La nueva colada del Cumbre Vieja es más fluida y avanza más rápido hacia el mar

El volcán volvió a tener actividad ayer a las siete de la tarde, después de haber estado en silencio durante buena parte del día. En esta reanudación la característica principal es que la lava es menos espesa, es decir, ahora tiene un aspecto más parecido a la lava de los volcanes hawaianos. En estos momentos hay dos bocas activas: una en el cono principal del Cumbre Vieja y la otra por debajo, que es la que emite un magma a una temperatura más alta y mucho más fluida.

Según el Instituto Vulcanològic de las Canarias (Involcan), el volcán expulsa ahora menos ceniza y material piroclàstic que durante los días previos. El organismo indica que se ha entrado en una fase efusiva, que significa que las erupciones pueden tener menos protagonismo.

Los especialistas no se atreven a fijar cuándo el magma llegará al mar e incluso los hay que dudan de que acabe llegando. La colada se está encontrando obstáculos, como la montaña del municipio de Todoque, a poco menos de un kilómetro de la costa de Tazacorte.

Desde que el 19 de septiembre el Cumbre Vieja entró en erupción, la lava se ha esparcido por una superficie de 258 hectáreas, según los cálculos del sistema europeo de observación terrestre Copernicus, que ha cifrado en 686 las edificaciones afectadas (589 de ellas totalmente destruidas bajo la lava) y en 21 los kilómetros de carretera desaparecidos.

El consejo de ministros de este martes aprobará la concesión de 10,5 millones de euros para ayudar a los damnificados. De esta cantidad, cerca de la mitad (5,5 millones) se destinará a la compra de 107 viviendas en La Palma que tendrán que estar disponibles para ser ocupados inmediatamente, según recoge el decreto al que ha tenido acceso Efe. El paquete de ayudas se limitará a los residentes empadronados en la isla que hayan perdido su vivienda habitual, sean propietarios o arrendatarios.

Ante el avance del magma hacia la costa de Tazacorte, el domingo ya se ordenó el confinamiento preventivo de las áreas de San Borondón, Marina Alta, Marina Baja y La Condesa. Esto implica que se recomienda a los vecinos de estos municipios que estén en espacios cerrados para evitar las molestias de la caída de ceniza y el impacto de gases y material volcánico. Con todo, no se ha detectado una reducción significativa de la calidad del aire en la zona.