Los 'skaters' desafían al Ayuntamiento de Barcelona a ritmo de billete de 50 euros
Pese a que se había denegado el permiso para realizar una competición, los organizadores han hecho un concurso de saltos detrás del Macba
BarcelonaCada vez que uno skater daba un buen salto y el público le aclamaba, uno de los organizadores se sacaba un billete de 50 euros y le daba en medio de la euforia de la gente. Esta tarde se celebró en la plaza Joan Coromines de Barcelona un concurso de saltos, con un premio total de 10.000 euros, sin el permiso del Ayuntamiento de Barcelona. El distrito de Ciutat Vella, conocedor de los problemas de ruido que provoca un evento de este tipo para los vecinos del Raval, denegó la autorización a los organizadores y se lo comunicó. Sin embargo, la competición se ha desarrollado sin problemas y bajo la atenta mirada de una patrulla de agentes de la Guardia Urbana.
Ante el Macba, la postal era la de cualquier sábado por la tarde. Skaters probando su pericia, algunos móviles para inmortalizar las acrobacias y mucha cerveza y humo mientras los chasquidos de las ruedas retronaban sobre el asfalto. A pocos metros, justo al otro lado del museo, los decibelios se disparaban mucho más. Cientos de personas se reunían en uno de los extremos de la Universidad Ramon Llull, en la plaza Joan Coromines. Los organizadores, con el micrófono en la mano y casi siempre en inglés, iban dando indicaciones a los competidores que se atrevían a saltar los tres escalones gigantes, de cerca de metro y medio de altura, convertidos en escenario del concurso. Con una cámara profesional grababan los saltos, mientras uno de ellos, con camisa florida ancha y gorra –como marcan los cánones–, se iba sacando billetes de 50 euros para premiar a las mejores filigranas sobre ruedas. Incluso un chico sin piernas se ha llevado uno después de volar los tres escalones y aterrizar perfectamente sobre el pavimento. A las 19 h, más de 300 personas animaban la fiesta, muchas de ellas con patinete, gorra y ropa ancha. En poco más de 30 minutos se repartieron 150 euros y se rompió por la mitad un monopatín.
Este tipo de competiciones, que se repiten periódicamente en el centro de Barcelona, provocan problemas de ruido a los vecinos de la zona, sobre todo a las personas que viven en las calles de Ferlandina y Joaquín Costa. "Son una tortura para los vecinos: altavoces, saltos, golpes y gritos como un estadio. Los gritos hacen subir el sonómetro por encima de los 80 decibelios", se quejaba un vecino.