No es acoso, es incomodidad: así resuelve la Universitat de Girona las acusaciones a un profesor

El proceso lo inició en septiembre el propio docente por unos tuits de dos alumnas

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Estudiantes de la UdG se han concentrado ante el Rectorar, esta mañana, para reclamar una revisión de los procols de acoso sexual

BarcelonaEl 3 de septiembre del 2021 dos alumnas de la Facultad de Letras de la Universitat de Girona hicieron unos tuits acusando de acoso un profesor, O.P., que se había cogido una excedencia para trabajar en un organismo de la Generalitat. Tres días después de los tuits el decano de la facultad, conocedor de algunos hechos a través de su hija, trasladó el caso a la Unidad de Igualdad de Género. Y el mismo día el profesor acusado en las redes denunció los tuits. Este miércoles se supo la resolución, que concluía que no hubo acoso e instaba las partes a acudir a una mediación. El profesor está dispuesto a ir, y así lo trasladó al rector, para evitar tener que iniciar una querella por injurias y calumnias contra las dos alumnas que hicieron los tuits.

La resolución ha comportado, también, que este jueves una cincuentena de estudiantes hayan protestado ante el rectorado. Los alumnos consideran que la investigación es “pésima y totalmente parcial”, y han reclamado que se revisen los protocolos. Los estudiantes consideran que "son inefectivos" porque no es la primera vez que fallan, según apunta Martí, uno de los portavoces de la plataforma Faràs Alguna Cosa (FAC), que considera que “este caso es la gota que ha hecho colmar el vaso, pero hay quejas que vienen de lejos”, informa Maria Garcia.

Durante el procedimiento de la comisión, diferentes alumnos aportaron el testigo, y una de ellas convirtió su relato en denuncia interna porque se enteró de que lo mismo que había vivido ella entre el 2009 y el 2010 se había repetido en "otros casos". Ella recibió una decena de correos. El primero, cuando O.P. todavía no era su profesor. "Hace demasiados días que no me cruzo por la Facultad con vuestra sonrisa reconfortante", le decía él. La alumna quedó sorprendida por esta licencia de alguien a quien no conocía personalmente y que había conseguido su correo. Le respondió haciendo patentiza su preocupación, también por el hecho de que el mensaje fuera de las cuatro de la madrugada. "Yo no estaría ni preocupada ni asustada. Si fuera tú y me conociera a mí, ¡estaría aterrada!", le respondió él. Según la comisión, el caso está prescrito, pero, de acuerdo con el protocolo, no hay evidencias del acoso sexual imputado.

El consentimiento

Otra chica relató cóomo el profesor se interesó por ella cuando tenía 19 años y él estaba a punto de hacer 40. Los hechos pasaron entre 2017 y 2019. Él contactó con ella por Wallapop con el pretexto de un ordenador que ella había puesto a la venta. A partir de aquí empezó una relación de complicidad. "Me dijo que estaba muy enamorado de mí, me venía a buscar donde trabajaba, una noche me lo encontré en la curva de la carretera esperándome", explica la chica, que intercambió muchos correos con él y recibió hojas de Word hablando de amor, invitaciones para ir a actas y billetes de avión. El docente la hacía sentir especial y, según ella, derivó en una relación que duró unas semanas. En uno de los correos que ella aportó a la comisión, él le decía: "Últimamente iba teniendo la sensación que todo ello ya lo empezabas a vivir como un acoso". Y en otro le reconocía: "Sin tu varilla mágica estoy perdido". La chica se enteró que el profesor iniciaba una relación con otra alumna –la actual pareja de él– y puso freno. El docente reconoce al ARA que todo esto pasó porque se enmarcaba en una relación sentimental "libre y consentida" que duró dos años, a pesar de que de manera fluctuante en el tiempo por las dudas de ella. Eso sí, aclara que él fue quién la dio por acabada y que es la única que ha tenido con una alumna, porque el resto de relaciones –habla de dos más– se iniciaron una vez que había dejado de ser profesor suyo. "Ella seguía viniendo a clase, íbamos a cenar, venía a mis conferencias, nunca me transmitió que estuviera acosada. ¿Si se sintió así, por qué siguió con la relación durante un año?", dice él, que recuerda que en 2018 abandonó la universidad y, aún así, se siguieron viendo.

Otro de los documentos que la chica aportó es la propuesta de un trabajo de historia de la filosofía antigua. Una propuesta específica para ella. En todas las opciones tenía que ir acompañada del profesor de la asignatura. "Seleccionar un texto de cualquier autor griego entre Parménides y Platón y solicitar al profesor de la asignatura que os lo copie sobre el cuerpo, en la lengua original, con buena letra y poca luz", decía la propuesta. "Las cuatro propuestas no son excluyentes. Se puede llevar a cabo más de una o, incluso, las cuatro. De hecho, esta sería la opción más coherente si se quiere aspirar a obtener la puntuación máxima de la asignatura", añadía el documento. Estas cuatro opciones se podían intercambiar por cualquier opción que implicara "algún tipo de interacción, espiritual o corporal, con el profesor". Él lo enmarca en una broma, que no interfirió en ningún caso en la parcela académica, y que en otro correo le resolvía las dudas sobre el trabajo.

Dos exalumnas más aportaron su testigo a la comisión. "Venía a hablar conmigo al bar de Letras. Yo le paré los pies y dejé de ir a las clases como oyente. Al principio te sientes importante, porque el profesor te viene a preguntar, pero después era demasiado insistente y le trasladé mi incomodidad", dice. Otra chica vivió una situación similar hasta que en una revisión de un examen en el despacho, él se le acercó excesivamente y ella se fue incómoda y enfadada. Todas las chicas indican la necesidad de abordar la cuestión del consentimiento y remarcan que un docente tiene un poder sobre las alumnas que las sitúa en un plano completamente diferente.

Mediación y conciencia del rol

El miércoles los seis miembros de la comisión –cuatro mujeres y dos hombres– concluyeron que en relación con este caso no hay evidencias claras de acoso. Eso sí, se admitió que las actuaciones que han podido realizar desde la UdG son limitadas porque en el momento en que se produjeron los hechos no había ningún código de conducta que tipificara los hechos. Por otro lado, dejan patente que se ha constatado el malestar y la incomodidad de las alumnas y que ellas no querían relacionarse con él. "El profesorado y el estudiantado tienen que tomar conciencia de su rol –dice la comisión–, que apuesta por una mediación". O.P. cree que la comisión ha sido "exhaustiva" y "taxativa", y pone de manifiesto que "es preocupante que estudiantes universitarios quieran hacer pasar por acoso cosas que no tienen nada que ver", creando una "confusión terminológica" y "banalizando" los acosos que sí que existen. "Soy un defensor de las relaciones libres y con conciencia de las diferencias que se tienen, no solo de edad", argumenta, y pone de ejemplo los veinte años que se lleva con su actual pareja.

Después de la protesta ante el rectorado, el vicerrector de Comunicación, Salvador Martí, ha reconocido que se revisaba el protocolo y ha puesto en valor que "quiien inició todos los procesos" fue "la institución".

Investigación

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