Empezar FP en la Zona Franca y terminar en una empresa de Finlandia

Los centros alertan de que no encuentran empresas suficientes para acoger a sus alumnos en prácticas

BarcelonaEl Instituto Virgen de la Merced nació en 1962, en el distrito de Sants-Montjuïc, pero su posición privilegiada junto a la Zona Franca le ha convertido en un auténtico centro neurálgico con 1.800 alumnos y estudios de siete familias profesionales diferentes. Su apuesta por la formación profesional dual les ha hecho ser finalistas de los premios del Círculo de Economía, pero la modalidad dual no es el único rasgo característico de este instituto que dirige Lourdes González, con un equipo mayoritariamente de mujeres, en un sector donde la presencia femenina es todavía uno de los deberes pendientes. "Yo escojo a la mejor persona para el mejor sitio, y necesitamos tener un equipo potentísimo porque aquí hacemos de todo". Y con este "de todo" la directora se refiere a que en este instituto se puede entrar a realizar un programa de formación e inserción (PFI) –tienen seis– o acabar un grado superior haciendo prácticas en una empresa de Finlandia .

Esta combinación hace que el instituto se salga con algunos de los mayores retos que el sistema educativo catalán debe afrontar este curso: la falta de empresas para aplicar la nueva ley de FP, que marca que todos los alumnos deberían hacer prácticas laborales y que los que ya hacen deben hacer más; los problemas de abandono –el 20% de los alumnos que comienzan FP la dejan el primer año–, y la discordancia entre lo que se quiere estudiar y el grado en que los estudiantes acaban consiguiendo plaza.

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El centro tiene grados medios y superiores de informática y comunicaciones; transporte y mantenimiento de vehículos; electricidad y electrónica; imagen personal; fabricación mecánica; e imagen y sonido. Todos con prácticas en nuestro país y muchos también con estancias en toda Europa.

En cuanto a las prácticas en nuestro país, el instituto tiene un equipo "de escuela-empresa" con dos personas que dinamizan la burocracia para hacer prácticas, pero también hacen de contacto con las empresas para saber qué necesidades tienen y las trasladan a los tutores de cada grupo para ver si hay algún estudiante al que le encaja. "Tenemos empresas muy concienciadas con las ventajas de acoger alumnos, pero también tenemos muchísimas que todavía creen que sólo están haciendo un favor en el centro educativo. Si todo el mundo pensara que están formando a las personas que dentro de poco tiempo se insertarán en un mercado laboral, las empresas tendrían muy claro que ésta es una apuesta de futuro con un gasto mínimo", reivindica la directora.

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Este último curso, varios alumnos del Instituto Virgen de la Merced han realizado estancias de Erasmus+ en diferentes puntos de Europa como Finlandia y Holanda. "Es como un regalo que puedan conocer la realidad del sistema educativo y las empresas de otro país", defiende González, quien asegura: "Todos vuelven encantados de ver cómo en otros países se valora la formación que ellos tienen y se les considera a profesionales con la misma consideración que un compañero con una carrera universitaria".

Ahora bien, a pesar de tener tres personas gestionando los programas de movilidad, González reconoce que uno de los problemas con los que chocan a la hora de poder enviar alumnos a vivir al extranjero es la poca cantidad de dinero que se dan en becas para este tipo de Erasmus que, en los demás países, se equipara al universitario. "Tenemos alumnado que económicamente no tiene una familia que le pueda apoyar para gozar de este tipo de experiencias", lamenta.