Jabalíes corriendo por Barcelona y cerdos confinados en Collserola: la zona cero de la peste
El 112 ha recibido más de 400 llamadas alertando de la presencia de estos animales
Cerdanyola del VallèsLa gente fotografía y graba la escena. En el patio de un convento de monjas de la parte alta de Barcelona, un jabalí de grandes dimensiones corre arriba y abajo. El testigo que lo explica dice que es grande "como una vaca". El edificio está cerrado y el animal explora sus jardines. Detrás hay cuatro policías intentando conducirlo hasta una red que tenían desplegada, pero se ha escapado. El cerdo ha corrido hacia la montaña, de nuevo hacia Collserola. Esta escena no es nueva en los barrios barceloneses que hacen frontera con el Tibidabo –es más frecuente–, pero el brote de peste porcina detectado no lejos de allí hace que la presencia de los jabalíes sea más advertida que nunca por la gente.
Advertida y avisada, con llamadas constantes al teléfono de emergencias 112 por la presencia de jabalíes, estén vivos o muertos. Según ha podido saber el ARA, desde el viernes, cuando comenzó el episodio de peste porcina, el 112 ha recibido 412 llamadas de varios puntos de Catalunya por jabalíes. Hay gente que llama para preguntar cómo actuar ante esta situación, pero la mayoría llaman para informar de la presencia de estos animales. Uno de los últimos avisos ha sido en Cerdanyola del Vallès, muy cerca de la zona cero de la infección, por un jabalí muerto en las vías del tren. De nuevo, no sería noticia si no hubiera un brote a pocos kilómetros: "Cada día se atropellan jabalíes", admiten fuentes de Renfe. Pero ante la situación crítica ha sido necesario recoger al animal y llevarlo a analizar para descartar que estuviera infectado. Pero todo apunta a que la muerte ha sido por un atropello. La circulación se ha cortado durante hora y media.
También hay cortes, decenas de cintas que prohíben pasar, en los muchos laberínticos accesos que conducen a Collserola. Una vecina de Cerdanyola pasea al perro por un paseo que hace frontera con uno de los accesos a la montaña, vigilado de cerca por la Guardia Urbana. Lo lleva con una correa. "Aún se joderá a correr, pisará una mierda y esparcirá el virus", comenta. El camino que está cerrado por la policía lleva hasta el Centro de Educación Can Coll. Se trata de una granja en la que a menudo van escuelas a conocer a los animales de cerca. Entre la fauna se encuentran dos cerdos domésticos, que desde el viernes están confinados. Por el momento han dado negativo de la prueba de la peste africana. Incluso han tapado con una red el cobertizo donde viven para que no vaya ni un pájaro, por miedo a que transporte la enfermedad. Todas las actividades del centro se han cancelado.
Del camino sale un coche de los Agentes Rurales y, como novedad, otro de la Unidad Militar de Emergencias (UME). En las inmediaciones de Collserola hay 117 militares. El UME ha desplegado tres estaciones de descontaminación para vehículos, personas y animales. Y también siete equipos para recoger cadáveres o muestras en condiciones de bioseguridad. Los Agentes Rurales guían la furgoneta de la UME –que se queda unos minutos colgada en un semáforo– hasta una zona de huertos, de nuevo en el umbral de Collserola. Después de unos minutos de comprobaciones, mientras un anciano desenterra una lechuga, continúan con su trayecto.
Al norte de la AP-7
Pero la zona cero del brote está lejos. Estamos en la parte de Collserola que toca con Barcelona, y para llegar es necesario cruzar la AP-7 –se han cerrado los pasos de animales que pasan por debajo de la autopista para evitar la transmisión– en dirección a Bellaterra. La vida sigue mientras los equipos especializados trabajan. Las colas para ir a buscar a los niños a las muchas escuelas de Bellaterra se mantienen. En la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) las clases se han realizado con normalidad, pero han avisado internamente a los alumnos de que no vayan hacia los caminos que se alejan del campus y se adentran en el bosque. En la Facultad de Veterinaria hay animales, como ovejas y caballos, pero ningún cerdo.
Justo en medio de la zona cero hay una hípica. Su propietario sufre por si no dejarán entrar las furgonetas que llevan alimentos para los caballos, que están encerrados en las cuadras y no pueden realizar las rutas por la montaña que normalmente transitan. Le han avisado que quizás de cara a los próximos días tendrán que desinfectar su coche cada vez que entre y salga. Por el momento no se ha impuesto ninguna multa por saltarse las restricciones. Fuentes del Govern dicen que todo el mundo está siendo muy responsable. No sólo es peligroso, y mucho, porque se puede acabar transportando la enfermedad, sino también porque el bosque es un campo de minas, lleno de trampas para jabalíes. De vez en cuando, se ve a algún ciclista que sale de un camino encabezado por un cartel de alerta: "Zona infectada".