Pasar la noche rodeados de llamas: "Hemos vivido momentos de tensión e histeria"
Vecinos de Colera y Portbou han visto muy de cerca el avance del fuego que arde desde ayer en el Alt Empordà
LanzaNoche de angustia, nervios y preocupación en los pueblos costeros del Alt Empordà afectados por el incendio que se decretó ayer viernes por la tarde cerca del pantano de Portbou. Inicialmente, las llamas, empujadas por la fuerte tramontana y el estado de un sotobosque extremadamente seco por la sequía, parecía alejarse de los núcleos urbanos, pero, al caer la noche, el fuego reavivó y cada vez se acercaba más en las casas junto al mar.
En Portbou, alrededor de la una de la madrugada, un ala de matorrales y pinos encendidos rodeaba el pueblo y bajaba por la montaña en dirección a los apartamentos de las zonas más periféricas, que se desalojaron por precaución. Los bomberos pudieron contener el flanco y ninguna urbanización sufrió desperfectos, solo algunos huertos y el camino de una finca. El acceso al pueblo por carretera sigue cortado, la población confinada y hoy no hay manera de acercarse a la zona.
Por el incendio, Portbou se ha levantado sin agua ni luz y con fallos en la conexión por internet y teléfono. Desde hace cinco días, Portbou arrastra ya problemas con el suministro hídrico por un exceso de cloruro en el agua desalinizada que sale del grifo y cada día un camión cisterna lleva agua potable al pueblo. El alcalde Gael Rodríguez, en declaraciones a los medios de comunicación, ha explicado que están trabajando para poder hacer llegar el camión cisterna pese a las afectaciones del incendio.
Noche de angustia en Colera
Las rachas de viento del norte hicieron saltar el fuego desde encima de la estación de Portbou hasta Colera, pasando por encima del túnel del collado del Frare y siguiendo la vía del tren. La urbanización de cala Rovellada ha tenido las llamas cerca: "En la madrugada las casas de más arriba veían el fuego a cinco metros", describe Anna, vecina de la barriada, que continúa: "Durante la mañana han venido muchos bomberos por carretera y han apagado el fuego. El humo se va marchando, pero nos queda la angustia de haberlo visto tan cerca y de ver el paisaje quemado". Los residentes de la Rovellada, preocupados por cómo iba el incendio, bajaron los coches aparcados en la carretera hasta el embarcadero de la playa.
Las familias de las casas de Colera más amenazadas por las llamas, siguiendo las recomendaciones de los bomberos, se marcharon pasada la medianoche y se confinaron en el albergue o en la sala polivalente del pueblo, donde voluntarios y equipos logísticos asistieron una veintena de personas con agua fresca y comida. David, vecino de la zona, se desplazó para ayudar y explica los momentos de tensión que se vivieron: "Vendían los vecinos para refugiarse, pero, durante un momento, el fuego se acercó y quemó los cipreses de enfrente la sala polivalente, provocando unas llamaradas muy altas e impactantes delante de nosotros". Y continúa: "Fueron unos minutos de mucha tensión, histeria y cabreo para no saber qué hacer, pero una vez el fuego quemó todo lo que tenía para quemar, volvió la calma".
Lluís Bosch, alcalde de Colera, reconoce las complicaciones de la noche y hace un llamamiento a la tranquilidad: "Después de una noche excepcional, el pueblo vuelve poco a poco a la normalidad y, gracias a los equipos de emergencia, no debemos lamentar víctimas ni daños materiales importantes ".
Parece que el peligro en Colera y Portbou ya ha pasado y los esfuerzos de los bomberos se centran ahora en frenar el flanco derecho del incendio, para que, después de quemar en Garbet, no llegue a Llançà, donde ya se han confinado los vecinos de la zona del puerto, ni al Cap de Creus. Desde las playas del sur de Llançà no se ven llamas, sólo ruidos de helicópteros y algunos rastros de humo que, de momento, no parecen amenazadores.