El debate sobre qué pasa en el mes de julio lo abrieron ahora hace un año las presidentas de las dos principales asociaciones de maestros (la de la Asociación de Maestros Rosa Sensato, Francina Martí, y la de la Federación de Movimientos de Renovación Pedagógica, Pilar Gargallo) en una entrevista al ARA. "Siempre están los profesores motivados que aprovechan julio para formarse, pero muchos a partir del 30 de junio ya no están. Como mínimo la primera quincena de julio tendría que ser de formación aunque sea impopular decirlo. Las direcciones trabajan, pero por cuestiones logísticas, no pedagógicas. ¿Qué sentido tiene que el trabajo más importante de los equipos directivos en verano sea hacer los horarios? Fuera del mundo educativo me preguntan: «¿De verdad que hacéis los horarios a medida?» Pues sí y no puede ser que lo más importante sea el horario de los docentes y no el de los alumnos", dijo Martí. Unos meses más tarde, Manel García, profesor de filosofía durante 30 años en diferentes institutos, reabrió el tema, también en una entrevista: "Me da vergüenza escuchar que no habrá tiempo para preparar el inicio de curso: está todo julio para hacerlo, porque no es un mes de vacaciones. Dicen que es para formarse, pero yo he hecho muchas formaciones y son solo cuatro horas por la mañana", dijo.
Uno de cada tres docentes hace un curso de formación en julio
Las cifras indican que el número de asistentes se ha duplicado en una década
BarcelonaEl anuncio de avanzar el inicio de curso una semana abrió la caja de Pandora. El Govern tiró adelante con la decisión sin consultarla con la comunidad educativa, alegando que era necesaria por motivos pedagógicos, de igualdad de oportunidades y de conciliación familiar. Pero que el curso empiece una semana antes para los alumnos tiene una consecuencia directa para sus docentes: como pierden unos días para preparar el curso en septiembre, el departamento de Educación ha anunciado por primera vez que maestros y profesores tienen que ir presencialmente a los centros cinco días del mes de julio. A los sindicatos de educación no les parece bien, porque dicen que este mes, que es laboral pero no lectivo, habitualmente se destina a formarse. Aun así, los docentes que hacen cursos de formación durante el mes de julio nunca han superado el 30%, según ha comprobado el ARA.
Después de las huelgas educativas del mes de marzo, que fueron convocadas con el detonante del calendario (se acabaron añadiendo otras reivindicaciones), el ARA presentó una solicitud de acceso a la información pública al portal de transparencia del Govern para saber el número total y el porcentaje de los docentes que han hecho programas de formación durante el mes de julio en los últimos diez años. Según los datos facilitados, en julio de 2021 un total de 34.698 docentes asistieron a alguna actividad en verano, el 29,3% del total de los docentes activos en Catalunya. La cifra indica que el número de maestros que hacen cursos en verano se ha duplicado en diez años: la de 2021 es la cifra más alta de asistentes y también el porcentaje más elevado de los últimos años. En cambio, a la cola se sitúa el año 2014, cuando solo 15.421 docentes acudieron a una formación, el 14,4% del profesorado.
Los maestros que se quieren formar tienen dos vías oficiales para hacerlo: actividades organizadas por el departamento de Educación –son gratuitas y se inscribieron 12.761 docentes el año pasado, el 10,7% del total– o las que organizan entidades y fundaciones –son de pago y tuvieron 21.937 inscritos, el 18,5% del total–. De este segundo bloque, algunas están subvencionadas por el Govern (como las que organizan las asociaciones sin ánimo de lucro, como Rosa Sensat o la Federación de Movimientos de Renovación Pedagógica, que acogen el 4% del total de docentes catalanes en sus formaciones) y otras que no reciben ninguna subvención. Normalmente, un curso de formación dura 30 horas.
La ley de educación de Catalunya establece que la formación permanente "es un derecho y un deber" del profesorado y también una "responsabilidad", pero lo cierto es que el departamento no ha desplegado nunca este artículo y la obligación de hacer cursos para formarse no está regulada por ninguna normativa. Ahora bien, sí que es cierto que hay algunos factores que fuerzan a los docentes a hacerlo: los funcionarios y los interinos con contratos largos tienen que formarse si quieren conseguir los estadios docentes (los llamados trienios y sexenios, que les dan un complemento salarial), mientras que los interinos sustitutos que han trabajado más de seis meses durante el curso tienen que hacer 30 horas de formación durante julio si quieren cobrar el mes. Según datos de la conselleria, hay 9.990 docentes en esta situación, así que uno de cada cuatro de los cerca de 35.000 docentes que dedicaron unas horas de julio a formarse tenía un condicionante económico. Otra cosa es lo que pasa en el sector de la escuela concertada, donde el convenio que regula el sector sí que establece que las primeras semanas de julio son para hacer formación.
El 77% se forma durante el año
"No tenemos un problema de participación. El reto que tenemos con la formación del profesorado no es cuantitativo, sino cualitativo, porque tenemos que garantizar que las formaciones no sean solo teóricas, sino que sean cursos que se ajusten al centro, sean de valor y se trasladen a la práctica", apunta Joan Cuevas, director general de Innovación, Digitalización y Currículum. Para ir bien, la formación del profesorado tendría que, dice Cuevas, "ajustarse a las necesidades de los centros, partir de prácticas reales y tener un componente reflexivo y de acompañamiento a los docentes". Cuevas destaca que en los últimos diez años ha habido un incremento del número de profesores que se forma en verano y asegura que los datos del departamento recogen que en total el 77% de docentes hacen algún tipo de formación durante el curso. "Hay temas en los que los docentes se forman por necesidad, como pasa con los nuevos currículums, el catalán o la competencia digital", añade, así como la evaluación competencial, la coeducación, las materias STEAM o el bienestar emocional, que cada vez marcan más el día a día de los centros y generan mucho interés entre el profesorado.
En cambio, desde los sindicatos critican que hay "poca oferta" de actividades del departamento. "La conselleria no invierte ni planifica bien las formaciones y mucha gente las acaba haciendo fuera de su horario laboral", lamenta Teresa Esperabé, de CCOO. Según los cálculos de los sindicatos, el Govern tendría que destinar 20 millones de euros anuales a formación (los que recauda sacando el 0,7% de cada nómina por este gasto), pero solo invierte, dicen, unos 3 millones. "En el último año hemos incrementado las subvenciones a las entidades que hacen formación en verano, de 200.000 a 330.000 euros", defiende Cuevas.
Tanto los sindicatos como la conselleria y también las entidades que organizan formaciones están de acuerdo en valorar "en positivo" este tercio de docentes que se forma en julio. "Es una cifra que está bien, tenemos que pensar que no podemos llegar a todos los maestros", asegura Pilar Gargallo, presidenta de la Federación de Movimientos de Renovación Pedagógica, que apuesta porque todos los aprendizajes de las formaciones se expandan por los claustros "como una mancha de aceite". Hay menos consenso en cómo impactarán los cambios del calendario en los cursos de julio. Según la conselleria, como los docentes tienen que ir a los centros las mañanas de la primera semana de julio, hay tiempo para hacer los cursos por las tardes y el resto del mes. Pero entidades y sindicatos son mucho más críticos. "Habrá menos gente en las formaciones, porque posponerlas a mediados de julio hará que baje la asistencia y las ganas de hacer cursos en verano", avisa Gargallo. Desde CCOO ven el mismo riesgo: "Ahora se formarán menos docentes porque estarán preparando el curso. El adelanto de curso es un inconveniente para formarse". Las cifras oficiales lo dirán.