La presidenta de la Coordinadora 5+1 lamenta que el Parlamento haya votado contra la comisión de investigación sobre los 9.245 fallecidos en los geriátricos

María José Carcelén: "La gente mayor de las residencias es moneda de cambio para los políticos"

BarcelonaMaría José Carcelén preside la  Coordinadora de Familiars de Residències 5+1, una entidad nacida en 2017 para denunciar las deficiencias estructurales de cinco centros de Barcelona y que durante la pandemia ha continuado alertando sobre la situación en los geriátricos, donde han fallecido oficialmente 9.245 residentes por covid. Hoy dice que se siente "triste y decepcionada" porque con los votos de ERC, JxCat y el PSC se ha acordado cerrar la comisión parlamentaria para investigar las causas y responsabilidades de la crisis en estos centros.

¿Cómo reciben que se acabe la comisión sobre las residencias?

— Desde la coordinadora estamos muy decepcionados de que no haya ninguna investigación por todos los muertos que ha habido y las condiciones y vulneraciones de derechos que se han sufrido en las residencias. Lo más grave es que si no se investigan las causas, corremos el riesgo que se vuelva a repetir en la pandemia siguiente.

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¿Cómo interpreta que las tres formaciones se hayan puesto de acuerdo para evitar la comisión?

— Los de Esquerra estaban en las dos conselleries cuando estalló la pandemia y se hicieron los protocolos y las vulneraciones de derechos, mientras que JxCat es ahora la que gestiona el área y hace los protocolos que encierran a personas en residencias y permiten a los gestores de los centros hacer lo que quieran. El voto de los socialistas quizás se explica porque no quieren poner contra las cuerdas a nadie y facilitar así el apoyo a la votación de los presupuestos en el Congreso de Diputados. La gente mayor de las residencias es moneda de cambio para los intereses partidistas.

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No hay comisión, pero tampoco nadie ha entonado el mea culpa.

— Ni tampoco nadie ha pedido perdón ni ha tenido interés por saber qué pasó. No quieren aparecer en la fotografía que les muestre como los responsables o culpables de tantas muertes y vulneraciones de derechos, pero en todos los aspectos de la vida todo el mundo asume sus errores.

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¿El drama vivido en las residencias se podía haber previsto?

— Lo que pasaba en las residencias lo sabía todo el mundo. Que no había suficiente personal, que no estaban suficientemente formados, que en los centros no había suficiente espacio para hacer los aislamientos y que no había estructura para hacer atenciones médicas. Todo el mundo estaba al caso. Pero es lo que pasa cuando se deja entrar a las empresas privadas y los fondos de inversión en el sector, que reducen gastos para ganar más. Se ha permitido que las residencias sean un gran negocio.

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¿Se han sentido escuchados y atendidos por las administraciones?

— A los familiares no nos han tenido nunca en cuenta. Ya pedimos reunirnos con la anterior consellera [Alba Vergés, de Salud, que asumió la gestión de los geriátricos] y en junio con la nueva consellera [Violant Cervera], pero ya nos dijeron que estaba muy ocupada y que nos recibiría la directora general [de Autonomía Personal, Montserrat Vilella]. Pero a 3 de noviembre no nos han dicho nada. En cambio, el gobierno español nos llamó a la plataforma estatal para que los hiciéramos propuestas sobre nuevos protocolos y modelo residencial. En Catalunya se llenan la boca hablando de democracia, pero la democracia y la transparencia se tienen que practicar, porque si no pasa que parecemos una república bananera.

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¿La normalidad ya ha llegado a las residencias?

— No, de ninguna de las maneras, y la prensa y Tv3 tienen mucha responsabilidad porque transmiten el mensaje de normalidad que quieren los que mandan. Pero todavía se encierra a personas sanas y con las tres vacunas y sin haber pedido autorización judicial, que se tenía que pedir incluso en estado de alarma. A los residentes no se les considera personas de pleno derecho y todavía se les vulneran los derechos, mientras se permite que entren 100.000 personas en el Camp Nou sin pedirles si están vacunadas o no. Para entrar en una residencia se tiene que pedir cita y la dirección puede decir que no sencillamente porque no tiene suficiente personal.

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¿Ha habido mejoras de las deficiencias?

— Tampoco. Al contrario, hemos ido atrás porque se han rebajado las ratios de atención directa a los residentes, incumpliendo los acuerdos de 2008. Si la sociedad continúa mirando hacia otro lado ante las vulneraciones de derechos, quizás mañana le tocará a otro grupo, porque estamos normalizando la vulneración de una vida digna.