"No teníamos la seguridad de que una alerta en los móviles llegara a toda la población"

Los equipos de emergencia temían una caída de la red y no tenían claro en un inicio si entraban llamadas al 112

BarcelonaCon el apagón llegó la desconexión. La cobertura se esfumó. Miles de personas quedaron atrapadas, sobre todo en trenes y ascensores. Los semáforos se quedaron a oscuras, con riesgo de que en cualquier intersección hubiera un choque. Y en la sede de los Bomberos rápidamente empezó a emerger un temor: "La duda era: «¿La gente nos está llamando? ¿Entran llamadas al 112?»", afirma David Borrell, inspector jefe de los Bomberos de la Generalitat. Admite que "seguramente" algunas llamadas no llegaron, pero no tienen constancia de que les haya pasado por alto ninguna situación de riesgo. Coincide la subdirectora de Protección Civil, Imma Solé, quien afirma que no se detectó una imposibilidad generalizada de contactar con el teléfono de emergencias.

Eran las 12.33 horas cuando el suministro eléctrico se detuvo, y la prioridad, dice Borrell, fue evitar un "colapso operativo". Es decir, que los vehículos de Bomberos tuvieran gasolina, que las comunicaciones fluyeran y que los generadores funcionaran. En el parque de Lleida, siguiendo esta instrucción, pusieron en marcha el generador. "No funcionaba", explica Marc Monturiol, oficial de los Bomberos de esa región. Se inventaron soluciones improvisadas que sólo daban media hora de energía al parque, hasta que pudieron encontrar unos mecánicos que arreglaran el sistema de alimentación alternativo. La red Rescat, medio por el que se comunican los servicios de emergencias, funcionaba casi en toda Catalunya, sólo con algunos errores en algunas comarcas, coinciden Borrell y Solé. Eso sí, sólo podía hablarse desde los parques y desde los vehículos. "Teníamos miedo de que, si duraba muchas horas, la red interna no habría aguantado", admite Borrell.

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Una llamada al 112 no funciona como cualquier otra. Si donde estás hay algo de cobertura de cualquier compañía, aunque no sea la tuya, la llamada se hará. Según Protecció Civil, las llamadas llegaban, pero sin la "certeza absoluta" de que llegaran todas. Costaba trasladarlas directamente a Bomberos o Mossos para que hablaran con la víctima. ¿Apagones como el de este lunes deben hacer replantear la forma en que los ciudadanos pueden contactar con emergencias? "Tenemos que mirarlo, tenemos que encontrar el máximo de formas de difusión", admite Solé. Y también acepta que hay que repensar (y quizás ir atrás) la forma en que Protección Civil contacta con la población. Habla "del puerta a puerta" y de recuperar megáfonos.

Un debate delicado

Con el paso de las horas, en el Procicat se abrió un delicado debate. ¿Había que enviar una alerta a los teléfonos móviles? "Nos lo planteamos", afirma Solé, y precisa que esta herramienta (que envía una señal estridente acompañada de un mensaje) "está pensada para difundir una instrucción concreta porque la integridad física está en riesgo". Desde Protección Civil no tenían claro qué instrucción debían enviar, y tampoco querían alarmar ni desconcertar a la población. La consellera de Interior, Núria Parlon, ha suscrito el mismo argumento este miércoles en declaraciones a Cataluya Ràdio, insistiendo en que no había una "situación de riesgo por la vida de las personas" y que no se quería "contribuir a una alarma mayor".

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Pero hay otras causas que explican por qué no se emitió la alerta. "No teníamos la seguridad de que llegara a toda la población", concreta Solé. Estas señales se envían a un grupo de antenas que emiten un mensaje en su área de cobertura, pero sólo se recibe (a diferencia de las llamadas al 112) si tu compañía lo tiene. Y hay un tercer motivo, seguramente el más delicado de todos: "Si envíamos una alerta a todas las antenas del país, no sabíamos cómo responderían en ese momento", afirma Solé. Es decir, que si "agredían" una red ya muy debilitada sufrían que también cayera el 112 y todo el sistema de emergencias.

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Los Bomberos tampoco conseguían saber en qué zonas había cobertura y en cuáles no. Se reforzaron las plantillas y todos los parques de bomberos voluntarios abrieron. Desde los servicios centrales se marcaron las prioridades que los territoriales cumplieron. Era un reto. Este sistema "dual" lo habían aplicado en incendios y otras emergencias, pero no en una que afectara a todo el país. Hacía un año que el cuerpo no movilizaba a tantos efectivos. Tras garantizar que podían trabajar, la prioridad fue el salvamento de personas: 2.200 evacuados en trenes, más de 700 en ascensores, una veintena de intoxicados por generadores... "La gente nos paraba por la calle pidiendo rescates", explica Monturiol.

A las 12.33 horas, el primero en que pensó Solé fue en las centrales nucleares, químicas y hospitales. Calidad Ambiental y los Bomberos realizaron un seguimiento constante y, aguantando la respiración, en ningún momento se detectó ningún escape. Protección Civil tiene planes previstos por falta de suministro. Se ha aplicado por huelgas de transportistas, por la sequía, pero nunca habían visto nada igual. Y admiten que tocará aprender. Solé afirma que se puede mejorar en la provisión de combustible para mantener la electricidad en ciertos puntos, que puede hacerse de forma más "eficiente". "Tendremos tiempo de ver lo que quizás debemos mejorar", afirma, en esta línea, el jefe de los Bomberos.

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Prioridades cambiantes

La gran mayoría de las llamadas (un 80%) que recibió el lunes en el 112 fueron por personas atrapadas. En pocos minutos, las prioridades de los Mossos dieron un giro de 180 grados. Faltaba una hora para el apagón cuando en el distrito de Ciutat Vella de Barcelona unos ladrones robaban a un turista un reloj de hasta 80.000 euros. A uno de los autores se le había caído el móvil; la policía le tenía y los buscaban. Pero a las 12.33 h la instrucción fue ir al metro a evacuar a personas atrapadas. Pasaron horas y horas hasta que algunos pudieron salir de los trenes parados. "Desgraciadamente, debemos hacer un triaje en función del riesgo", lamenta Monturiol.

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Él protagonizó uno de los momentos más complicados de la tarde: la evacuación de casi 600 pasajeros de un tren Avlo, detenido en Les Garrigues. El protocolo, marcado por las operadoras, "es esperar", sostiene el oficial de los Bomberos. Esperar la llegada de un remolcador que no llegó. Era una zona complicada, de montaña, y en el tren había gente mayor y personas con movilidad reducida. Un pasajero se rompió la rótula al descender del tren. Por último, a las 20 h se dio el tren por evacuado.

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Veinte minutos después, en Ciutat Vella un ladrón robó de un tirón un reloj de 45.000 euros a un turista, mientras otro hurtador le cogía por el cuello. Uno de los dos acabó detenido. La luz estaba volviendo y el proceso de restablecimiento se completó a las tres de la madrugada. La noche fue tranquila, sin saqueos ni altercados. "Como cualquier otro lunes", apuntan fuentes policiales. Y este martes, según fuentes gubernamentales, las compañías eléctricas han tenido menos incidencias que en un día normal.