Educación

La escuela de un pequeño pueblo alto-ampurdanés que el Ayuntamiento quiere cerrar cinco años después de inaugurarla

Las familias de los dieciocho alumnos de la escuela de Palacio de Santa Eulàlia defienden el valor social del proyecto educativo

La escuela rural de Palacio de Santa Eulalia
13/12/2025
4 min

GeronaEl futuro de la escuela rural de Palacio de Santa Eulàlia, un pequeño pueblo del Alt Empordà de poco más de 120 habitantes, en el cauce del río Fluvià, ha generado un estruendo. Apenas cinco años después de inaugurar su proyecto educativo, el Ayuntamiento ha optado por clausurarlo, una decisión poco frecuente. De hecho, al departamento de Educació no le consta un cierre tan precoz. Actualmente la escuela tiene dieciocho alumnos, repartidos en tres pequeños grupos de guardería, educación infantil y ciclo medio, que provienen del municipio y también de pueblos vecinos muy pequeños y sin escuela, como Siurana. El espacio y la competencia del mantenimiento, al tratarse de una escuela rural, es del Ayuntamiento, por lo que el departamento no tiene ni voz ni voto en la petición de clausura enviada por el consistorio local. El Ayuntamiento, que ha cambiado de color político con respecto al antiguo gobierno municipal que inauguró el centro, defiende que la clausura es necesaria porque el consistorio no puede hacer frente a los gastos que ocasiona el centro. Las familias, en cambio, reivindican que se trata de un servicio clave para evitar el despoblamiento y fortalecer los lazos de los vecinos con el municipio.

Desde la AFA de la escuela de Palacio de Santa Eulàlia, una de las portavoces, que prefiere mantener el anonimato porque trabaja en el pueblo, defiende: "La escuela es un proyecto educativo fantástico, puesto como ejemplo por el mismo departamento como modelo rural que funciona muy bien". Las familias afectadas destacan el vínculo y la atención individualizada que permite un centro tan pequeño, "un tipo de educación que nuestros hijos nunca tendrían en un aula con veinte alumnos", y recuerdan que, si se cierra, las alternativas son otras escuelas rurales que ya están llenas o que no tienen que ver con la realidad de Palau de Santa Eulàlia. En este sentido, Marc Barneda, que ya no lleva a su hijo a la escuela porque cursa secundaria, pero es concejal en la oposición, considera que los argumentos económicos "no han sido suficientemente transparentes ni bien explicados" y que habría que "dar más tiempo al proyecto para valorar su impacto social, porque una escuela puede que no genere beneficio económico, pero sí vida de pueblo".

El Ayuntamiento argumenta que no puede asumir los gastos

El Ayuntamiento se ha reunido ya con las familias, pero se mantiene en su postura. Ante las quejas, reitera que la clausura es imprescindible para revertir el "deterioro financiero heredado". Según el equipo de gobierno, con el nuevo alcalde Xavier Baldrich al frente, el proyecto nació sin una planificación adecuada y condicionado por un sondeo informal durante la pandemia, lo que supuso decisiones precipitadas y costes muy superiores a los previstos.

El alcalde argumenta que la adecuación del edificio, el traslado de las dependencias municipales (que antes estaban en el bloque donde hoy está la escuela) y los actos de inauguración superaron los 190.000€, a los que se suman gastos anuales de 25.000€. Un mantenimiento que, aseguran, el Municipio no puede asumir. El gobierno local subraya también que la falta de alumnado residente –sólo tres niños del municipio– y la natalidad prácticamente nula hacen inviable sostener una escuela propia. En este sentido, recuerda que los niños del pueblo tienen plaza garantizada en la escuela de Garrigàs, con un proyecto pedagógico equivalente. La primera petición formal de cierre de la escuela se presentó en el departamento de Educación el 25 de marzo de 2024, después de varias reuniones con los Servicios Territoriales, y ahora ya es firme.

"Un pueblo sin escuela es un pueblo muerto"

Sin embargo, el exalcalde Xavi Camps, que impulsó la reapertura del centro en el 2020, defiende que "un pueblo sin escuela es un pueblo muerto" y que los servicios básicos –entre ellos la educación– son imprescindibles para garantizar futuro en el mundo rural. Y recuerda: "La apertura atrajo a nuevas familias y llenó viviendas vacías, lo que demostró desde el primer día la capacidad de generar arraigo y vida en el pueblo". El exalcalde también detalla que "si el nuevo equipo de gobierno no llevara dos años diciendo que cerraría la escuela, quizás los siete niños empadronados en el municipio que no se han matriculado lo habrían hecho". Por último, Camps asegura que la viabilidad económica estaba estudiada, con un coste anual estimado de entre 10.000 y 12.000 euros con la ayuda de subvenciones, y lamenta que el nuevo gobierno municipal señale las pérdidas del anterior mandato y obvie las ayudas que todavía no se habían cobrado antes del cierre del ejercicio.

El departamento de Educación, por su parte, confirma que la clausura sigue el curso previsto porque el Ayuntamiento ha manifestado la voluntad de no seguir cediendo el espacio. Sin embargo, según la AFA, la Generalitat estaría dispuesta a cubrir parte de los gastos si esto permitiera garantizar la continuidad del proyecto; pero, por mucho que pueda asumir su mantenimiento, si el Ayuntamiento no está dispuesto a ceder el espacio, la Generalidad no puede implicarse en el mismo. Fuentes del departamento confirman al ARA que, desde el punto de vista de la escolarización, el "cierre tiene sentido" porque no hay niños suficientes en el municipio.

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