Movilidad

Ninguna cámara y 60 metros de cable robado en Moncada: el origen del desastre en Cercanías

Los Mossos reprochan a Adif que no haya grabaciones de la sustracción, y la empresa ya ha denunciado los hechos en los tribunales

BarcelonaJusto debajo del lío de carreteras y puentes que forman la C-58, la C-33 y la C-17 antes de llegar a Barcelona hay dos vías de tren que, en el kilómetro 357,3, están rodeadas de dos pequeños campos de cañas. Las vías se alzan en una pequeña colina y viven bajo la sombra de los puentes de las autopistas. Más allá de las cañas, se encuentra el polígono industrial de Can Cuiàs, que pertenece al municipio de Montcada i Reixac. Cerca está la estación de Montcada Bifurcació, clave para la movilidad ferroviaria. Aparcando en una carretera secundaria se puede acceder a las vías a pie por un camino. En este punto de la red de Cercanías, el pasado domingo unos ladrones robaron hasta 60 metros de cable de cobre que provocaron varios cortocircuitos. Fue un efecto dominó de incendios que llegó a Barcelona y provocó el caos ferroviario en plena jornada electoral. La posterior gestión (y asunción de responsabilidades) ha generado un conflicto abierto entre el gobierno español (y Adif) y el ejecutivo catalán (y los Mossos d'Esquadra).

Entre reproches cruzados, el gobierno español insinúa que podría haber sido un “sabotaje”, una tesis a la que se ha respaldado el comité de empresa de Barcelona Sants este martes. Sin embargo, los Mossos lo investigan como un robo de cobre. El lunes el ministro de Transportes, Óscar Puente, dijo que los Mossos no habían realizado ninguna inspección en la zona. Este martes, el director de la policía catalana, Pere Ferrer, ha respondido que hasta el momento se han realizado tres inspecciones y que una de las primeras cosas que hizo la policía fue mirar si había alguna cámara cerca de que hubiera grabado la sustracción. Pero no había ninguna.

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Ferrer ha reprochado a Adif y el Estado la ausencia de cámaras en una entrevista en Por las mañanas de TV3, y se ha preguntado cómo es que una zona con un cableado de "altísima relevancia" carecía de cámaras. Este elemento, de hecho, aparece precisamente en el informe de la primera inspección ocular, que dice que la consulta de cámaras ha resultado "negativa". Según fuentes consultadas por el ARA, en total se han hecho tres inspecciones oculares, todas ellas el mismo domingo y de oficio, ya que la denuncia de Adif (que ha presentado en los juzgados de Cerdanyola y no a la policía) no ha llegado hasta este martes.

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La primera inspección se realizó en el lugar del robo y las otras dos en dos incendios más adelante en la red. Y las evidencias que llevan a los Mossos a pensar que fue un robo vienen de esta primera inspección. Había, según ha podido saber el ARA, un cable doble de cobre que pasa junto a las vías cortado en un punto y vuelto a cortar 60 metros allá. Al ser doble, se trata de 120 metros de cobre sustraídos. Por la zona había restos de plástico y coberturas que los ladrones sacaron.

El porqué

Una de las grandes preguntas que se hacen los investigadores de los Mossos, según fuentes consultadas por el ARA, es por qué el robo de un cable de cobre creó un cortocircuito a gran escala, hasta el punto de dejar inoperativas todas las entradas y salidas de Barcelona. Aún están por ver el informe de los peritos de Adif, pero los agentes señalan la falta de mantenimiento de las instalaciones como uno de los posibles detonantes.

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También ha verbalizado esta tesis la portavoz del Govern, Patrícia Plaja: "Un mantenimiento adecuado de las instalaciones habría podido evitar el caos", ha afirmado. Plaja ha pedido centrarse en las soluciones y las alternativas de transporte de forma "urgente e inmediata" porque dos meses hasta restablecer todo el servicio es "muchísimo tiempo". Todo en una nueva jornada de caos en Cercanías, con una avería eléctrica en la R3 que corta la circulación entre Vic y Ripoll.

El lunes, el ministro Puente reveló que, en los últimos cinco años, más de la mitad de las 11.151 incidencias con afectaciones a la circulación de convoyes no atribuibles a Renfe o Adif en todo el Estado se produjeron en Catalunya (5.800) . Los Mossos creen, según Ferrer, que es una "irresponsabilidad" tildarles de inacción. Y Ferrer ha vuelto a señalar la falta de medidas de seguridad y mantenimiento: aunque Adif tiene bastantes más vías que FGC, Ferrer ha apuntado que “el ratio de hechos delictivos por cada 1.000 km de vía es de 184 hechos en el caso de 'Adif, mientras que cuando hablamos de FGC es de 29 cada 1.000 km de vía”.

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Sean en Cercanías o en FGC, los robos de cobre son una realidad al alza que va mucho más allá del sistema ferroviario, afectando a empresas y obras, mayoritariamente. Tal y como ha explicado Ferrer, en los últimos dos meses de los que se tienen datos (febrero y marzo), los Mossos han aumentado un 250% las horas de patrullaje en el ámbito ferroviario respecto a 2023, y también han introducido los drones. El aumento se produjo a raíz de la subida del nivel de alerta (de 1 a 2 sobre 3) del plan específico que tiene la policía para esta conflictividad desde 2010. En cuanto a las detenciones, en el último año se han realizado 250, un 9% más.

Fuentes policiales admiten que es una delincuencia difícil de atacar. Los ladrones no son grupos numerosos especializados, sino “delincuentes comunes” con muchos antecedentes vinculados al patrimonio que, al igual que roban cobre, también pueden atracar a un establecimiento. El ejemplo paradigmático son ocho hombres, dos de ellos menores, que los Mossos detuvieron también el fin de semana de elecciones por haber cometido 19 robos en empresas para sustraer metales, sobre todo cobre. Entre todos ellos acumulan 80 antecedentes, todos ellos por delitos contra el patrimonio.

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Los destinos

¿Y qué hacen de todo el cobre? Primero, lo almacenan en una furgoneta. Los destinos suelen ser empresas que compran chatarra para fundirla. Éstas se someten a un control estricto –el año pasado los Mossos hicieron casi 700 inspecciones en locales–, pero sigue existiendo un mercado negro. Una de las claves, según la policía, es intentar que los cables tengan marcas de agua (no sólo en los plásticos) para que las empresas tengan más claro cuáles son legales y cuáles no. En estos momentos, el precio del cobre ronda los cuatro euros, una de las cifras más altas de los últimos meses, y su fluctuación, según fuentes policiales, suele marcar los aumentos o descensos de robos.

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