Punto y final al curso más difícil en las aulas
Cambray anuncia "medidas adicionales" para paliar los efectos psicológicos de la pandemia entre alumnos y docentes
BarcelonaEl día que empezaba el curso 2020-21 en el ARA titulamos que era el más "difícil". Y ha sido así. La pandemia lo ha condicionado todo y la escuela no ha sido como la conocíamos hasta ahora: ha habido mascarillas, distancia, grupos burbuja, confinamientos, clases virtuales y extraescolares interrumpidas. Un curso de supervivencia para docentes y alumnos que se acaba este martes con la constatación de que, a pesar de las dificultades, las escuelas se han mantenido abiertas e, incluso en los peores momentos de la pandemia, el 95% de los alumnos han seguido yendo a clase.
"Esto es un éxito colectivo y de país. El sistema educativo ha estado a la altura", ha reivindicado el conseller de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray, en Catalunya Ràdio. Ahora en la conselleria ya preparan el curso que viene, que tendría que ser más tranquilo: los maestros y profesores ya estarán vacunados y quizás también los alumnos –si se aprueba la vacuna para los menores de 12 años, los alumnos se vacunarán en las escuelas–, los niños y niñas se podrán mezclar en el patio y, en función de cómo avance la pandemia, se podrían quitar las mascarillas, primero en el patio y quizás, más tarde, en el aula. Cambray ha asegurado, también, que se mantendrán "los mismos recursos adicionales" que se aprobaron para este curso, es decir, la contratación de 8.200 profesionales en los centros, y llegarán 250.000 ordenadores para los estudiantes de entre 5º de primaria y 2º de ESO.
Los sindicatos son más críticos con la gestión de la pandemia en los centros: aseguran que si los centros se han mantenido abiertos es gracias a la capacidad de adaptación de los alumnos y a los profesionales, que han puesto en riesgo su salud, y reprochan a la conselleria que haya hecho "una mínima inversión en un curso que requería muchos recursos", según ha dicho la portavoz de Ustec-Stes, Iolanda Segura, a Europa Press. En este sentido, las organizaciones sindicales critican que la pandemia no haya servido para reducir ratios, sino que haya evidenciado "carencias estructurales del sistema educativo", según la Intersindical.
De hecho, los docentes alertan de las "bajadas pedagógicas" debido al covid-19, especialmente en los centros vulnerables. Según CCOO, hay alumnos que no han acabado los contenidos fijados en el currículum, pero en cambio habrán aprendido "otras cosas de la vida", como gestionar la incertidumbre o la paciencia o valorar más la salud y la naturaleza. Las familias también son conscientes de este riesgo. Desde la Federació d'Associacions de Pares i Mares d'Escoles Lliures de Catalunya (Fapel), Josep Manuel Prats ha dicho que temen que los niños no hayan adquirido todos los conocimientos que les correspondían. Las familias también critican que no hayan tenido acceso a los centros. "Les escuelas no pueden ser lugares cerrados, se tiene que recuperar la socialización", ha manifestado la presidenta de las Associacions Federadas de Famílies d'Alumnes de Catalunya, la Affac, Belén Tascón, a la ACN. El departamento de Educación ya ha confirmado que las familias podrán entrar de nuevo a los centros para hacer reuniones presenciales si lo quieren las direcciones.
Ahora bien, una de las cuestiones que más preocupa en el sector es el desgaste psicológico entre alumnos y docentes y cómo la salud mental se resentirá de las restricciones e incertidumbres derivadas de la pandemia. Cambray se ha comprometido a desplegar "mesures adicionales" para paliar los efectos psicológicos del covid-19, a pesar de que no ha concretado qué recursos o decisiones se están trabajando.