La tarifa del agua en el área de Barcelona se encarecerá por la sequía

BarcelonaHace más de 12 meses que buena parte del agua que consume el área de Barcelona (y no sólo) proviene de las desalinizadoras, que han paliado y aliviado los efectos de una sequía que ya es la más importante del siglo. Obtener este recurso hídrico, mucho más costoso en términos energéticos, comportará en breve el encarecimiento del recibo que pagan los hogares, ya que la empresa pública de la Generalitat (ATL), que es la proveedora de agua, subirá a partir de enero la tarifa que pagan los 116 municipios que son sus clientes, entre ellos el Área Metropolitana de Barcelona (AMB).

El ATL aprobará y comunicará este martes una subida de su tarifa de un 30% a partir de enero del 2024, un incremento del coste que recaerá sobre los ayuntamientos y que, previsiblemente, acabará trasladándose a lo que pagan los consumidores. La empresa pública calcula que el impacto que puede tener sobre los ayuntamientos es de hasta 1,5 euros por persona y mes o, si se cuenta por hogares, unos 3,5 euros por unidad familiar. La tarifa de suministro de ATL es solo una parte del importe total del recibo (donde existen otros conceptos como el canon o el tratamiento de los residuos en el caso de los hogares metropolitanos) y el precio final que acaben pagando los particulares dependerá de las decisiones que tome cada ayuntamiento, apuntan fuentes de la compañía.

El encarecimiento de la tarifa, que estaba congelada desde 2017, se explica en buena parte por los efectos de la sequía y la previsión de que en 2024 todavía se arrastren graves problemas en los embalses de las cuencas internas, ya bajo mínimos. Si normalmente obtener un m3 de agua potable de un embalse como Susqueda, por ejemplo, tiene un coste de 0,05 céntimos de euro (con un gasto energético prácticamente cero porque el agua baja en las instalaciones empujada por la misma gravedad), el m3 de agua desalinizada disparó este coste hasta los 0,30 céntimos de euro, según ATL.

El coste energético de producir al 100% tanto en la desalinizadora de El Prat (la mayor) como en la de la Tordera es uno de los principales motivos que obligan a revisar la tarifa, según admite el director de ATL, David Vila. Además, se suma la actualización del IPC que, en el periodo entre 2017 y 2022, sube por encima del 20%, añade. Durante todo este año, apunta el directivo, ATL ya ha arrastrado un presupuesto que era deficitario y la previsión para 2024 no es mucho más optimista: "Lo que hasta ahora era extraordinario, como el uso intensivo de las instalaciones de desalinización , será el régimen ordinario y estructural que preveamos para el próximo año", admite Vila. Esto incluye también un incremento de costes de plantilla fija, que ha tenido que crecer para atender a las instalaciones a pleno rendimiento.