Coronavirus

La mayoría de los afectados por covid persistente siguen enfermos dos años después

El Hospital Germans Trias i Pujol publica la revisión más exhaustiva del mundo sobre la evolución clínica de esta enfermedad

Ara
y Ara

BarcelonaSolo una minoría de los enfermos de covid persistente (el 7,6%) se recuperan dos años después de contagiarse. Más del 90% de los afectados siguen arrastrando, en mayor o menor medida, las invalidantes secuelas de la infección, según un estudio de la unidad de covid persistente del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona, el mayor de Catalunya y también de España. El centro ha hecho seguimiento de 341 pacientes de covid persistente (que llama long covid) y ha concluido que menos del 10% se han curado desde que se empezaron a visitar, en 2021. Se trata de la revisión más extensa y exhaustiva que se ha hecho en el mundo sobre la evolución clínica de la misma síndrome, que desencadena una gran diversidad de síntomas y patologías. El estudio, publicado este martes en la revista The Lancet Regional Health - Europe, también concluye que las mujeres y las personas con obesidad, antecedentes de enfermedades autoinmunes o fibromialgia tienen más riesgo de sufrir covid persistente y menos posibilidades de recuperarse completamente.

Desde 2020, en todo el Estado, miles de personas sufren esta enfermedad, que provoca un descalabro físico y cognitivo intenso y recurrente. A menudo, las secuelas fuerzan a los enfermos a renunciar al trabajo (algunos, directamente, han sido despedidos) o a trabajar en malas condiciones de salud, dejar de conducir o limitar su vida privada. La mayoría se contagiaron en la primera ola de covid y, por eso, el alcance de este trastorno incapacitante todavía se desconoce: se estima que entre un 5% y un 10% de las personas que se infectan continúan, a largo plazo, sufriendo una amplia variedad de síntomas.

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El estudio se ha realizado a partir de los datos de 548 personas que superaron el covid hace más de dos años. De estas, 341 desarrollaron covid persistente. Los síntomas más habituales son la fatiga (que afecta a más del 70% de los enfermos), la dificultad respiratoria (55%), el dolor de cabeza (45%), el dolor muscular y articular (más del 40%) y los trastornos neurocognitivos tales como dificultad para concentrarse o pérdida de memoria (40%). Otros síntomas habituales son los trastornos del olfato y el gusto, la taquicardia, los problemas gastrointestinales (diarreas o dolores abdominales) y cutáneos (caída del cabello o erupciones).

“Es esencial definir y entender este síndrome para identificar estrategias de prevención, diagnóstico y tratamiento que ayuden a los afectados”, explica la coordinadora de la unidad, Lourdes Mateu. Sin embargo, de momento las esperanzas de recuperarse del todo son bajas. "Y mientras la transmisión de covid continúe, se continuarán acumulando casos de covid persistente”, alerta el jefe del servicio de enfermedades infecciosas del Hospital Germans Trias i Pujol e investigador principal de IrsiCaixa, Roger Paredes.

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Más riesgo en mujeres que en hombres

El estudio, llevado a cabo por el Germans Trias, la Fundación Lucha contra las Infecciones y el Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa –centro impulsado por la Fundación La Caixa–, también es relevante porque, por primera vez, señala cuáles son los factores médicos y socioeconómicos que se asocian al riesgo de desarrollar y recuperarse de la enfermedad. Aunque ahora se atienden menos casos nuevos que hace año y medio, todavía hay un goteo de pacientes.

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Según este informe, casi todos los recuperados son hombres que tenían pocos síntomas, con la fatiga como afectación principal, durante una media de once meses; que necesitaron cuidados intensivos o que perdieron el olfato o el gusto. Por el contrario, las personas con trastornos cognitivos, como dificultades para concentrarse; problemas respiratorios, como dificultades para respirar; taquicardias o dolores musculares crónicos tienen menos posibilidad de recuperarse completamente.

"Esta es una enfermedad todavía poco comprendida, pero es real y causa un gran impacto en el conjunto de pacientes y la sociedad. Hay que combinar una atención clínica empática y de máxima calidad humana con una investigación rigurosa que nos permita encontrar mejores herramientas diagnósticas y tratamientos efectivos", afirma la experta, que pide una mayor coordinación entre los hospitales y la atención primaria.