Salud

Aumento imparable de las infecciones de transmisión sexual en Europa

El uso excesivo de los antibióticos ya provoca cepas resistentes y obliga a repensar los tratamientos

BarcelonaMáximo histórico de infecciones de transmisión sexual (ITS) en Europa, con una expansión más rápida y más clara de la gonorrea y la sífilis. Hace una década que las notificaciones crecen "significativamente" en toda la región, según una serie de cuatro estudios liderados por los centros de investigación sobre el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) e ITS del campus Can Ruti y publicados en The Lancet. Un aumento que se da de forma heterogénea. Los territorios del norte (Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Reino Unido) y el oeste (Bélgica, Suiza y Holanda) tienen unas tasas de diagnóstico más elevadas; por encima de los 300 casos por cada 100.000 habitantes en el caso de la clamidia, por encima de los 40 en el de la gonorrea y de los 15 en el de la sífilis. España forma parte del grupo de países del sur y es el segundo de la zona, por detrás de Malta, que registraría los valores más elevados: 38 casos por cada 100.000 habitantes de clamidia; 22 de gonorrea y 10 de sífilis.

El pico de incidencia de ITS se registró en 2019. En 2020, por la pandemia, se produjo un descenso moderado de las notificaciones, pero los investigadores plantean que sólo se infradiagnosticaron los casos asintomáticos. Los últimos datos que se han reportado en el Centro Europeo de Control y Prevención de Enfermedades (ECDC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), los de 2021, confirman que el peso de las ITS en el cómputo de enfermedades de cada región sigue siendo muy grande. Año tras año, se baten récords de casos y aparecen nuevos retos o se agravan los conocidos. Por ejemplo, el diagnóstico tardío del VIH o la gonorrea multirresistente. En este caso, destaca el descubrimiento de muestras de gonorrea resistentes al tratamiento de primera línea con cefalosporinas, que se suma ahora a los índices de resistencia a otros fármacos como los macrólidos (como la azitromicina) y las fluoroquinolonas.

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El estudio ha sido coordinado por la Fundación Lucha contra las Infecciones y el Hospital Universitario Germans Trias i Pujol, en colaboración con el Instituto de Investigación del Sida (IrsiCaixa) y el Centro de Estudios Epidemiológicos sobre las Infecciones de Transmisión Sexual y el VIH/Sida de Catalunya (Ceeiscat). Los autores achacan este estallido de contagios a una combinación de factores biológicos, de comportamiento sexual, de conexiones sociales y de barreras estructurales. Las personas transgénero, las trabajadoras sexuales y los hombres que tienen sexo con hombres son colectivos que han experimentado más claramente este aumento de casos, pero también son la población que más test se realizan.

Un ejemplo son los usuarios de la píldora que evita la infección del VIH –profilaxis preexposición (PrEP)–, que implica un seguimiento rutinario de las ITS, y están sobrerrepresentados en los resultados. También la población desplazada (migrantes y refugiados) son un colectivo en riesgo, ya que tienen más arrecifes a la hora de acceder a los servicios de salud y prevención. Pero las ITS no son un problema de salud pública sólo de unos pocos colectivos ni los contagios (a menudo asintomáticos) entienden de preferencias sexuales. La clamidia, por ejemplo, afecta sobre todo a mujeres y hombres heterosexuales.

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Resistencia a los antibióticos

El análisis señala que desde 2012 ha habido un descenso en el ritmo de notificación de los casos de clamidia, que es la más frecuente entre adolescentes y adultos jóvenes –un 60% tienen entre 15 y 24 años–, pasando de una tasa de 89 a 96 casos por cada 100.000 habitantes. Por el contrario, las cifras de gonorrea se han duplicado de los 6 casos a los 14. Dos tercios de los afectados tienen entre 15 y 34 años. En cuanto a la sífilis, que tiene un impacto grave si no se detecta, se da sobre todo entre los mayores de 35 años y también ha aumentado, pasando de una tasa de 5 a 7 casos por cada 100.000 habitantes.

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Para interpretar las diferencias regionales, es necesario tener en cuenta la potencia de los sistemas de vigilancia epidemiológica y el acceso a técnicas de detección más sofisticadas y al alcance de la población de cada país. A modo de ejemplo, existe un enorme infradiagnóstico del linfogranuloma venere. En Europa se detectaron unos 3.000 casos en el 2019 y el 87% de ellos les reportaron sólo cuatro países: Francia, Holanda, España y Reino Unido.

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Los expertos remarcan la necesidad de nuevos enfoques, como pruebas de diagnóstico rápido para reducir el uso excesivo de antibióticos en los casos en los que la infección no está confirmada, pruebas moleculares para identificar patógenos resistentes a los medicamentos y reutilizar antibióticos antiguos para el tratamiento de las ITS. El análisis concluye que es positivo realizar cribados de VIH y sífilis, ya que ambas causan infecciones sistémicas graves y respuestas serológicas detectables, así como para la gonorrea y la clamidia, porque reduce la prevalencia y la gravedad de la infección. "Aun así, también hay evidencias crecientes de daños del cribado que pueden superar los beneficios, como el aumento del consumo de antimicrobianos después del cribado frecuente", explican.

La detección de la gonorrea y la clamidia entre usuarios de la PrEP provoca un consumo de antibióticos que supera entre cinco y nueve veces los umbrales de dosis que inducen a la resistencia. Esto también puede causar toxicidades en el microbioma y, como consecuencia, alterar a la comunidad de microorganismos que viven en el organismo y desprotegerlo contra las ITS. “En ausencia de síntomas, la detección frecuente en poblaciones de alta prevalencia debería limitarse al VIH y la sífilis”, afirma el análisis.

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El estudio también apunta diferencias en el tratamiento en función del país. "Aunque la PrEP se ha aprobado e implementado en 38 de los 53 países de la región, todavía existen retos, como el coste, las licencias limitadas y la adherencia incompleta", dicen. Los autores proponen a las autoridades adoptar la PrEP a demanda (durante los períodos de actividad sexual o cuando creas que estás más expuesto en el VIH). El cabotegravir, primer antirretroviral de acción prolongada, tiene el potencial de revolucionar la PrEP contra el VIH, puesto que se administra en forma de inyección cada dos meses en vez de una pastilla diaria. En cuanto a las vacunas, las que se dirigen contra la clamidia y la sífilis se encuentran en la fase inicial de desarrollo, y la del herpesvirus y la gonorrea todavía se están investigando en ensayos clínicos.