La marihuana: la oportunidad de la criminalidad en Catalunya
La producción de esta droga muestra el riesgo de que se infiltren en las instituciones
BarcelonaHace tiempo que se repite que Catalunya se ha convertido en un país productor de marihuana y este es un fenómeno que sirve para explicar el impacto que puede tener el crimen organizado en un territorio. El cambio principal que ha supuesto el cultivo masivo de la marihuana es pasar de ser una vía de entrada de las drogas en Europa -sobre todo de la cocaína y el hachís- a una zona que algunos grupos ven como una oportunidad para producir el cannabis que después exportarán. Pero la amenaza no es solo la violencia que implica el cultivo de la marihuana entre las bandas que se dedican a ello -en Catalunya se han sumado 13 homicidios en los últimos cuatro años- con un aumento de la circulación de las armas de fuego, sino las “transformaciones sociales” que se derivan de esto.
El profesor del grado de seguridad de la UB Josep Antoni Macho, que también es sargento en activo de los Mossos d'Esquadra, avisa del “peligro” que esta producción autóctona “actúe como reclamo” hacia algunas personas que no tienen vínculos con la criminalidad pero que acaban formando parte de ella por las “ganancias estratosféricas” que ofrece. Un riesgo que sube hacia arriba con los intentos de los grupos de infiltrarse en las instituciones. Esto se ha evidenciado el último año y medio con tres investigaciones que afectan a mossos y policías locales -en Santa Coloma de Farners, en Llinars del Vallès y en Tarragona- relacionados con el negocio de la marihuana. Aun así, la implicación de agentes en tramas de corrupción por el tráfico de drogas no es nueva porque ha habido otras investigaciones a funcionarios, especialmente por la entrada de sustancias en contenedores del puerto.
Según el profesor Xavier Torrens, que también forma parte del grado de seguridad de la UB, se ha visto Catalunya “como un lugar permisivo” donde trasladar la producción de la marihuana. Además, como está castigado con una penalidad baja y no necesita mucha inversión,el jefe de la unidad central de estupefacientes de la División de Investigación Criminal (DIC) de los Mossos -que pide no identificarse con el nombre- dice que han detectado que algunos grupos dedicados a los robos han cambiado su actividad habitual por el cultivo de esta droga o lo han complementado. También ha pasado con narcotraficantes de cocaína, que han visto “más rentable” este negocio y con menos riesgos: no lo tienen que importar porque la producen, cosa que evita el peligro que “se rompa” la cadena y que un envío que tienen que recibir acabe “frustrado”.
Se calcula que la marihuana concentra el 70% de la actividad del tráfico de drogas en Catalunya y los Mossos han explicado que algunas de las tramas más importantes en este ámbito son de origen albanés, serbio y chino.
Cerca de 1.000 detenidos en un año
Pero el crimen organizado va más allá de la marihuana: cada año se desarticulan entre 20 y 30 organizaciones y entre 60 y 80 grupos en Catalunya -los primeros son más estables que los segundos-, que suponen entre 900 y 1.000 detenidos. Macho explica que más de la mitad se dedican al tráfico de drogas, los siguientes más numerosos son los que cometen robos y los menos habituales son los de tráfico de seres humanos -de explotación laboral o sexual-. La mitad de los detenidos son de origen autóctono y el resto de unos 20 países diferentes, entre los cuales destacan los de origen albanés, marroquí y dominicano. Según Macho, la criminalidad foránea que ha arraigado históricamente en Catalunya procede de países de Europa del Este, Italia, Asia y Sudamérica.
El jefe de la unidad central de estupefacientes de los Mossos apunta que, aparte de la población autóctona, en el tráfico de cocaína predominan las organizaciones procedentes de Latinoamérica -dominicanas, colombianas y en menos cantidad mexicanas-, en heroína las pakistaníes y en hachís las marroquíes. En cuanto a los ingresos que obtienen, asegura que los grupos acostumbran a tener una vía de salida del dinero en negro, que incluso es más importante de “preservar” que la vía de entrada de las drogas, para enviarlos a los países de origen o a paraísos fiscales.
Pero no todas las ganancias se marchan fuera porque algunas organizaciones las invierten en Catalunya y otros vienen aquí a blanquear el dinero de sus negocios ilícitos. Sobre esto, Macho considera que las entidades financieras y las empresas tienen que percibir “conductas anómalas” en los pagos de las compras. Por ejemplo, hace dos años los Mossos denunciaron que un banco no había avisado durante años del dinero en negro -ingresos en monedas y billetes de cantidades bajas- que recibían cada mes: procedían de un clan familiar que vivía del narcotráfico.
Reparto de funciones por áreas
La estructura de algunos grupos desarticulados en Catalunya tiene patrones similares a una empresa. Un ejemplo fueron los narcopisos en el Raval de Barcelona que controlaba una mafia dominicana hace cuatro años. Macho recuerda que la organización se repartía las funciones en áreas: una de comercial para distribuir las drogas, una dedicada a proteger su actividad y una que se encargaba de blanquear las ganancias con la compra de inmuebles, coches de lujo o enviando el dinero al extranjero. El profesor añade que la estrategia empresarial también se ha visto en la mafia georgiana, centrada en los robos en domicilios. Esta última actividad quedó alterada por el confinamiento del covid -con una caída de más de un 40%-, hecho que provocó que algunos grupos se vieran obligados a ir a países con restricciones de la pandemia menos intensas o cambiar su actividad. Una oportunidad que se ha disparado son las estafas virtuales: “Todas las advertencias indican que el crimen organizado se dirigirá a la red”, concluye Macho.
