La proliferación de atunes pone contra las cuerdas a los pescadores: "Son los jabalíes del mar"

GeronaDe ser una especie minoritaria en riesgo de desaparecer a convertirse en un verdadero problema que desequilibra el día a día de la pesca. Éste es el cambio radical de paradigma que denuncian los pescadores catalanes a propósito de la proliferación de atunes rojos en alta mar en los últimos años. Desde el delta del Ebro hasta el cabo de Creus, las embarcaciones que salen cada madrugada a pescar deben lidiar con cientos de ejemplares de túnidos de grandes dimensiones que rodean las barcas, les asustan el pescado y les estropean las redes. Sobre todo lo sufren los pescadores de cerco, que cuando han atraído la atención del cardumen de anchoa o sardina con el foco de luz, se topan con estos grandes depredadores de pescado azul que entran en la red, comen a placer y ahuyentan todas las capturas. "Como un lobo que asusta a las ovejas", es la frase que más repiten dentro del sector.

Ferran Martínez, patrón mayor de Blanes, alerta de la situación: "Llevamos más de cinco años diciendo que ha proliferado. Se ha transformado en una plaga; es el jabalí del mar. Este pescado cada día come un tercio de su peso y eso quiere decir que cada día está comiendo más de lo que se". Además, al ser una especie protegida que no se puede pescar sin licencia, los pescadores artesanales de cerco también se quejan de que si lo capturan accidentalmente, no pueden sacar rédito económico y deben devolverla al mar: "No podemos ni venderlas, así que después de toda la penuria, no podemos comer ni un trozo de atún".

El problema no es exclusivo de la flota blanca, sino que sucede en todo el litoral catalán, tal y como corrobora Antoni Abad, patrón mayor de Roses y presidente de la Federación Nacional Catalana de Cofradías de Pescadores: "Se ha roto el equilibrio, la pirámide se ha invertido. Pero ahora se había invertido. te la puedes ni mirar y salen del agua". El sector, que califica la situación de "plaga de atunes", pide medidas similares a las de los agricultores con la fauna cinegética, que hacen batidas de caza para moderar a la población de jabalíes o corzos: "Si durante un tiempo determinado científicos y administración pudieran hacer una captura para nivelar la situación, descansarían todo lo demás. de oxígeno para pasar ese trance", insiste Abad.

A principios de los años 2000, la pesca de atunes salvajes, un pescado con mucha pulpa y muy codiciado en el mercado, estaba totalmente descontrolada, con una gran industria de flotas pesqueras dedicadas exclusivamente a capturar este pescado ya comercializarlo al por mayor. Sin embargo, el retroceso de la especie, causado por la pesca masiva, se detuvo en el 2007, con la campaña de recuperación impulsada por la Comisión Internacional para la Conservación del Atún del Atlántico y el Mediterráneo (ICCAT). El plan impuso la reducción de las cuotas existentes, controles de pesca furtiva, aumentos de tallas mínimas y períodos de veda.

Desde entonces, las evidencias científicas certifican la recuperación de la población y también un aumento de interacciones con la flota de cerco de pequeño pelágico. Ahora bien, no hay ningún indicador que haga temer una sobrepoblación exagerada ni que los bancos de anchoa o sardina hayan disminuido drásticamente por culpa de este depredador: "Es cierto que tenemos mucho más atún rojo que en 2008, que ha ido subiendo progresivamente desde 2011 y 2012, pero gestión de la población de esta especie", explica Ana Gordoa, ecóloga marina del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB), que forma parte del comité asesor que evalúa el estado de la población y asesora al ICCAT en la determinación de las cuotas. Gordoa no pone en duda que la recuperación de la especie pueda dificultar el trabajo de los pescadores artesanales, pero matiza: "También debemos pensar que quizás, además de la cantidad, ha podido cambiar la distribución del atún, quizás ahora es más costera y está más cerca de la costa que antes porque busca alimento".

El atún es un gran depredador en lo alto de la cadena trófica y Ana Gordoa destaca la importancia biológica: "Es un gran migrador, una especie muy particular, puede estar en la superficie o bajar en picado a 1.000 metros de profundidad, regula la temperatura como hacen muy pocos peces, y tiene un tránsito enorme o tolerante. Islandia y Noruega. Es una preciosidad, y gracias al marcaje electrónico estamos aprendiendo muchas cosas, pero es posible que no conozcamos ni la mitad de su comportamiento a lo largo de su vida", concluye la experta.

60 toneladas anuales

En Europa, las restricciones de pesca del ICCAT se trasladan a la Unión Europea, que las reparte entre los Estados miembros, entre los que se encuentra España, que a su vez lo distribuye entre las flotas y artes de pesca de todas las comunidades autónomas. En Catalunya, en el 2018 había unas ochenta embarcaciones autorizadas para capturar atún, –4 de cerco en L'Ametlla de Mar, 11 de palangre, y el resto de artes menores–. Sin embargo, la Generalitat de Cataluña desde la dirección general de Pesca, reclamó al Estado una ampliación de la cuota, consciente de los buenos datos de recuperación de la especie y de las dificultades económicas del sector. Por eso, desde 2023, se han sumado otras 40 embarcaciones de artes menores, lo que ha aumentado más de un 30 % las capturas, hasta las 60 toneladas anuales totales.

A pesar de estos cambios, el sector reclama más manga ancha para poder subsistir. De hecho, este 2025, el comité del ICCAT se reunirá en Sevilla y, aprovechando la ocasión, la flota catalana pretende presionar al gobierno español para que reclame a la Unión Europea una cuota mayor para que los pescadores de cerco de anchoa y sardina puedan pescar un determinado número de atunes.