiero meterme en cualquier sitio", dice. Una reclamación compartida por los docentes consultados es que si un interino renuncia a una plaza porque no encuentra casa, no se le penalice, así como que se suba el complemento de residencia (ahora ronda los 100 euros mensuales).

Ésta es también una de las demandas de los sindicatos. Tanto CCOO como Alternativa reclaman la regulación de los alquileres y que se habilite la residencia militar de Sant Antoni, las viviendas militares de Vila o la comandancia de sa Coma. Por otra parte, "se podrían firmar acuerdos con los hoteles para que abran en invierno", señala Mario Devis, de CCOO. Llanos Calvo, de Alternativa, pide al Consell que "suprima licencias de alquiler turístico". Si no se toman medidas, avisa Piña, "llegará un punto que ningún docente querrá venir". De hecho, “el IES Balàfia comienza el curso y, por ahora, le faltan 15 profesores”, añade Calvo.

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