Comedores escolares

Los niños también aprenden en el comedor: adquieren habilidades sociales y de gestión de conflictos

Un estudio de la UB concluye que a mediodía también adquieren aptitudes para organizarse

Natàlia Fenollosa
y Natàlia Fenollosa

BarcelonaA la hora de comer los niños siguen aprendiendo. En los comedores escolares, los alumnos aprenden a comer de manera saludable y adquieren hábitos como lavarse las manos o los dientes, costumbres que se llevan cuando salen de la escuela. Pero no sólo eso: un estudio de la Universidad de Barcelona (UB) concluye que quedarse en el comedor también influye en la capacidad de socialización de los niños. Los investigadores, del Grupo de Investigación en Interacción y Cambio Social y del Grupo de Investigación en Pedagogía Social de la UB, han estudiado el tiempo educativo del mediodía que ofrece Fundesplai y los resultados indican que los niños que participan cotidianamente adquieren habilidades sociales y organización personal que van más allá del currículum escolar.

Los investigadores apuntan que durante la hora de comer los niños aprenden a relacionarse entre ellos, a colaborar ya gestionar conflictos. Otro aspecto clave de la socialización es que les ayuda a construir su identidad y potencia valores como la amistad o el respeto a la no exclusión por cuestiones de género. En un segundo plano, los alumnos también aprenden sobre sostenibilidad durante la hora del comedor, como por ejemplo, cómo reducir el desperdicio alimentario, cómo reutilizar el agua o cómo reciclar.

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La influencia educativa no desaparece cuando los niños se acaban el postre. El estudio observa que las horas de ocio después de comer son claves para que los niños aprendan a gestionar su tiempo. Cuando los niños pueden elegir entre espacios versátiles que les permiten jugar, leer, descansar o hacer deberes, a menudo se ven obligados a distribuirse el tiempo para poder cumplir con todas las tareas, desarrollando así una habilidad de autogestión que se llevan en casa.

Los espacios

Precisamente, según el estudio, los niños piden mayor versatilidad en estos espacios. A la vez que valoran mucho el comedor, el patio o los aseos, cada vez piden más zonas tranquilas, como el huerto o la biblioteca: el estudio asegura que quieren más sombra y espacios verdes, que, por ejemplo, permitan la lectura. Los investigadores recomiendan escuchar las demandas de los alumnos y que tengan un rol activo en la organización de los espacios y su decoración.

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También es a la hora del patio el momento en el que están más presentes las peleas, precisamente porque son los niños los que gestionan los espacios y juegan entre ellos. El estudio concluye que los docentes, de forma coordinada, deben ayudar a los alumnos en la resolución de los conflictos para evitar que el malestar se arrastre a las aulas.

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La investigadora de la Universidad de Barcelona Asun Llena ha querido remarcar durante la presentación del estudio la importancia pedagógica de los mediodías: "Hay muchos centros educativos que incorporan las horas del mediodía como parte del proyecto educativo de escuela y otros muchos que lo ven como un espacio diferenciado". Considera que es necesario seguir estudiando estos espacios, ya que los resultados del estudio apuntan a que son fundamentales para el desarrollo, la convivencia y la cohesión de los niños.