El "No a la guerra" vuelve confuso

Unas 3.500 personas se concentran en la Plaça Catalunya de Barcelona para denunciar la invasión de Ucrania

BarcelonaEl clamor que provocó que incluso George Bush padre mencionara Barcelona en 2003 ha vuelto este miércoles a hacerse oír en el corazón de la capital catalana pero lo ha hecho con una intensidad mucho más discreta y, sobre todo, con mucha confusión. Y es que la consigna pacifista del "No a la guerra", que nació contra la voluntad de invadir Irak buscando unas armas que no existían, parece haber envejecido muy mal. En la Plaça Catalunya este miércoles había unas 3.500 personas pero pocas parecían coincidir. Tan diferentes eran los perfiles que mientras los unos denunciaban que la OTAN es "una organización terrorista", los otros pedían a la alianza que interviniera inmediatamente en el conflicto y eche a los rusos de Ucrania. Entre ellos está Bores Compta, un joven catalán de origen ucraniano que resume el debate a partir de un mensaje que estos días vuela por las redes sociales: "Si Putin baja las armas la guerra se acaba. Y si Ucrania baja las armas, Ucrania deja de existir".

Muy cerca suyo está un catalán que conoce muy bien Ucrania, Pere Martí. Se define como pacifista y participó en aquella histórica manifestación del 2003, pero tampoco ve claro esto de dejar las armas: "En 1939 las tropas fascistas entraban en esta misma plaza mientras algunos países decían "No a la guerra"... hasta que entraron en sus países y entonces todo cambió", dice. En el escenario instalado en Plaça Catalunya ya han leído el manifiesto y ahora suena el Imagine de John Lennon. "Mi padre y mis hermanos hace seis días que se han alistado", explica Lisa Tambovtseva, ucraniana de 19 años. "No vuelvo a mi país porque no puedo hacer nada y mis padres sufrirían por mí", dice. Detrás suyo están dos chicas que habían venido a verla desde Ucrania y se han tenido que quedar en Catalunya. En su ciudad, Odessa, las tropas de Putin parecen avanzar pese a la resistencia, según las informaciones de última hora. "Estoy muy preocupada", dice.

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Entre el público también había veteranos activistas de los derechos sociales con cara de "estoy aquí pero no del todo", algunos georgianos y también una parte de la comunidad rusa que vive en Barcelona. "Tengo amigos ucranianos y les digo que me parece fatal, que les apoyo", explica Arseni Maximov, que sostiene una pancarta contra Vladímir Putin. "En Rusia ahora mismo hay trabajadores que han perdido el trabajo por haber firmado un manifiesto contra la guerra", dice. Él, militante contra Putin, también está sufriendo el bloqueo económico contra los bancos rusos y no puede sacar dinero.

Armas a Ucrania

Desde que estalló el conflicto, el jueves de la semana pasada, se han organizado concentraciones contra la guerra en diferentes ciudades catalanas pero la de este miércoles, que contaba con un amplio apoyo social, era la que se preveía más masiva. Y la casualidad no ha podido hacer que la fecha fuera más oportuna: este miércoles el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, ha anunciado el envío directo de armas a Ucrania para combatir la invasión rusa. Hasta ahora las armas españolas se enviaban a través de la Unión Europea, desde el Fondo Europeo de Apoyo para la Paz, pero a partir de ahora la relación será bilateral.

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El manifiesto pacifista, firmado por más de 300 entidades, reclama que la comunidad internacional dedique "todos sus esfuerzos a conseguir un cese integral de las hostilidades y la retirada de todas las tropas de Ucrania". Pese a las diferencias entre los asistentes, unos más pacifistas que otros, la mayoría creen que el acto ha valido la pena, aunque sea solo para que los afectados por esta guerra vean que no están solos.