Salud

La lucha contra el Alzheimer entra en una nueva era

Un estudio con participación catalana repasa los avances más destacados, como los primeros tratamientos y las nuevas pruebas diagnósticas

Barcelona"En los próximos cinco años la forma en que tratamos al Alzheimer puede cambiar completamente. Debemos ser cautelosos, sí, pero también somos optimistas", asegura Juan Fortea, director de la unidad de memoria del servicio de neurología del Hospital de la Santa Cruz y Sant Pau. En las últimas tres décadas, el pronóstico de los enfermos prácticamente no ha mejorado, pero se han realizado avances significativos que ahora abren sus puertas a una etapa de esperanza para los pacientes y sus familias. La llegada de los primeros tratamientos que ralentizan la progresión de los síntomas y la eficacia de las nuevas pruebas diagnósticas, que con un simple análisis de sangre permiten anticipar la aparición y el curso de la enfermedad, sientan las bases de una revolución contra el Alzheimer. Ahora un grupo internacional de 40 expertos, entre ellos el investigador catalán, han advertido en una publicación en The Lancet que estas mejoras deben ir acompañadas de cambios urgentes para desbloquear todo su potencial y conseguir un cambio de paradigma real en la lucha contra la enfermedad.

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En Europa ya se han aprobado los dos medicamentos que han demostrado retrasar la progresión del Alzheimer, Leqembi y Kisunla, pero el camino ha estado lleno de idas y venidas. En ambos casos, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, en inglés) desestimó su autorización cuando realizó la primera revisión, pero finalmente les ha acabado recomendando para un grupo de pacientes concreto y sólo podrán tomarlo aquellas personas con una copia o ninguna de un gen llamado APOE4. Ahora los estados miembros están negociando con la compañía farmacéutica la comercialización del primer fármaco (algunos como Alemania ya lo están administrando a sus pacientes) y la previsión es que las negociaciones del segundo empiecen en cuanto reciba el aval definitivo de la Comisión Europea. Eso sí, mientras que en los países europeos se ha estado dilatando la llegada de los fármacos, en otras partes del mundo hace tiempo que se administran y los expertos advierten que ese retraso tendrá consecuencias.

"Europa ya ha perdido dos años, y eso no sale gratis. Estos cambios no podemos frenarlos, ahora tenemos que decidir si seguimos envolviendo la madeja o nos ponemos a trabajar", espeta Fortea, que junto a sus colegas reclama una reforma urgente de los sistemas sanitarios para desplegar estos medicamentos. Cuando alguien toma uno de estos fármacos debe realizarse pruebas complementarias, como resonancias magnéticas, y visitar especialistas con regularidad, por lo que deben dimensionarse hospitales y centros sanitarios de acuerdo con las necesidades de los pacientes. Esto significa hacer seguimiento de más enfermos, realizar más pruebas y contratar a más profesionales para asumir el incremento de actividad. Los países que la han aprobado ya están realizando esta transformación, mientras que en Europa no, y la distancia entre unos y otros es cada vez mayor. "El riesgo de inequidad es altísimo", insiste Fortea.

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Albert Lleó, director del servicio de neurología del Hospital de Sant Pau, añade que es necesario desplegar circuitos de detección entre la atención primaria y los hospitales para detectar a las personas con Alzheimer en fases iniciales de la enfermedad, cuando el pronóstico es mejor y tienen más posibilidades de ser candidatas a recibir alguno de ellos. A su juicio, esto también exige mejorar la sensibilización que existe actualmente sobre el Alzheimer entre los profesionales sanitarios. "Hay profesionales que piensan que la demencia senil forma parte del envejecimiento o que el diagnóstico no es importante, porque no hay nada que hacer. Esto también ocurría hace 40 años con el cáncer, que los médicos no informaban del diagnóstico a los pacientes, y mira ahora. Creemos que con el Alzheimer también pasará, pero estamos en el principio", asegura Lleó.

Eficacia similar a otros medicamentos

El Alzheimer se caracteriza por la agregación inusual dentro y fuera de las neuronas de un péptido (un fragmento de proteína) llamado beta amiloide y de la proteína conocida como tabla. No se sabe por qué ocurre, pero muy probablemente esto es lo que hace que las células se estropeen y el cerebro se atrofie poco a poco. El lecanemab y el donanemab, ambas propiedades que utilizan el Leqembi y el Kisunla respectivamente, son anticuerpos que atacan las placas de la proteína beta amiloide y van dirigidos a personas que tienen síntomas tempranos de la enfermedad, como el deterioro cognitivo leve y la demencia leve, así como la presencia de la ceremonia. Según varios estudios, el lecanemab ralentiza el deterioro cognitivo de las personas con Alzheimer en un 27% y el donanemab hasta en un 35%.

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En este estudio, los expertos han comparado la eficacia de estos tratamientos con otros medicamentos y aseguran que tanto el Leqembi como el Kisunla pueden frenar la progresión de la enfermedad de Alzheimer hasta un nivel comparable a la eficacia de otras estrategias terapéuticas y el cáncer. múltiplo. Eso sí, hay que tener en cuenta que no todo el mundo puede beneficiarse de los nuevos fármacos contra el Alzheimer, ya que sólo han demostrado beneficios para aquellas personas en fases iniciales de la enfermedad, por lo que los autores también admiten que estas comparaciones "deben tratarse con cautela".

A pesar de estos niveles de efectividad, los autores creen que los "elevados costes de la medicación, los requisitos complejos de pruebas y la falta de recursos dejan atrás a los pacientes de Alzheimer". Por eso, piden una acción global coordinada para que los avances científicos en el campo de la enfermedad de Alzheimer vayan acompañados de reformas sanitarias, económicas y sociales. El autor principal de la publicación y profesor de la Universidad de Ginebra, Giovanni Frisoni, sostiene que un esfuerzo social concentrado en esta dirección permitirá a los pacientes actuales y futuros "beneficiarse plenamente del potencial de los avances científicos y tecnológicos" que se han gestado en los últimos 30 años.

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