¿Puedo contagiarme de covid a pesar de haberme vacunado?

La vacuna es excelente para proteger de la enfermedad grave pero siempre que se haya recibido la segunda dosis

BarcelonaLas vacunas contra el covid son efectivas. Lo demuestran los más de 3.290 millones de dosis administradas en el mundo, pero también el cambio de paradigma que se vive en Catalunya desde hace unas semanas. A pesar de la explosión descontrolada de nuevas infecciones, sobre todo entre las personas más jóvenes, las hospitalizaciones y las defunciones se han desvinculado de la curva de contagios. A diferencia de otras oleadas, la transmisión desbocada de la quinta oleada no se está traduciendo ni en un aumento masivo de los ingresos ni de las muertes, a pesar de que sí se está registrando un repunte de atenciones en las urgencias entre los más jóvenes de 30 años y algunos enfermos también están llegando a las unidades de cuidados intensivos (UCI), sobre todo personas de entre 40 y 69 años.

El factor diferenciador son las vacunas. Las complicaciones por covid se asocian eminentemente a la edad: cuanto más edad se tenga, más riesgo hay de sufrirlas. En Catalunya la población de más de 70 años está muy vacunada (dos dosis) desde hace meses y los casos entre esta población son generalmente anecdóticos y leves. En cambio, otras franjas de edad vulnerables siguen con la inmunización a medias (de los 30 a los 69 años) y el resto prácticamente no la ha empezado (más jóvenes de 29 años) y, por lo tanto, están más expuestos al virus y a sus consecuencias.

Siete meses después de que empezara la campaña de vacunación ya se ven los efectos protectores de la vacuna. Ahora bien, ¿funcionan igual las vacunas para todo el mundo? ¿Es posible contagiarse cuando ya se está vacunado? ¿Las vacunas previenen las infecciones o solo protegen ante la enfermedad grave?

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1. Las vacunas no inmunizan a todo el mundo

Las vacunas contra el covid han demostrado una efectividad superior al 90%, pero ninguna es infalible. Se estima que aproximadamente un 10% de las personas que se vacunan no desarrollan la inmunidad deseada, independientemente de la vacuna que se les administre.

Esta problemática se asocia a la edad, sobre todo entre los mayores de 65 años, que normalmente tienen un sistema inmunitario más debilitado, y a las enfermedades graves, como por ejemplo personas con cáncer o que están inmunodeprimidas (es decir, que nacieron con un sistema inmunitario inexistente o defectuoso o han recibido terapias que les han destruido las defensas). Algunas de estas personas tienen riesgo de enfermar si se exponen al virus y se contagian, incluso si se han vacunado, y por eso no es descartable que pueda haber casos graves o que alguna de estas personas vacunadas llegue a morir.

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Estos problemas de cobertura no son específicos de la vacuna contra el covid. La de la gripe, por ejemplo, funciona solo entre la mitad de los vacunados, pero a pesar de poderse contagiar no suelen hacer cuadros graves porque la vacuna siempre les confiere algún grado de protección. Lo mismo pasa con otras vacunas muy integradas en los programas de inmunización, como la de la poliomielitis, que tiene un 99% de eficacia y a pesar de ser muy buena hay margen para la no-inmunización; la de las paperas (88%); la de la tos ferina (85%), o la de la hepatitis B (90%).

2. Los vacunados también se pueden contagiar

Existen casos de coronavirus entre personas vacunadas, pero la gran mayoría quedan protegidas contra la enfermedad o cuando menos contra sus formas más graves. En Catalunya un 0,2% de los inmunizados se han contagiado después de recibir la primera dosis y un 0,12% después de la segunda, y según el departamento de Salud suelen ser casos leves.

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Dada la velocidad de propagación del virus actual (cada positivo está generando, como mínimo, tres infecciones nuevas) y el predominio de la variante delta –que sería más de un 50% más contagiosa que la británica–, es probable que esta cifra pueda aumentar en los próximos días.

