Jordi Musons: "Tan importante es la educación afectivo-sexual como las matemáticas"
BarcelonaJordi Musons es profesor de matemáticas y dirige desde 2005 la Escola Sadako, en Barcelona, un centro fundado en 1968 con "espíritu revolucionario". Desde hace unos años, es uno de los centros referentes en metodologías educativas avanzadas.
En el libro dice que la innovación no es sinónimo de mejora educativa, sino que hay que fijarse en el porqué. ¿Cómo y por qué se reinventó Sadako?
— Hace 15 años nos propusimos cambios sustanciales sin saber que también pasaría a corto plazo y a nivel internacional. Visitamos escuelas por Europa que nos hicieron ver que hay modelos educativos que se plantean objetivos de aprendizaje diferentes y sobre todo maneras diferentes de llegar a ellos. Nos focalizamos en cómo llegamos a estos aprendizajes y hicimos un cambio importante: apostar por un modelo de co-docencia.
De hecho, asegura que la solución no es reducir las ratios. ¿Por qué?
— Cuando estamos enfermos queremos que nos atienda un equipo de expertos, y en docencia esto es extremadamente importante. Dedicaría los recursos a trabajar en equipos multidocentes antes que a reducir las ratios. Desde el punto de vista profecentrista, las ratios pequeñas son cómodas, pero no tengo claro que desde el punto de vista social sea una buena solución, porque se empobrecen las relaciones sociales.
Hay "negacionistas" que se resisten al cambio.
— Imagínate que la sanidad sigue atascada con lo hacían los hospitales al inicio del siglo XX y que un grupo de científicos dijeran que han encontrado una vacuna para el covid, pero el sistema sanitario dijera que prefiere seguir como hasta ahora porque esto ha funcionado siempre. Pues esto está pasando en educación: el sistema tiene dificultades para adaptarse al nuevo contexto, y docentes y familias todavía nos preguntan cómo salen nuestros alumnos. ¡Tenemos infinidad de datos objetivos que dicen que el sistema actual es un fracaso! Un 20% de los alumnos fracasan con este modelo escolar, y nadie pregunta a los institutos tradicionales cómo salen sus alumnos. Sabemos que los pacientes se nos mueren y, ¿qué hacemos para cambiar esto? Si hacemos lo mismo ya sabemos que no les curaremos.
Afirma que estos cambios no son posibles si no se flexibiliza la legislación. ¿No tienen suficiente autonomía?
— Venimos de un sistema educativo muy rígido y controlador. Esta falta de autonomía impide el empoderamiento de los equipos directivos. Todas las escuelas con proyectos educativos avanzados han tenido que romper alguna norma. Y creo también que a veces nos hemos amparado en que el sistema no lo permitía por no atrevernos a modificar nuestros proyectos educativos. No creo que el sistema provoque los cambios, pero tampoco me atrevería a decir que el problema está en el sistema.
¿Qué normas ha roto Sadako?
— Hemos llevado normas hasta el límite. Por ejemplo, la evaluación. Tener que poner una nota numérica nos obliga a trabajar de una determinada manera que rompe con la evaluación formativa que hacemos aquí. Esto lo han hecho muchas escuelas, porque lo que está pasando no es una obsesión de 20 centros. ¡El mundo coincide en que los propósitos de la educación han cambiado!
¿Cómo cambiaría el currículum?
— El actual es extenso y poco adecuado a las necesidades reales. Nosotros hemos tenido que justificarnos y explicar que tan importante es tener una buena educación afectivo-sexual como saber matemáticas. Me gustaría que fuera como el de los fineses, con orientaciones pedagógicas básicas para que cada escuela elabore su proyecto. Me preocupa mucho la confusión de currículo con libro de texto.
¿Cuál es la pieza que lo cambia todo?
— El liderazgo institucional. Necesitamos organizaciones, personas, gobiernos que inspiren sobre por qué es necesaria una nueva educación y cómo se tiene que aplicar, porque si no, remamos a contracorriente y el riesgo de volver atrás es muy grande.
¿Qué recomienda a las escuelas que quieren hacer procesos de cambio?
— Hay mucha prisa por innovar. Hay escuelas que en tres años han cambiado lo que nosotros hemos tardado 18. La sensación de que si no cambias nada está mal tiene muchos riesgos, porque cambias la metodología sin cambiar los propósitos ni la mentalidad docente.