"Un poquito de optimismo" con la reapertura de algunos comercios: "Ya habéis abierto, 'bro'! ¡Tiene tacos?"
Una decena de locales de Benetússer vuelven a estar operativos después de una semana sacando barro
BenetusserEn algunos de los municipios afectados por la DANA no se ha podido salvar un solo comercio. Los bajos de todos los edificios, fueran viviendas, inmobiliarias o supermercados, están llenos de barro, y el trabajo ahora es echarlo todo a la calle para después empezar a limpiar. Esto significa que desde el martes de la semana pasada las decenas de miles de ciudadanos sólo se alimentan de la comida que llevan las ONG: macarrones, lasañas o lentejas en alcaparras de plástico, bocadillos y alguna pieza de fruta. También hay un café, muy malo, pero que en algunos tenderetes se puede corregir con un poco de ron. El trabajo de los voluntarios que reparten los alimentos es titánico y ha permitido que la gente afectada no pase hambre. Pero después de una semana los vecinos echan de menos hervir una patata. Tan sencillo y tan complicado. Sólo con este contexto se puede entender la sorpresa de los vecinos de Benetússer cuando han comprobado que, una semana después de las lluvias, un pequeño supermercado ya estaba abierto. Quizás no del todo limpio, pero al menos sin barro.
"He venido a comprar patatas, para hacer algo hervida, y una lechuga para hacer una ensalada", decía Milagros Salcedo. El dueño del supermercado, Ali, abrió el martes por la tarde. "No quería dejar a los vecinos sin comida", dice contento después de haber estado una semana limpiando sin descanso. Ha bajado los precios de los productos y algunos incluso los regala. A Alberto, por ejemplo, un chico que ha venido caminando desde Valencia para recoger comida y llevarla hasta una amiga que tiene en Catarroja, no le ha cobrado ni un céntimo por una bolsa llena de fruta, con una jugosa piña incluida.
Un poco más allá está el único local de restauración abierto en kilómetros a la redonda. Es la pizzería Toni, un local en el que nunca entraría a comer un italiano, pero que, en el contexto actual, es una auténtica maravilla. "Ya ha abierto, bro! ¿Tiene tacos?", pregunta un adolescente. Cuando oye la respuesta afirmativa, parece el chico más feliz del mundo. "Aquí entró menos agua porque los cristales son muy fuertes. Esto antes era un banco", explica el dueño de la pizzería, que se hace llamar Rambo.
"Creo que da alegría"
También hace especial ilusión ver el quiosco, aunque no tenga ni un solo diario. "Ya me han dicho que tardarán en llegar", explica resignado José Moncholí, que pese a vender diarios en papel tendrá que leer sus declaraciones desde la versión digital. "Hoy es el primer día que abro. Creo que da alegría a los vecinos, un poquito de optimismo. Ayuda un poquito y esa es la intención", dice.
En este municipio de 15.800 habitantes, el pasado 29 de octubre la DANA también entró con toda la fuerza y estropeó todos los locales. De hecho, la zona más perjudicada es, precisamente, la parte en la que se concentran más comercios, según explica Javier González, agente de desarrollo local del municipio. "Estaba todo devastado", dice. La maquinaria pesada, la única que puede retirar los vehículos y muebles de la calle, no llegó hasta el viernes, pero su trabajo "se ha notado mucho", añade.
Fruto de este trabajo, ya han podido abrir estos primeros comercios del municipio, en torno a una decena en total, aunque "los suministros no llegan del todo" y quedan muchas estanterías por llenar. Y también mucha burocracia, según Bernabé Martínez, el dueño de una administración de lotería que también pudo reabrir el miércoles. "Ahora tenemos otro problema importante. ¿Qué pasa con los décimos que nos venían a los bares y restaurantes de la zona? ¿Se les llevó el agua? Hay mucho dinero en el aire, ahora mismo", dice, mientras s acerca un agente de la policía para comprar un décimo.