Educación

"Es una oportunidad única": la vacuna relanza las ganas de Erasmus

Las principales universidades catalanas han recibido más solicitudes que antes de la pandemia

Clara López Alcaide
y Clara López Alcaide

Barcelona"Me he animado a pedirlo porque ya estoy en tercero, y si no lo hago el año que viene, ya no lo haré nunca". Cristina Cuerpo estudia ciencias políticas y de la administración en la Universitat Pompeu Fabra (UPF) y el año que viene irá de Erasmus a Rotterdam, Holanda. Hace unos días recibió un correo de la universidad de destino: "De momento me han dicho que están haciendo todas las clases online, excepto alguna presencial". Espera que, después de un curso marcado por las restricciones del covid-19, "con clases a distancia y sin ver a los compañeros", la experiencia le dé el oxígeno que necesita. "No creo que sea igual que antes de la pandemia, pero no creo que sea peor que el año que hemos vivido aquí", confiesa.

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Como Cristina, miles de estudiantes universitarios realizarán estancias en el extranjero el curso que viene. Según datos a los que ha podido tener acceso el ARA, la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) ha recibido 1.510 solicitudes para participar en programas de movilidad, una cifra que supera en un 19% los niveles prepandemia (el curso 2019-2020 fueron 1.271, es decir, 239 solicitudes menos). El dato es parecido al de otras universidades catalanas: en la UPF se espera que la cifra de estudiantes que disfrutarán de una estancia internacional durante el próximo curso llegue a doblar la de este año (309) y se ensarte hasta los 771. En la Universitat de Barcelona (UB), el incremento es muy leve y se prevé que se vayan a estudiar al extranjero 1.886 alumnos, mientras que antes de la pandemia, el curso 2019-2020, fueron 1.883, tres menos.

Ariadna Zaragoza y Cristina Martínez, alumnas de tercer curso de derecho en la Universitat de Barcelona (UB), cogerán un avión hacia Roma en septiembre. O esto esperan. Es la segunda vez que piden una plaza para estudiar en el extranjero, unos planes que el estallido de la pandemia acabó truncando. "Creía que se alargaría unos meses, pero cuando nos llegó el correo de confirmación llevábamos un mes confinados y ya te empiezas a hacer a la idea", explica Cristina. Las dos renunciaron a la asignación con la idea de irse después de que la situación mejorara. "Creo que ahora es el momento", dice Ariadna. "Al final es una cosa que si no hacemos ahora, no la haremos nunca. A pesar de que sea en estas condiciones, lo quiero hacer".

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Un curso marcado por el virus

La irrupción del covid-19 truncó las expectativas de miles de estudiantes universitarios que vieron cómo los confinamientos y las restricciones redefinían sus planes de estudiar en el extranjero. Ante esta situación, algunos de ellos, como Cristina y Ariadna, que todavía no se habían ido, pero que ya habían confirmado su estancia para el curso próximo, decidieron cancelarla. En la UAB, por ejemplo, la cifra de renuncias aumentó más de un 20% respecto del curso pasado y el número de estudiantes que se fueron con algún programa de movilidad se redujo a la mitad (concretamente, se pasó de 927 alumnos durante el curso 2019-2020, a 497 durante el curso 2020-2021).

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Desde el Govern reconocen el efecto que ha tenido el virus en una tendencia que se estaba consolidando año tras año: la creciente demanda para estudiar fuera de los universitarios catalanes. Aún así, aseguran que "la rápida respuesta de las universidades" a los nuevos formatos, como la docencia online, han paliado un impacto que en un inicio se esperaba más grande. "La pandemia ha afectado el incremento que íbamos teniendo en el sistema universitario, pero si las universidades no hubieran hecho nada, probablemente la movilidad habría sido casi nula", apunta el secretario general del Consell Interuniversitari de Catalunya, Josep Ribàs.

"Yo ya estoy contenta"

A Neus Linares, en cambio, las ganas de vivir la experiencia no la frenaron. Llegó a París en septiembre de 2020 y rápidamente tuvo que adaptarse a las clases a distancia y a unas estrictas medidas de contención del virus, que hacían más difícil viajar y disfrutar del ocio nocturno en la ciudad. "En noviembre el confinamiento era casi total, fue entonces cuando decidí que para estar sola encerrada en casa, volvía a Barcelona". Estuvo hasta enero. "Después de Reyes ya estaba cogiendo el coche con la familia de vuelta a París", dice esta estudiante de International Business Economics en la UPF, que ahora exprime los últimos días de su estancia en la capital francesa.

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Experiencias como la de Neus han servido a estudiantes que se lo estaban repensando a animarse a dar el paso. "Nos dicen que no pueden salir de fiesta y que las clases no son presenciales, pero también que han tenido una experiencia súper guay", dice Cristina Martínez, que espera que de cara al próximo curso haya menos restricciones y pueda "hacer una vida algo más normal". Neus, sin embargo, asegura haberse adaptado a la situación y haberse apropiado de la experiencia: "Visitamos los barrios de la ciudad, salimos a hacer deporte y hacemos muchos picnics", dice. "No se puede hacer mucha cosa más, pero yo ya estoy contenta", añade.

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Esperanza en la vacunación

Desde el Govern consideran que factores como la vacunación pueden animar al alumnado a estudiar en el extranjero y reducir el impacto que ha tenido el covid-19 en la movilidad. "Con las previsiones que tenemos ahora y las indicaciones que da el departamento de Salut, si llegamos al mes de septiembre con buena parte de los jóvenes vacunados, esto ayudará mucho", apunta Ribàs. Las estudiantes depositan también su esperanza en la evolución de la situación sanitaria. "Al ritmo que vamos no creo que sea como la gente que ha se ha ido este año pasado. Los que vamos el curso que viene tenemos un añadido, que es que la situación se conoce y está estabilizada", dice Cristina Cuerpo.

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Según datos de la secretaría de Universitats i Investigació de la Generalitat, de media desde 2014 se van en programas de movilidad internacional más de 7.800 universitarios de toda Catalunya. Los datos del curso 2019-2020 registraron una caída del 10% respecto al anterior (2018-2019). Si bien el año de antes de la pandemia se fueron 8.975 estudiantes al extranjero, el curso pasado lo hicieron 7.976 jóvenes catalanes.