BarcelonaLa experiencia personal con su hija llevó a Toti Baches –montadora leridana instalada en Hamburgo– a replantearse su propia relación con la menstruación. El resultado es el documental Red cunt,reconsidering periods ('Coño rojo, reconsiderando los periodos'), que mezcla animaciones –hechas por estudiantes de Barcelona y Dresde– y entrevistas para romper tabúes alrededor de la regla. El film, que se puede ver en los Cines Girona de Barcelona, es el primero de una trilogía y lo seguirá Hot cunt, reconsidering pleasure, sobre la masturbación femenina, y Silver cunt, reconsidering climaterium, que hablará sobre la menopausia. Baches ha salido adelante el documental sin financiación pública porque en todas las puertas a las que llamó le dijeron que la menstruación no interesaba. No importa que la tenga casi la mitad de la población.
¿Por qué un documental sobre la menstruación? ¿De dónde surge la idea?
— La idea vino porque cuando me tocó explicarle a mi hija qué era la regla no fui capaz de decirle nada positivo. Solo me salía decirle: "Es un palo y te vendrá cada mes durante 40 años" y lo encontré muy triste. Y busqué proyectos que fueran más positivos y descubrí un abanico de personas e iniciativas que luchan contra el tabú de la regla. En la primera escena de la película, la protagonista, Isabel, va a la pediatra con su madre y la pediatra le dice que pronto le vendrá la regla, que prepare compresas y tampones, y le recomienda esconderlas en el fondo de la mochila. A Isabel esto la sorprende mucho: "¿Por qué tengo que esconder las compresas?" Y esta escena es real, nos pasó a mi hija y a mí. Y a mí se me cayó la cara de vergüenza porque no me sorprendió lo que dijo la pediatra. Tenía interiorizados tantos tabúes que encontré normal que le dijera que las escondiera. Y aquello fue la chispa final que me hizo decidirme a hacer algo. Si no me cuestiono lo que pienso de la regla, se lo traspaso a ella y no cambiará nada.
Mi generación también tenía muy interiorizado esto de esconder las compresas y tampones. ¿Por qué continúa siendo un tabú la regla?
— Parece mentira que todavía sea tabú, pero al patriarcado no le interesa que nosotros seamos conscientes del poder que tiene la menstruación. A la industria tampoco le interesa que haya productos sostenibles para la menstruación que duran diez años, como la copa menstrual. Es complicado acabar con el tabú porque hay muchos intereses y muchos grupos a los que interesa que el tabú se mantenga.
Una muestra de este tabú es que no encontraste financiación para hacer este documental.
— Me dijeron que el tema no era bastante interesante para el cine y que era un tema que no pertenecía al espacio público. Esto me lo dijo un hombre. Me habría gustado mostrar cómo se vive la menstruación en otras culturas, por ejemplo, pero no pude por falta de presupuesto.
Nosotras mismas hemos interiorizado vergüenza hacia la menstruación. ¿Crees que esto puede cambiar en las nuevas generaciones?
— Está cambiando mucho, por suerte. Y son las niñas las que educan a sus padres. Y, sobre todo, tiene que cambiar el entorno. Nuestras niñas, nuestras personas menstruantes jóvenes lo llevan muy bien, pero los chicos no. Ellos también tienen que saber qué es un tampón y respetarlo. Tenemos que educar a nuestros niños en la menstruación.
¿Falta educación menstrual en las escuelas?
— Sí. Lo que yo conozco son las escuelas de Hamburgo –donde vivo– y el día que en la clase de mi hija hablaron de la regla lo hicieron cuando estaban las niñas solas. En la clase de educación sexual estaban todos juntos y al hablar de este tema los separaron. Esto lo considero parte del tabú y el primer paso sería explicarlo a todos porque interesa a los niños y las niñas. O que las madres, por ejemplo, no escondan los productos menstruales en el lavabo. La educación sexual también es un tema que trato en el documental. Los profesores de biología tienen que saber qué forma tiene un clítoris e ir a clase con un espejo para enseñar a las chicas a mirarse.
¿Te ha sorprendido la crispación que ha generado en algunos sectores la baja menstrual que se acaba de aprobar en España?
— Lo que no me sorprende son los hombres que dan su opinión y no son conscientes de que no nos interesa. En Alemania no existe esta medida, pero sí que se ha reducido el IVA de los productos menstruales. Pero cuando han explicado allí esta ley lo han denominado "las vacaciones menstruales". No han entendido nada. Esta ley puede servir para reconocer a todas las personas que durante años han ido a trabajar con dolor y es muy necesaria, pero no es una victoria, es un primer paso. Ahora tenemos que conseguir que el diagnóstico de endometriosis no se atrase tanto, por ejemplo. Que no nos receten la píldora anticonceptiva para cualquier malestar. Que haya más investigación. La regla no tendría que hacer daño. La ley es necesaria, pero tenemos que ir a la raíz del problema y no a paliar síntomas.
La publicidad también ha vendido una idea equivocada de la menstruación.
— Volvemos a la concepción neoliberal de los cuerpos menstruantes. La publicidad transmite que la regla es sucia y huele mal y, si usas los productos menstruales, estarás limpia y podrás rendir en el trabajo. Hasta el año 2000 no había habido ninguna revolución en los productos menstruales y ahora existe la copa menstrual, las braguitas menstruales... y las mujeres estamos receptivas. Para mí descubrir la copa supuso un cambio radical en mi concepción de la menstruación. Cuando me sacaba un tampón era como sacarme un desecho de dentro de mi cuerpo y con la copa revalorizé la regla. Esta reconciliación con la regla es un proceso muy íntimo que cada mujer tiene en su momento y con sus experiencias. Por eso hice esta película, porque quiero que a mi hija esto le pase mucho antes, y no a los 40 años, como mí. Hay que reconciliarse con la regla.
¿Qué se puede hacer para que la regla deje de ser tabú?
— Tenemos que establecer diálogos entre nosotros y con nuestros hermanos, padres, tíos y abuelos. Y ver más empatía. Que cuando les hablemos de la regla la respuesta no sea: "Eso es cosa de mujeres, ya te apañarás con tu madre". Muchos hombres me han dado las gracias por el documental y me han dicho que hay muchas cosas que no sabían.
¿Qué te ha sorprendido o que has aprendido haciendo este documental?
— De todo. Aprendí muchísimas cosas. Me sorprendió mucho el testimonio de Ian, un chico menstruante, lo encontré muy valiente. Con su testimonio quería romper con el binarismo de género, es muy importante que personas jóvenes como él encuentren referentes. También me sorprendió mucho el taller de vulva watching [mirarse la vulva] que mostramos en el documental, nunca me habría imaginado que una de las participantes no se hubiera mirado nunca.