Derechos de los niños

"No necesitamos traer más hijos al mundo cuando ya hay muchos que necesitan padres"

Cataluña tiene 280 menores de seis años en centros de acogida, más del doble que en 2018

Niños con una familia de acogida en una imagen de archivo
18/11/2024
4 min

Barcelona"Si alguna vez te pasara nada, ¿querrías que tu hijo fuera a vivir con otra familia o en un centro de acogida?". La pregunta la hace Clara Caballero cuando hace ya un rato que conversa con el ARA y otras familias de acogida, y sirve de respuesta para explicar los motivos que la llevaron a dar el paso. En su caso, su familia lleva 15 años acogendo temporalmente a menores que han tenido que ser separados de sus progenitores. Durante este tiempo, ha acogido a ocho menores. Aunque no esconde que a menudo es un proceso difícil, le reivindica. "A mí me hace feliz, es mi pequeño granito de arena", resumen.

Como ella, también Josep Sala defiende la importancia de que más familias se sumen a esta red. En su caso, ya tenían una hija biológica y un hijo adoptado que llegó a casa con 18 meses y ahora tiene 34 años. "Decidimos que no necesitamos traer más hijos al mundo cuando ya hay muchos que necesitan padres", explica, y por ello, una vez se han jubilado, él y su pareja han entrado ahora en la red familias de acogida. Desde entonces han pasado tres bebés por su casa, todos ellos prácticamente recién nacidos.

Ellos dos forman parte de las 787 familias de acogida que hay ahora mismo en Catalunya. Una cifra que la Generalitat admite insuficiente. Este lunes, la consejera de Derechos Sociales, Mònica Martínez Bravo, ha explicado que actualmente hay 280 niños menores de seis años que no tienen ninguna familia que los acoja. Una cifra que es más del doble de la que había en el 2018 –115 menores entonces– y que convierte a Catalunya en la comunidad autónoma con más niños de menos de seis años en centros.

Aunque los menores de seis años son sólo una pequeña parte de los menores tutelados que hay ahora mismo en Catalunya, la consellera ha explicado que hacen hincapié en esta franja de edad porque es la más sensible. "Es primordial para los menores de 6 años vivir y crecer en un entorno familiar. Es deseable también para mayores, pero creemos que es la franja en la que debemos centrar nuestros esfuerzos", ha explicado Martínez Bravo, que se ha fijado como objetivo que en Cataluña no haya ningún menor de seis años en centros de acogida.

Más personal

Para ello, el Govern ha impulsado una campaña que busca aumentar el número de familias acogedoras de Catalunya. El plan, que se ha trabajado desde verano con familias y entidades del tercer sector, incluye medidas a corto y medio plazo. Entre las más inmediatas, se encuentra la contratación de 25 profesionales repartidos por todo el territorio para agilizar los informes de valoración de los menores. Esto debe ayudar a que los plazos previstos legalmente se cumplan, y que en la modalidad de urgencia y diagnóstico los menores deban estar más de seis meses con la familia de acogida.

En teoría medio año es el tiempo que los técnicos tienen para evaluar la situación del menor y encontrarle una solución más estable. Sin embargo, en la práctica estas acogidas de urgencia y diagnóstico se alargan más allá. Esto no sólo dificulta la gestión tanto para las familias como para el menor –cuanto más tiempo pasa, más difícil le resulta romper el vínculo–, sino que además contribuye a colapsar el sistema. Dado que las familias que están para casos de urgencia o de acogidas temporales "están ocupadas" durante más tiempo, no se pueden hacer cargo de las nuevas criaturas que entran en el sistema, que no tienen más alternativa que un centro.

Otra de las medidas anunciadas por el Gobierno es un refuerzo de la coordinación entre la Dirección General de Atención a la Infancia (DGAIA) y el Instituto Catalán de Acogimiento y de la Adopción (ICAA). Ésta es una medida muy reclamada por las familias, que denuncian que a menudo la poca coordinación entre todos los actores que participan en el proceso lo hacen más difícil.

En cuanto a las medidas a medio plazo, el Gobierno aspira a flexibilizar el régimen de visitas entre la familia de acogida y la familia biológica, ya que ahora mismo exigen demasiada disponibilidad. También se abrirá una negociación con el gobierno español para conseguir mejoras fiscales para las familias de acogida, que actualmente reciben ya una prestación por su ayuda. Estas ayudas fiscales, explicó la consellera, podrían suponer la creación de un carnet con ventajas como el que ya tienen las familias numerosas o monoparentales.

Vencer los miedos

Pero lo urgente para el Gobierno es atraer a nuevas familias a la red de acogida. La aspiración, ha dicho la conselleria, sería prácticamente doblar las actuales y moverse en una cifra en torno a las 1.400 familias. "Es necesario que la gente piense mucho más en sus propios hijos", explica Marta Llauradó, que había tenido menores en acogida hace un tiempo, profundizando en el mensaje de Caballero al inicio de este reportaje.

Lo más difícil a menudo es vencer los miedos. Quim Guardia lo explica así: "La primera vez que tienes contacto piensas: qué miedo. Pero cuando resuelves el primer caso, o te quedas para siempre o ya no quieres tener más". En su caso, su familia ha repetido y ya son tres las criaturas que ha acogido en su casa. "Lo que sientes es la satisfacción de haber ayudado a una persona en un momento clave", apunta. La gestión, admiten, no siempre es fácil. Hay criaturas que vienen de situaciones muy difíciles, con casos de violencia o abandono de por medio.

Otro de los temores habituales en el caso de las familias que ya tienen hijos es cómo lo vivirán los otros menores de la casa. "Los niños están mucho más abiertos de mente que los adultos", explica Caballero, que cuando acogió al primer niño tenía tres criaturas de uno, tres y cinco años. También hace sufrir el dolor de soltar a una criatura con la que has convivido. Sin embargo, en la mayoría de casos las familias explican que les ha sido posible mantener el vínculo, tanto si los niños han acabado finalmente en otra familia de adopción como si han podido finalmente regresar con sus padres biológicos.

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