El nivel de los nuevos universitarios: "El problema no es la ortografía, sino que no saben cómo funciona la lengua"

La mala expresión escrita finalmente penalizará a la mayor parte de materias de humanidades de las PAU

BarcelonaEl lío en torno a si las faltas de ortografía deben penalizar o no en todos los exámenes de la selectividad ha hecho reflotar el debate del nivel que tienen los estudiantes que hoy entran en la universidad. Aunque el miércoles uno de los argumentos para justificar las correcciones de las PAU de la coordinadora de las pruebas, Pilar Gómez, fue que a los alumnos, "después de 15 años escolarizados, no deberían preocuparles las faltas de ortografía" [porque no deberían hacerlo], la realidad es muy diferente si se pregunta a los profesores que reciben: satisfactorio" al "muy decepcionante".

"No es culpa de los alumnos, pero a la universidad llegan como llegan", lamenta Mariona Casas, profesora de didáctica del lenguaje en la Facultad de Educación de la Universidad de Vic (UVic-UCC). "Estamos pagando todos juntos las consecuencias de una enseñanza y aprendizaje de la lengua que no es reflexiva. Es un enfoque comunicativo que ha acabado implicando no saber cómo funciona la lengua", dice Casas. En el mismo sentido, el doctor en filología catalana y profesor de lengua en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) David Paloma admite que la situación no es buena: "La percepción es que cada vez lo peor, cada vez tienen un nivel más bajo, y la ortografía es sólo la punta del iceberg".

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Paloma explica que aunque los suyos son estudiantes que quieren dedicarse a la comunicación, "cuando les oyes hablar en primero, lo hacen mal". Asegura que "no controlan cosas básicas como las esas sonoras y las esas sordas o la vocal neutra". También lo comparte Jordi Clopés, profesor de catalán en la Facultad de Educación de la Universidad de Barcelona: "Después de haber superado las PAP [las pruebas de aptitud para los futuros maestros], el nivel de catalán real de más de la mitad de los estudiantes no llega al C1", critica.

Aunque lo que más puede llamar la atención son las faltas de ortografía, Casas insiste en que el problema va mucho más allá de no saber acentuar bien una palabra. "El problema no es la ortografía, sino que no saben cómo funciona la lengua. Para podernos comunicar, el concepto de competencia lo compartimos todos, pero eso ha hecho desatender los contenidos y los saberes específicos, y ha desatendido la lengua como elemento a aprender. Si no conocemos algo es muy difícil que podamos utilizarlo bien", apunta.

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Para simplificarlo, Casas hace un símil con la cocina: de la misma manera que para cocinar un plato necesitamos buenos ingredientes y saber que en un pastel no pondremos sal sino azúcar, los alumnos deben saber que la lengua está formada por unos componentes y deben conocerlos. "Cuando hablo de estos componentes quiero decir que deben saber léxico, deben saber gramática, y todo esto parece que tanto a docentes como a estudiantes les provoca urticaria", sostiene.

La profesora de didáctica del lenguaje aún añade un ejemplo más: "Cuando un niño hace un error y escribe los plurales acabados con AS y no con ES, esto no es sólo un problema de ortografía, esto es un problema que no conoce cómo funciona la lengua, que no sabe que esto es un plural y se funciona con 0, en catalán los plurales se hacen con . predictivo y siempre los acabará con ES. Por tanto, si no lo hace bien es que no ha consolidado un conocimiento que es muy fácil de consolidar, y quiere decir que no lo estamos enseñando bastante bien".

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Un vacío en medio de la escolarización

Los tres profesores universitarios insisten en que el hecho de que los errores de expresión escrita –pero también oral– sean tan elementales indica que el problema es más profundo y, por tanto, más preocupante que cometer alguna falta de ortografía. "No conocen las reglas de acentuación básicas... No es que se equivoquen en palabras complicadas, como saber que fluidal y laical no se escriben con diéresis, sino que hablamos de que escriben un futuro como haré sin acento y, en cambio, acentúan cantarán", describe el profesor de lengua de la UAB. En el mismo sentido, Casas explica que son errores como no ser conscientes de que un pronombre "sustituye algo" o de otros que tienen que ver con los conectores y la puntuación: "Un texto mal puntuado es mucho más preocupante que un texto donde hay acentos mal puestos", advierte. preocupante.Explican que han comprobado que hay "un estadio de dejadez" en medio de la escolarización que hace que los alumnos, a pesar de haber aprendido las normas básicas de la lengua, más adelante dejen de preguntarse cómo funciona y de tener interés en ellos. "Resolver cuestiones que en algunos casos ya se habían asimilado unos años antes, pero después, misteriosamente, sea porque ya no se ha utilizado tanto la lengua, sea porque se entra en un estadio de dejadez, se olvida lo que uno ha aprendido". básicas y cuando tienen 18 no tengan claras cuestiones básicas de lengua".

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En el mismo sentido, Casas insiste en que por un mal uso de la tecnología, una falta de lectura de atenta y otros errores se está viendo que "cuando los alumnos entran en el camino académico dejan de quererse preguntar cómo funciona la lengua y, por lo tanto, de bien también, de ahora también, de ahora también, de bien es, también de muy bien. la hora de buscar culpables: "La responsabilidad es compartida. Se debe mejorar la formación de los maestros para ayudarles, pero los alumnos también deben entender que deben expresarse bien y que deben elaborar productos orales y escritos con dignidad".