Más allá de Rubiales: conductas que también son acoso en el trabajo
El 17% de las situaciones las protagonizan un compañero de trabajo o un superior y la mayoría de víctimas son mujeres
BarcelonaEn la mayoría de empresas la escena del presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, dando un beso no consentido a la futbolista Jennifer Hermoso habría terminado con una sanción o un despido. Aunque el gesto de Rubiales puede considerarse un caso extremo, el secretario de política institucional de UGT en Catalunya, Carlos de Pablo, lo tiene muy claro: "Este episodio es una constatación de lo que ocurre todos los días en mayor o menor medida en muchas empresas".
La afirmación del representante sindical no es infundada. El 40% de las mujeres del Estado han sufrido algún episodio de acoso sexual durante su vida, y en el 17% de los casos el acosador ha sido un hombre de su entorno laboral, según la última Macroencuesta de Violencia contra la Mujer del ministerio de Igualdad. La misma problemática también la evidencia la primera encuesta mundial sobre violencia y acoso en el trabajo, que publicó la Organización Internacional del Trabajo a finales de 2022: uno de cada cinco trabajadores ha sufrido algún tipo de acoso laboral, de los cuales un 6% fueron víctimas de acoso sexual en el trabajo (el equivalente a 205 millones de trabajadores) y la mayoría eran mujeres. Aunque estos datos son contundentes, solo reflejan una pequeña parte de la realidad: "Es muy difícil de cuantificar, y si nos dieran una cifra oficial no me la creería porque hay mucho miedo a explicarlo", critica la presidenta de la Fundación Internacional de la Mujer Emprendedora (FIDEM), Joana Amat. En el mismo sentido se lamenta la responsable de violencia machista de CCOO, Elena Olías: "Por desgracia estamos muy acostumbradas y, aunque cada vez somos más conscientes de ello, muchos comportamientos sexuales no deseados siguen sin denunciarse". Los motivos son diversos, pero uno de los predominantes es todavía la falta de conocimiento sobre qué conductas, a priori cotidianas, pueden considerarse acoso sexual.
Más allá de situaciones tan evidentes como el beso forzado de Rubiales a Hermoso, el Protocolo para la Prevención y Abordaje del Acoso Sexual elaborado por el Consejo de Relaciones Laborales de Catalunya define con claridad algunas de las acciones que son susceptibles de ser consideradas una conducta de acoso sexual. Sin embargo, el documento, en el que también han participado UGT, CCOO, PIMEC y Foment del Treball, advierte de que estos son solo algunos ejemplos. "Las conductas con connotaciones sexuales incluyen un abanico de comportamientos muy amplio y abarcan desde acciones aparentemente inocuas o que son una vulneración de la privacidad hasta acciones que son manifiestamente graves y constituyen por sí mismas delito penal", recuerdan.
Verbal
- Difundir rumores, preguntar o contar cosas sobre la vida sexual y las preferencias sexuales de una persona.
- Hacer comentarios o bromas sexuales obscenas.
- Hacer comentarios groseros sobre el cuerpo o la apariencia física.
- Ofrecer o presionar para concretar citas comprometidas o participar en actividades lúdicas no deseadas.
- Hacer demandas de favores sexuales.
No verbal
- Miradas lascivas al cuerpo.
- Gestos obscenos.
- Uso de gráficos, viñetas, dibujos, fotografías o imágenes de Internet de contenido sexualmente explícito.
- Cartas, notas o mensajes de correo electrónico de contenido sexual de carácter ofensivo.
Físico
- Acercamiento físico excesivo.
- Arrinconar o buscar deliberadamente quedarse a solas con la persona de forma innecesaria.
- El contacto físico deliberado y no solicitado (pellizcar, tocar, masajes no deseados).
- Tocar intencionadamente o accidentalmente las partes sexuales del cuerpo.
Muchas empresas, sin protocolo
Por ahora hay dos leyes (la 17/2015, de 21 de julio, de igualdad efectiva entre mujeres y hombres, y la 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres) que obligan a las empresas a disponer de un protocolo para la prevención y abordaje del acoso sexual. Aunque el incumplimiento de esta obligación puede acarrear sanciones, todavía hay muchas empresas que no cumplen la ley. Según explica la responsable de violencia machista de CCOO, "el año pasado, solo durante los tres meses previos al Día Internacional para la Erradicación de la Violencia hacia las Mujeres recogimos 21 denuncias de empresas de Catalunya que no cumplían la norma".
A esta falta de protocolo hay que añadir un obstáculo más: según los representantes de UGT y CCOO, en general las empresas que tienen un protocolo actúan cuando se detecta un caso, pero muchas veces el problema son las dificultades para reconocer que se está produciendo una situación de acoso. "Sigue habiendo una resistencia cultural y social a la hora de aceptar que una conducta de este tipo es acoso sexual y en muchas ocasiones todavía se pone en duda la versión de la víctima", lamenta De Pablo. Y Olías insiste: "Hay comportamientos que no son tan evidentes y que una vez alguien se decide a denunciarlos son muy difíciles de demostrar". Olías también alerta de que el miedo a denunciar por posibles represalias o por cómo puede cambiar el trato con sus compañeros también es uno de los factores que hacen que no se denuncien los casos hasta que no llegan a ser muy graves. "Es un tema de pedagogía. La mujer entra ya en un trabajo con una condición donde se acepta que son tocables, que se puede hacer lo que se quiera con ellas. Por muchos planes de igualdad que haya, eso es muy difícil de denunciar sin un ambiente que te proteja, porque todo el mundo teme perder el puesto de trabajo", advierte la presidenta de Fidem.
En cuanto a los perfiles relacionados con las situaciones de acoso sexual en el trabajo, la responsable de CCOO explica que, aunque son comportamientos que se viven a diario, en el caso de las víctimas predomina el perfil de mujer que trabaja en un trabajo aislado y no tiene contacto con los compañeros, como puede ser una trabajadora del hogar o una profesional dedicada a la atención domiciliaria. En cambio, no existe un perfil concreto de acosador. "A veces puede ser un jefe que aprovecha su superioridad, pero también hay muchos casos en los que el acosador es igual o compañero de menor rango profesional". De hecho, según la última Macroencuesta de Violencia contra la Mujer del ministerio de Igualdad, en un 6,5% de los casos de acoso sexual el autor era un jefe o un supervisor, mientras que en el 12,5% de las situaciones el acosador era otra persona del trabajo.