Bioética

Genética a la carta y humanos robot: ¿cómo será el futuro de nuestra especie?

El IEC y el ARA organizan un debate para analizar la incertidumbre de la evolución humana con la irrupción de la inteligencia artificial

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BarcelonaLa pregunta es simple y directa: ¿humanos o robots? Ésta ha sido la primera cuestión que se ha lanzado este martes en la Sala Pi y Sunyer del Institut d'Estudis Catalans (IEC), llena hasta los topes. De fondo, una proyección con una cincuentena de fotos de personas –aparentemente– humanas: la mitad son avatares creados con inteligencia artificial, detalle francamente difícil de captar. ¿Cómo imaginar el futuro? ¿Dónde situamos los límites éticos en la evolución tecnológica? ¿Llegaremos al punto en que un humano no sea uno Homo sapiens? La dicotomía entre el avance tecnológico y la evolución humana ha sido el abordado por los biólogos del IEC Martí Domínguez y Cristina Pujades en un debate moderado por el director adjunto del ARA, Ignasi Aragay.

El temor que representa este futuro próximo –cada vez menos futuro y más presente–, pero a la vez muy difícil de calibrar cuál es su alcance, es uno de los principales temas de debate. ¿Debemos preocuparnos? "A priori, como bióloga diría que no. El cerebro humano tiene 86 millones de neuronas y nuestro reto es descubrir cómo resuelve situaciones que vivimos cada día, como tener una conversación mientras bajas una escalera y fijas la mirada en alguien. Este nivel de coordinación para conseguir estos comportamientos complejos es un objetivo que los robots están muy lejos de poder alcanzar", ha asegurado Cristina Pujades. Martí Domínguez, que además de biólogo es escritor y ha ambientado su último libro, Mater, en una sociedad en la que la gestación se lleva a cabo fuera del cuerpo femenino, tiene una visión algo más abstracta de hasta dónde puede llegar la tecnología en la evolución humana. "La ectogénesis (la gestación de un embrión fuera de un útero) ya está aquí y abre la puerta a una sociedad con bebés mejorados genéticamente". Para justificar esa previsión que podría parecer de película, Domínguez ha explicado lo que vivió cuando viajó a Boston y visitó laboratorios de empresas. "Su hermetismo es absoluto, casi nadie puede entrar, lo que lleva a pensar que lo que se hace allí no está controlado". Una hipótesis que no comparte Pujades: "La empresa privada tiene cierto secretismo porque quiere hacer dinero, pero también debe seguir los procedimientos éticos del país", ha defendido, aparte de hacer énfasis en que la investigación puntera se hace en los centros públicos. "Es cierto que hay países donde el código ético es menos severo", ha reconocido haciendo referencia al investigador chino He Jiankui, quien editó genéticamente los embriones de dos gemelas.

¿Dejaremos de ser humanos?

Más allá de poner límites éticos a la evolución tecnológica de los humanos, otro de los escenarios que abren los avances científicos en este ámbito es el de las mejoras en la salud y la vida gracias a modificaciones genéticas e implantes biónicos. Herramientas que mejoran el día a día de muchas personas y que pueden ayudar a alargar la vida, pero que Pujades advierte que no podemos considerar una solución mágica. "No podemos evitar muchas enfermedades sólo haciendo modificaciones genéticas porque muchos síndromes son poligénicos. Podemos cambiar una parte de una mutación, pero no sabemos qué más puede tener esa persona", ha insistido.

Pero ¿qué pasaría si las modificaciones en el cuerpo humano las lleváramos al extremo? ¿Hay un punto en el que algunos individuos serían ya considerados una nueva especie? "A priori no. Pero si llega un momento en que estos cambios nos hacen tener un comportamiento diferente, quizás sí seremos otra especie. Eso sí, debe ser un cambio muy diferenciador", asegura Domínguez. "Si los cambios se hacen con material humano, como células madre, evidentemente seguimos siendo la misma especie. Ahora, con lo que está empezando a ocurrir, como el caso de el hombre al que trasplantaron un corazón de cerdo, aquí ya no sé dónde poner el límite", admite Pujades.

Para terminar, vamos a dar la vuelta a la cuestión: ¿llegaremos al punto en que un robot podrá ser considerado humano? División de opiniones. Mientras Domínguez no descarta que los robots puedan llegar a adquirir conciencia, Pujades es taxativa: "Claramente no". Y añade: "Nos podrán sustituir en ciertas tareas, como el robot que pliega camisetas o los robots asistenciales para ayudar a una residencia de ancianos, pero el día que deba tomarse una decisión porque esta persona no quiere comer, será necesaria una intervención humana".

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