Fingir su suicidio para promocionarse: la mala idea de un músico mallorquín
El artista Miquel Roldán pide perdón después de anunciar su retirada con un videoclip en el que simulaba que se quitaba la vida, una carta de despedida y un aislamiento de diez días
PalmaTres días de sufrimiento profundo y siete de incertidumbre es lo que ha provocado el músico mallorquín Miquel Roldán a su familia y amigos: fingió su suicidio en el marco de una performance para anunciar que se retiraba de la música, pero no lo explicó hasta diez días después. Ahora el protagonista ha explicado en un comunicado la historia y ha pedido disculpas: "La he cagado. Entre lo que pensaba que pasaría y lo que ha pasado hay un abismo del que yo soy el único responsable".
El joven ha querido mezclar la ficción con la realidad para promocionar su último single: "¿Y si después de publicar el videoclip, apago el móvil y me desconecto unos días sin decirle nada a nadie?", se planteó Roldán, que acabó llevando a cabo su plan, que no solo consistía en aislarse, sino que también hizo creer a su entorno que se quería quitar la vida. El mismo día que publicó la canción Todavía me acuerdo de ti, escribió una carta de despedida para sus familiares. En el single, el autor hablaba del hecho de que la vida no siempre es lo que parece y que había muchas cosas sobre la realidad que él vivía que todo el mundo desconocía, hecho que, sumado a la carta, alarmó a su entorno.
Su intención, dice ahora, era generar un debate sobre la salud mental. "Sé que visto ahora, después de todo lo que ha pasado, puede sonar frívolo, pero en mi cabeza se parecía más a un juego de detectives que a una situación angustiosa. Se trataba de generar confusión, de generar esta duda. No sufrimiento", lamenta el músico. Roldán ha reconocido que se equivocó, y por eso ha hecho un largo escrito en el que, además de disculparse públicamente, explica que, de hecho, la letra de la supuesta canción de despedida le surgió dos años antes: "En 2021 saqué mi primer disco y se suponía que tenía que ser uno de los momentos más felices de mi vida, pero no fue así", explica. Según Roldán, la publicación del disco coincidió con una situación "muy complicada" en el ámbito personal que no lo dejó disfrutar del estreno del disco: "No me apetecía nada, pero no quería echar por tierra el tiempo y los esfuerzos dedicados a este proyecto, así que aguanté la actitud positiva hasta el concierto de presentación del disco".
El artista canalizó todas estas emociones en la canción que dejó aparcada hasta el verano pasado. También grabó la mayor parte del videoclip y empezó a pensar la manera de lanzarlo al público. "Consideré que, después de aquello que yo había vivido, era una buena oportunidad para dar visibilidad al suicidio y generar debate", explica. El videoclip, muy impactante, muestra al final un plano que quiere recrear el suicidio del protagonista. "La imagen final estremece, después de todo el recorrido que hace mi personaje en la pieza audiovisual. Y, como ya debéis de haber deducido, me estoy interpretando a mí mismo meses atrás. No es una historia real y a la vez sí que lo es", admite.
El 24 de diciembre, con el videoclip terminado, Roldán publicó la canción y empezó a ejecutar su plan. La carta de despedida a la familia –dice– pretendía ser una pista para dejar claro que todo estaba bien, una especie de escape room, el juego de escapismo del que se declara seguidor. Pero nadie leyó entre líneas ni se lo tomó como un juego, sino que sus padres pensaron que la carta y el videoclip eran reales. La madre de Roldán llegó a pedir colaboración ciudadana en las redes sociales para encontrar a su hijo, porque pensaba que se quería matar: "Atención, amigos, soy la madre de Miquel. Va de verdad, no lo encontramos y nos ha dejado una carta de despido. Por favor, si sabéis algo, decidlo. Pensamos que quiere hacer una locura", escribió.
Roldán creía que sus amigos serían capaces de descifrar la carta y entender que era un juego como los que, de hecho, había llegado a crear en su casa. "Cualquiera de ellos que haya hecho mis escape rooms lo habría entendido en el momento. Pero nadie más vio la carta, solo mis padres y mi hermano", lamenta. Con la misiva escrita, Roldán apagó el móvil y, sin ser consciente de la alarma que estaba generando, se aisló en una casa que había alquilado en un pueblo de l'Illa (Manacor), donde se pasó diez días sin dar señales de vida.
La angustia de las primeras horas
La noticia de la supuesta desaparición y el grito de auxilio de la familia corrieron como la pólvora y en solo unas horas media Mallorca estaba buscando al chico, sin saber si estaba vivo o muerto. "Mis amigos y familiares fueron a varios lugares relacionados conmigo pensando que podía estar a punto de quitarme la vida", explica. De hecho, fue la supuesta carta de despedida que leyó la familia lo que más alarmó al entorno del artista, puesto que inicialmente la mayoría de público que vio el videoclip puso en entredicho que fuera real. "Mi hermano sí que sugirió que quizás se trataba de un mensaje encriptado que realmente quería anunciar mi retirada de la música, pero la alarma social ya estaba creada", lamenta.
Tres días después de fingir desaparecer, Roldán continuaba ajeno al sufrimiento que estaba generando y no fue hasta el 27 de diciembre al atardecer cuando el propietario de la casa que había alquilado vio la imagen del artista en los medios y lo advirtió. "En este momento ya vi que la cosa se había extralimitado, aunque no era consciente ni del 10% de lo que realmente había ocurrido", comenta Roldán, que al día siguiente contactó con su padre con un mensaje de voz en el que le decía únicamente que estaba bien. "Lo más importante para mí era que supieran que estaba bien, que solo había ido a desconectar, que podían dejar de buscarme, que en unos días volvería y hablaríamos de todo con calma, que los echaba de menos y que los quería, y que agradecieran a toda la gente que se había preocupado", añade. Después de este audio, sin embargo, volvió a apagar el móvil "sin conocer la magnitud real de todo lo que estaba pasando".
La llegada a casa, 10 días después
El día 3 de enero, diez días después de la desaparición, el joven volvió a casa y la familia le explicó qué había pasado. "Aquí es cuando ya empiezo a ser consciente de todo: que se me dio por muerto desde el principio, que gente de mi entorno ha estado buscando mi cadáver en todo tipo de lugares, que ha sufrido mucho, ha llorado mucho y el shock ha sido muy fuerte", explica Roldán, que admite que hizo una apuesta "arriesgada" y que "saló mal". "Hay gente que me ha recibido con los brazos abiertos (no sin un tirón de orejas) y gente que está muy enfadada conmigo. Entiendo todo tipo de reacciones y pido perdón".