Abusos a menores

"Con seis años me decía que tenía que hacer lo que él quisiera": hablan las víctimas del pederasta confeso de Barberà

La defensa solicita la nulidad del juicio al considerar que se han vulnerado los derechos del acusado

El juicio al pederasta confeso de Barberà del Vallès, Xavier Padial, ha colgado de un hilo. Un error judicial ha estado a punto de provocar que todas las declaraciones practicadas durante la primera jornada en la Audiencia de Barcelona no sirvieran de nada y tuviera que volver a juzgarse en otro tribunal. Finalmente, los magistrados han decidido proseguir y durante la segunda jornada se ha visualizado la declaración que hizo una de las dos víctimas, la que aún es menor, como prueba preconstituida: la niña ha relatado los abusos que sufrió desde que tenía seis años. También han declarado dos hombres que habían quedado para mantener relaciones sexuales con Laura, la otra víctima: testigos claves para acreditar lo que Padial niega, que él indujo a su prima, que tenía menos de 15 años, a prostituirse.

"Es la primera noche que he dormido bien en seis años", explicaba antes de entrar en la Audiencia de Barcelona la madre de Laura. Que su hija se enfrentara ayer, rodeada de amigas y familiares, a su agresor ha servido de liberación. Sin embargo, este miércoles la chica tendrá que declarar. Será la tercera jornada de un juicio por el que la acusación particular, que lleva el abogado penalista Ángel Aso, pide a Padial hasta 15 años por un abuso sexual continuado con penetración, 12 años por introducción a la prostitución de una menor y 9 años por la elaboración de material pornográfico, aparte de un año por posesión de pornografía infantil. Esto con respecto a una de las víctimas, por la segunda se solicitan 12 años por los abusos sexuales y 9 por la elaboración de material pornográfico. El acusado, que el lunes reconoció ser un pederasta, estuvo menos de dos meses en prisión preventiva cuando le detuvieron, en el 2019.

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La segunda jornada ha acabado con la declaración de la segunda víctima, también prima del acusado. Relató que con "seis años" él, a cambio de dejarla jugar con una tableta electrónica, le decía que "debía hacer lo que él quisiera". La niña explicó los abusos que sufrió y remarcó que cuando Padial abusaba sexualmente podía irse, pero que no lo hacía porque tenía "miedo" de su primo, que le chantajeaba para poder llevar a cabo las agresiones.

Clientes

Posteriormente, han pasado por delante del tribunal varios amigos de Laura que han explicado cómo en enero del 2019 descubrieron que ella se estaba prostituyendo. Y aseguraron que Padial fue quien la llevó a uno de los encuentros sexuales con un cliente. Precisamente, aportaron su testimonio dos personas que habían quedado con la chica para mantener relaciones sexuales. Unos encuentros que se concertaban a través de portales de anuncios en los que se ofrecían los servicios sexuales de una chica de 18 años aunque, en realidad, se trataba de una menor. Uno de los testigos ha sido el de un joven que mantuvo relaciones sexuales con la víctima, en presencia de Padial, en el verano del 2017, cuando Laura tenía 15 años. Fue sin pagar, aunque el acusado le pidió repetidamente dinero al chico. "Era él quien llevaba la voz cantante, ella estaba callada y acataba órdenes de él. La preparó y me dijo «ya puedes»", ha relatado el joven, que ha añadido que detectó a una chica "sumisa" y vió cosas "extrañas" en la relación que mantenían.

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Impugnación

La defensa pedirá la nulidad del juicio al considerar que se ha vulnerado de forma "muy grave" el derecho a defensa del acusado. Lo fundamentan en que una de las víctimas, Laura, estuvo presente durante la primera jornada. En principio, la chica no debía declarar, porque se había aceptado que sirviera como prueba preconstituida su declaración inicial, cuando se destapó el caso. Hubo un defecto de forma a la hora de comunicarlo y como la joven decidió que quería presenciar el juicio, la defensa de Padial pidió su nulidad. Se agarró al hecho que una víctima o un testigo no puede estar presente en un juicio, para no contaminar su declaración con los relatos del resto de testigos, hasta que declara. El tribunal, sin embargo, ha decidido continuar con la sesión, ya que en varias sentencias del Supremo con "supuestos similares" a los que se juzgan "no se ha considerado como viciado el testimonio de la víctima" pese a estar "presente en el juicio".

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Horas antes de la primera jornada, el acusado intentó llegar a un acuerdo de conformidad para rebajar la pena: admitía las agresiones a cambio de 12 años de cárcel y 90.000 y 30.000 euros de indemnizaciones respectivamente. Una propuesta que Laura y la Fiscalía rechazaron. Ya dentro de la sala, Padial admitió ser un pederasta: aceptó que durante años había abusado sexualmente, con penetraciones, de Laura y de otra prima. En cambio, negó que indujera a la joven prima a la prostitución y que convirtiera los encuentros sexuales que ella tenía con terceros en material pornográfico.

Por su parte, los responsables del informe pericial psicológico a ambas víctimas aseguraron que los testimonios eran compatibles con la vivencia vivida y que se descartaba la "hipótesis de la fabulación".

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