Los últimos años los Mossos, la Policía Nacional y la Guardia Civil han desarticulado grupos originarios de varios países que habían llevado sus tramas a municipios catalanes. A continuación repasamos algunas de las mafias más destacadas:
- Los narcopisos que trastocaron el RavalUna mafia dominicana estaba detrás del fenómeno de los narcopisos del Raval de Barcelona y utilizaba la violencia tanto por la disciplina interna como por el control del territorio, cosa que había motivado peleas y agresiones con arma blanca. En 2018 los Mossos hicieron un macrooperativo contra esta organización, que actuaba con rapidez porque había una rotación continua de los pisos que ocupaba y transportaba las drogas con patinete eléctrico en cantidades pequeñas -heroína, cocaína, marihuana y hachís-. La trama se organizaba por niveles. Cada narcopiso tenía uno o dos responsables que vivían en una de las habitaciones de la vivienda: las otras estaban dedicadas a la venta y al consumo. Para hacerlo funcionar contrataban a dos o tres trabajadores que vendían las sustancias, miraban que nadie consumiera en el exterior e iban a buscar más drogas cuando faltaban. Otra figura consistía en los vigilantes de calle que detectaban la policía. Por encima de los responsables de cada narcopiso había los encargados de zona y los directivos.
- Una cafetería del Eixample receptora del narcotráficoUna operación de los Mossos y la Guardia Civil contra la organización napolitana de la Camorra por el blanqueo de capitales implicó varios cacheos en 2017 en Barcelona y el área metropolitana. Uno de los locales donde se entró fue una cafetería del Eixample que estaba situada en los bajos del edificio donde también se ubicaba el consulado italiano. Según la investigación, este y otros establecimientos de restauración se habían utilizado como receptores del dinero proveniente del narcotráfico de la Camorra, que, además, se habían invertido en vehículos y joyas. En un operativo anterior, en 2013, los Mossos actuaron contra la mafia calabresa que regentaba cuatro pizzerías en Barcelona para tapar los ingresos de las drogas.
- Obligados a cultivar durante un año en una naveLa mafia china empezó a entrar en el negocio de la marihuana en 2017 con plantaciones en naves industriales de Santa Coloma de Gramenet, Montcada i Reixac y Sant Cugat Sesgarrigues. Las cultivaban trabajadores que estaban encerrados y no podían salir nunca de las naves. También se dedicaba a explotar mujeres sexualmente. Esta retención de personas se ha repetido porque el año pasado los Mossos desarticularon una organización criminal china que había llevado a 10 compatriotas a Catalunya para obligarlos a cultivar la marihuana durante un año en cuatro naves industriales, de donde tampoco podían salir. Los tenían en habitaciones pequeñas, muy sucias, con todos los colchones juntos y solo les daban comida una vez a la semana. Una de las personas liberadas hacía tanto tiempo que estaba encerrada que desconocía la pandemia del covid: cuando salió se sorprendió de que todo el mundo llevara mascarilla .
- Casas en Pedralbes y en la Costa Brava para blanquearEn solo 15 días de diferencia, en 2016 hubo dos operaciones contra las mafias rusas en Catalunya para blanquear dinero. La primera, de la Guardia Civil, implicó cacheos en Reus, Cambrils y Salou. La segunda, de los Mossos y la Policía Nacional, se centró en Barcelona y municipios de la Costa Brava. En este último caso, según la investigación, la trama tenía restaurantes, una casa en Pedralbes con coches de alta gama y chalés a primera línea del mar que se habían comprado con dinero de orígenes ilícitos. En otro operativo, en 2013, también se intervino contra una mafia rusa en Lloret de Mar donde se detuvo al alcalde de la población.
- Un centenar de víctimas explotadas sexualmenteLos Mossos actuaron en 2015 contra una mafia nigeriana que forzaba a un centenar de mujeres a prostituirse. La explotación sexual se focalizaba en la Rambla de Barcelona a pesar de que también se extendía a otras zonas. La policía había hecho los años anteriores tres otras operaciones dirigidas a la misma organización, dedicada a contactar con mujeres jóvenes, vulnerables y sin recursos para engañarlas. Les ofrecían un trabajo legal y remunerado en España si se comprometían a pagar una cantidad de dinero. Las mujeres no tenían capacidad para pagar el precio que la mafia les reclamaba por el viaje y cuando llegaban al destino les decían que no había ningún trabajo legal: para volver la deuda, las obligaban a prostituirse. Los responsables de la organización criminal también atemorizaban a las víctimas de la explotación sexual con el objetivo de quedarse todo lo que ellas ganaban. Lo hacían con amenazas, como por ejemplo que les arrancarían los dientes, les cortarían el cuello o las descuartizarían.