3. La inmunidad no es automática

Las vacunas no tienen un efecto directo e inmediato sobre el sistema inmunitario, sino que lo estimulan de manera indirecta. En las pautas de doble dosis, la primera suele denominarse de memoria, porque tiene un efecto limitado y los anticuerpos bajan a medida que pasa el tiempo, mientras que la segunda recibe el nombre de refuerzo, porque hace que estas defensas vuelvan a subir y que se estabilicen en niveles más elevados durante un periodo de tiempo.

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La protección más elevada con Pfizer se obtiene 7 días después de la segunda dosis, con Moderna hace falta que pasen 14 días desde la segunda dosis y con AstraZeneca 28. Con Janssen, la única vacuna monodosis contra el covid, la máxima protección se logra al cabo de 14 días de administrarla.

4. La segunda dosis evita casos graves

Actualmente una primera dosis de la vacuna protege entre un 32% y un 38% a la hora de sufrir síntomas en caso de contagio, un 10% menos que cuando la variante hegemónica era la británica, según los estudios hechos por el departamento de Salud del Reino Unido. Con las dos dosis, en cambio, la protección se dispara hasta el 80%.

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En cambio, la efectividad contra las enfermedades graves y la hospitalización no se ve comprometida por la delta: con una dosis la vacuna ya aporta una protección del 80%, y con las dos dosis la cifra crece hasta el 96%. Por este motivo las autoridades sanitarias remarcan la importancia de tener las dos dosis en los intervalos de tiempos adecuados.

5. Los vacunados pueden transmitir el virus

Prevenir la infección y prevenir la enfermedad son cosas diferentes. Las vacunas fueron creadas y ensayadas para evitar la enfermedad, y su inoculación se asocia a la disminución de la carga viral y de la capacidad de transmisión, pero esto no significa que pueda parar las nuevas infecciones.

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Los inmunizados pueden infectarse y no saberlo (asintomáticos) o sufrir algunos síntomas leves, pero en los dos casos pueden ejercer de propagadores y contagiar a su entorno. El departamento de Salud asegura que con la variante británica se observó que la vacunación cortaba la propagación en un 50% de los casos en los domicilios de las personas vacunadas y, por lo tanto, que se producían menos infecciones, pero ahora, con la delta, todavía no hay datos.

6. Riesgo para los que han pasado la infección

Ya se sabe que la gran mayoría de las personas que han pasado la enfermedad desarrollan una inmunidad protectora, si bien todavía no se conoce su duración. Como mínimo se ha comprobado que se alarga seis meses, pero también hay estudios que señalan que podría durar ocho meses o incluso doce.

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En estos casos una sola dosis es suficiente para inducir una respuesta inmune igual o superior a la que se observa después de dos dosis en personas que no han pasado la enfermedad. La infección actúa como estímulo del sistema inmunitario y sirve de primera dosis, de manera que una inyección más ejercerá de refuerzo. Mientras esta vacuna no llega, puede pasar que la persona se vuelva a infectar.

7. Hacen falta medidas de prevención

Hasta que una gran parte de la población no esté vacunada contra el coronavirus –como mínimo el 70%–, las autoridades sanitarias insisten en que es fundamental seguir cumpliendo las medidas de prevención para evitar la propagación de la enfermedad, sobre todo para aquellas personas que a pesar de estar vacunadas no desarrollan inmunidad.

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Así, es importante vacunarse pero también seguir usando la mascarilla, sobre todo cuando se mezclan grupos burbuja; lavarse frecuentemente las manos; garantizar la distancia interpersonal; priorizar los espacios al aire libre o muy ventilados, y quedarse en casa en caso de tener síntomas compatibles con el covid (tos seca, fiebre durante tres días, dolor muscular, dolor de cabeza, diarrea, náuseas o vómitos, pérdida o disminución del olfato y el gusto), estar esperando el resultado de una prueba diagnóstica o ser contacto de un positivo.