Sanidad y las comunidades solo acuerdan "extremar" el control de quién se vacuna y evitan detallar sanciones

Aumentan hasta un 72,5% los ciudadanos dispuestos a recibir inmediatamente la primera dosis, según el CIS

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y ARA

MadridNo habrá sanciones, de momento, para quien incumpla los protocolos para tener acceso a la vacuna contra el coronavirus antes de tiempo. La nueva ministra de Sanidad, Carolina Darias, cree que basta con el "rechazo social" que deben recibir. Aunque el ministerio había propuesto "medidas correctivas" en un documento trasladado al Consejo Interterritorial de Salud sobre la estrategia de vacunación, Darias ha querido dejar claro esta tarde, en su primera rueda de prensa como titular de Sanidad tras la reunión con los consejeros autonómicos, que en ningún momento del documento suscrito se habla de sanciones. En definitiva, las comunidades y el ministerio se han puesto de acuerdo para "extremar" el control y la estrategia común tampoco estipula si se debería poner la segunda dosis a quien se haya colado en la cola de grupos prioritarios para la vacuna de Pfizer y Moderna. Para Darias, lo que se impondrá son los "criterios médicos". Tanto el País Valenciano como Canarias ya han avanzado que de momento no pondrán la segunda dosis a estas personas.

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El documento suscrito recoge que el objetivo es "extremar el seguimiento, análisis y control de la aplicación de la estrategia de vacunación" y, en caso de detectar una "desviación", "aplicar las medidas preventivas y correctivas que resulten necesarias para garantizar que los procesos de vacunación "se llevan a cabo de acuerdo con los protocolos". Pero en ningún momento se establecen sanciones. Darias aclaró que las medidas correctivas deben ser las que eviten, justamente, saltarse los protocolos.

Y es que la picaresca alrededor de la vacuna no entiende de colores políticos. Todos los partidos ya han sufrido casos de miembros de sus filas que se han saltado la lista. El caso más clamoroso fue el de Murcia, donde más de 450 miembros del equipo de la consejería se vacunaron, incluyendo el consejero de Salud, que acabó dimitiendo, pero también ha pasado en múltiples ayuntamientos de Catalunya –el último en Tossa, donde se ha vacunado la alcaldesa, de Junts per Tossa– e incluso en la Iglesia. El obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, se puso ayer la segunda dosis de Pfizer aprovechando que se había hecho la vacunación en la residencia sacerdotal donde tiene un apartamento pero donde no vive.

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Pero abriendo el melón de este debate, el ministerio de Sanidad pasa de puntillas por el problema más clamoroso que afrontan las comunidades, además de la presión hospitalaria: la falta de vacunas. El gobierno español no ha querido entrar ni un momento en la guerra abierta entre la Comisión Europea y AstraZeneca y, del mismo modo que su predecesor, Salvador Illa, Darias tiene intención de no meter baza. Illa, de hecho, mantiene que "es factible" la promesa de llegar a un 60% de vacunados antes del verano, a pesar de que los expertos lo ven imposible al ritmo actual. Para empezar, Catalunya ya se está quedando sin las reservas que tenía para administrar la segunda dosis.

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El segundo reto son las restricciones. Y Darias tampoco se desviará de las líneas marcadas esta tarde en la reunión con los consejeros autonómicos, que volverán a pedirle poder avanzar el toque de queda a las 20 h o modificar el actual estado de alarma para poder decretar confinamientos domiciliarios. Sanidad sostiene que las medidas actuales ya están haciendo efecto en las primeras comunidades que ampliaron restricciones, a pesar de que a la vez alerta del "muy alto riesgo" de la cepa británica.

La mayoría ya quiere vacunarse

En cuanto a la campaña de vacunación, que ya ha cumplido un mes, el CIS de este jueves muestra un escenario totalmente diferente en cuanto a la intención de los ciudadanos de aceptar las vacunas de Pfizer y Moderna. Si hace un mes solo un 40,5% de los encuestados estaban dispuestos a ponérsela de manera inmediata, ahora suben hasta un 70,2%. Se trata de una encuesta llevada a cabo entre el 7 y 25 de enero y revela que un 16,5% se muestran en contra.

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Consulta aquí el barómetro del CIS de este enero

Preguntados sobre por qué no se quieren vacunar ya, el 26,3% argumentan tener "miedo a riesgos para la salud o efectos secundarios colaterales". Un 23,5% no se fían de las vacunas y un 14,1% prefieren "esperar para ver cómo funcionan".

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El escenario que dibuja el CIS sigue siendo complicado: un 44,6% creen que España "sigue en el peor momento de la crisis sanitaria", un 33,3% cree que "lo peor está por llegar" y solo un 13,6% son optimistas y opinan que "lo peor ya ha pasado". De hecho, la preocupación por la crisis del coronavirus crece ligeramente y un 95% dicen que se sienten muy o bastante preocupados.